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Películas con muñecas hinchables que prueban lo solos que estamos

Escena de Air Doll.

Pues bien, el cine, como gran catalizador de estos problemas, ha sabido inventárselas para reflejar de un modo u otro la necesidad que tenemos de cariño, la escasa falta de iniciativa a la hora de establecer relaciones interpersonales y las obsesiones a las que uno llega por culpa de la soledad. Hoy hacemos un repaso por las películas en las que la muñeca hinchable se convierte en la compañera ideal. No siempre se trata de un maniquí físico, pues en las últimas décadas asistimos a una proliferación de muñecas virtuales y sistemas operativos femeninos o masculinos. Todo ello es muy moderno, pero igual de engorroso, pues al fin y al cabo estas “nuevas parejas” no vienen a sustituir a una persona real.

‘No es bueno que el hombre esté solo’ y ‘Tamaño Natural’: dos ejemplos españoles

En España encontramos dos películas con un planteamiento similar: No es bueno que el hombre esté solo y Tamaño natural. La primera es un filme dirigido por Pedro Olea, en 1973, que narra la solitaria vida de un hombre perturbado (José Luis López Vázquez) que guarda un oscuro secreto: vive con una muñeca a la que trata como si fuera su esposa. El maniquí sustituye a aquella persona real que anhela el personaje, que es incapaz de poder mantener una relación con una mujer de verdad. La cinta no obtuvo demasiado reconocimiento aunque es destacable la interpretación de José Luis López Vázquez, mostrando la decadencia de un hombre atormentado y solo.

 Tamaño natural (1974), dirigida por Luis García Berlanga, también plantea la necesidad de sustituir a alguien real a través de la figura del maniquí, pero en este caso es la monotonía de la vida rutinaria, la de un matrimonio ajado, la que conduce a la búsqueda de un aliciente extra. El protagonista del filme, Michel, es un dentista con una vida marital prácticamente rota, y que comete infidelidades continuamente, hasta que un día se enamora de un maniquí. Berlanga recrea un universo delirante en torno a la figura de la muñeca, por el que pululan diversos personajes de lo más variopinto. El filme soluciona el conflicto con la muerte “simbólica” de la muñeca. 

 ‘Air-Doll’: la muñeca hinchable toma conciencia

También puede suceder que la muñeca hinchable tome conciencia de la banalidad de su “existencia” y de los sometimientos que está recibiendo por parte de su dueño solitario. Es lo que sucede en la película de Hirokazu Kore-eda, Air-Doll (2010). El director plantea una fábula a lo Pinocho en la que la muñeca descubre un día que tiene corazón y quiere vivir la vida más allá de la soledad de su dueño y sus deseos sexuales. Lo mejor es que, en ningún momento, el maniquí se vuelve humano, sino que conserva su aspecto de plástico incluso integrado en la sociedad.

‘Lars o una chica de verdad’: cuando quieres que tu familia conozca a tu novia-muñeca

Normalmente, el solitario siente vergüenza y lleva en la más estricta intimidad su vida junto a su muñeca hinchable. Sin embargo, en Lars o una chica de verdad (2007), una película independiente  de Craig Gillespie, con Ryan Gosling como protagonista, sucede todo lo contrario. Lars (Ryan Gosling), un chico tímido, que no soporta el contacto físico, presenta a su familia a su novia, que no es otra que Bianca, una muñeca hinchable que ha adquirido por Internet. La reacción de los familiares no se hace esperar y recomiendan a Lars que acuda al psicólogo. Precisamente, el proceso terapéutico resulta de lo más instructivo, pues lo que a simple vista es un problema individual de Lars, termina convirtiéndose en un juego colectivo de integración. Es decir, todo el pueblo termina aceptando a la novia-muñeca, y todos felices. Este es un claro ejemplo de soledad entendida, compartida e incluso aprobada por los demás.

 ‘Her’: cómo vivir una historia de amor con tu sistema operativo

Con las nuevas tecnologías, las relaciones son menos interpersonales, hay más comunicación pero apenas contacto físico. Spike Jonze construye en Her una emotiva historia de amor- ambientada en un futuro próximo- entre un escritor de cartas románticas para terceros (Joaquin Phoenix) y su nuevo sistema operativo creado para satisfacer las necesidades del usuario, con la voz grave y seductora de Scarlett Johansson. En este caso, no hay objeto físico o tangible, no hay muñeca a la que abrazar, pero sí hay una conciencia similar a la humana, con la que compartir, como le sucede al protagonista y que termina arañando el corazón del espectador, pues alienta la idea de que alguien tan maravilloso y compatible debería existir, y la realidad es que no. Son las conversaciones entre ambos las que construyen un universo comunicativo y sentimental tan potente que conmueve. 

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