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Orgía de sangre, sudor y otros fluidos en '300, el origen de un imperio'

Sullivan Stapleton y Eva Green, cabecillas armados de Grecia y Persia

El agua es el fluido más presente en '300, el origen de un imperio'. Sobre barcos guerreros se desarrollan alguna de las épicas batallas que libran la flota griega y sus limitados esquifes y la poderosa armada persa, que en esta ocasión -además del emperador-drag queen Jerjes- cuenta con el liderazgo de la bellísima Artemisa (Eva Green), uno de los grandes alicientes de la película por su papel de helena renegada y adoptada por los persas que vuelve a su madre patria con la noble intención de destruirla.

Abdominales muy marcados, sexo muy salvaje y un relato a medio camino entre la épica y la fantasía son los puntos fuertes de esta secuela, basada como la original en el comic de Frank Miller '300'. El argumento es en realidad muy sencillo: el abominable imperio centroasiático (en quien los ayatolás iraníes se vieron identificados en la anterior película e incluso emitieron quejas formales) pretende destruir con su tiranía a Grecia, un conjunto de polis libres y democráticas en las que los ciudadanos declaran su amor por la libertad y su intención de entregar hasta su última gota de sangre por la democracia. No hay duda, Grecia representa a Occidente, menor en número que los bárbaros asiáticos pero de cuyo lado está la pericia, la inteligencia y la verdad.

La película muestra una de las escenas de sexo más impactantes de los últimos tiempos, que enfrenta a dos imperios en una batalla placentera

Habiendo tantos tópicos manidos de por medio, es mucho mejor afrontar esta película como lo que es: un espectacular despliegue de efectos visuales bajo ritmo trepidante. La cinta se estrena este viernes, pero el jueves por la noche un grupo de afortunados (y un grupo más amplio de muy, muy frikis) acudieron al preestreno en el marco de la undécima Muestra de Cine Fantástico patrocinada por el canal Syfy (Universal), que una vez al año hace las delicias de los amantes del cine de terror y gore que pululan por Madrid.

Impactante sexo

Muchos fueron los momentos en que este público tan agradecido y fiel emitió sonidos guturales. Especialmente en la que es, desde luego, una de las escenas de sexo más impactante de los últimos tiempos, el que enfrentará a los dos imperios embarcados en una batalla placentera. Este es uno de los momentos más gloriosos de Temístocles (Sullivan Stapleton), que encarna al héroe ateniense y que, en general, no consigue hacer olvidar a Gerard Butler, el histórico rey Leónidas de Esparta que embaucó a toda una generación de espectadoras gracias a su barba de cromañón y su vientre de titanio. Temístocles no tiene ni una barba tan tupida ni un abdomen tan duro, ya que las mejores 'tabletas de chocolate' están reservadas para Esparta, que para eso son los protagonistas originales de la saga.

Por lo demás, unas gafas de 3D convirtieron el espectáculo en casi interactivo, con un espectador que salta en su silla ante el hachazo persa que acaba de recibir, o debe limpiarse la ropa después de ser cubierto por un chorro de sangre. La nueva de '300' no repite casi actores ni tampoco el director (Noam Murro sustituye a Zack Snyder). Sin embargo, el resultado, si exceptuamos un final abrupto y muy precipitado, es más que digno y no desmerece a su antecesora. Un trabajo honesto y coherente, que da al cinéfilo exactamente lo que venía buscando: músculos, sexo, gloria, sangre, vísceras, épica y acción.

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