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‘Playboy’: 60 años entre conejitas

Un grupo de conejitas Playboy en 2003 (Gtresonline).

Pocos iconos hay tan globales como Playboy. Puede que no hayan tenido nunca un ejemplar de la revista en sus manos, o que ni siquiera hubiesen nacido cuando se lanzó el primer número, pero tanto su marca, como su fundador y su mítico conejito han sobrevivido al paso del tiempo, convirtiéndose en el sinónimo absoluto de la lujuria.

Poco podía imaginar aquel joven Hugh Hefner cuando decidió fundar su propia publicación que sesenta años después seguiríamos hablando de Playboy como uno de los principales referentes a nivel mundial -el primer número de la revista no está indexado, pues Hefner pensaba que no llegaría a sacar un segundo-. Pero Playboy no es solo una revista, es un imperio, es una forma de entender la vida. “La filosofía de Playboy está muy, muy conectada con el sueño americano”, ha declarado Hefner, “es la filosofía con la que he crecido. Libertad personal, libertad política y libertad económica, con un claro énfasis en la personal. Hacer lo que queramos con nuestras mentes y nuestros cuerpos y cualquier cosa que intente limitarlo, sea el Estado o la Iglesia, va en contra de lo que la sociedad americana debe ser”.

Según Hefner, lo que ha hecho popular a Playboy no son las mujeres desnudas, pues éstas también están en otras revistas, sino su particular punto de vista. “Desde el primer momento quise transmitir la idea de que el sexo no era el enemigo. El póster central no era más que una forma de decir que el sexo está bien, que es algo natural. Fue una auténtica revolución en el pensamiento americano”.

La marca Playboy ha sabido rodearse de un ambiente que ha contribuido a convertirla en un objeto de deseo.

Por sus páginas han desfilado las mujeres más deseadas del mundo, desde las chicas corrientes de los primeros números -las famosas girls next door, las vecinas ideales para compartir rellano-, hasta las 13 portadas de Pamela Anderson, el récord de la revista. A través de sus 60 años de historia, Playboy ha ido evolucionando hacia un prototipo de mujer extremadamente voluptuosa, la fantasía sexual a la que aspira todo hombre, o al menos esa es la idea que nos han querido transmitir.

Fiestas en la mansión

La marca Playboy ha sabido rodearse de un ambiente que ha contribuido a convertirla en un objeto de deseo, con sus fiestas exclusivas en la Mansión Playboy, sus conejitas correteando por las habitaciones y un Hefner siempre atento con sus invitados, mientras fuma en pipa y les recibe en batín. Todo un símbolo del lujo que ha estado a punto de desaparecer en los últimos años. En 2008 la crisis llegó a las instalaciones de Playboy, obligando a Hefner a vender una propiedad anexa a la famosa villa para poder pagar parte de las deudas -provenientes de la bajada de las ventas, pero sobre todo de malas inversiones en casinos-.

La dirección de Playboy se planteó cerrar la revista y vender la mansión, pero Scott Flanders, el hombre que Hefner reclutó para salvar la compañía, se negó rotundamente. “Mis dos primeras decisiones fueron que tanto la revista como la mansión eran los puntos clave para mantener la relevancia de la marca en el futuro”, ha declarado Flanders: “Queremos mantener el estilo de vida que la marca ha representado tanto a través de los contenidos en papel y digitales, como de las experiencias que transmitimos, incluidas las fiestas en la Mansión”.

La primera chica Playboy de la historia fue Marilyn, aunque realmente nunca llegó a posar para la publicación. Hefner recogió una sesión que hizo la actriz para un calendario y que nunca se había llegado a publicar. La revista se agotó en pocas semanas. Desde entonces, modelos, actrices y cantantes han posado ligeras de ropa -y coincidiendo, normalmente, con la promoción de alguno de sus trabajos-. Sharon Stone, Daryl Hannah, Ursula Andress, Raquel Welch, una jovencísima Drew Barrimore o Kim Basinger, entre otras muchas, han ocupado algunas de las portadas más míticas de la revista.

Algunos posados resultan sorprendentes, como los de Joan Collins, Dolly Parton o Barbra Streisand.

Otras, como Uma Thurman, que vio como publicaban su robado en topless, o Jessica Alba, que apareció en la revista sin su consentimiento, no han estado tan encantadas con ser chicas Playboy -Alba, de hecho, demandó a la revista pero reculó cuando Hefner le prometió que donaría todos los beneficios de las ventas a una organización caritativa-.

La desaparecida Farrah Fawcett también fue una de las estrellas de Playboy, ocupando diversas portadas durante más de veinte años. Más sorprendentes resultan otros posados, al menos desde el punto de vista actual, como el de Joan Collins, Dolly Parton o Barbra Streisand. Aunque contando que hasta Marge Simpson se ha desnudado para Playboy, todo puede ser posible.

Ascenso y caída de Anna Nicole

Pero además de las celebrities, Playboy ha sabido crear sus propias estrellas. Las famosas playmates, las chicas que aparecen en el póster central de cada número, son casi una marca de la casa. La primera playmate de la historia fue Marilyn -aunque en ese momento todavía no se había acuñado el término playmate-, de la misma forma que también lo fueron Jayne Mansfield, Bettie Page o Pamela Anderson, pero si hay una playmate que consiguió saltar al estrellato fue Anna Nicole Smith.

Tras ser elegida como playmate del año en 1993 -es el propio Hefner el que la elige cada año-, Smith pasó de ser una desconocida bailarina de striptease a relevar a Claudia Schiffer en la campaña de los vaqueros Guess, pero su fama aumentó exponencialmente con su polémico matrimonio con el multimillonario J. Howard Marshall, de 89 años, su maternidad y su fallecimiento cuando estaba a punto de cumplir 40 años. Ahora la incógnita no es quién ocupará la portada del número especial del 60 aniversario -honor que ha recaído en la modelo Kate Moss-, sino cuánta vitalidad le queda a Hugh Hefner, a sus 87 años, para mantener un imperio que descansa casi totalmente sobre sus hombros. ¿Tendremos Playboy cuando Hefner desaparezca? Esperemos que todavía quede mucho para eso.

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