Quantcast

España

Yolanda Díaz, el camino imposible para repetir un 15-M

El gran problema de la líder del espacio morado es que la entrada de Podemos en el Gobierno acabó con la épica de las plazas

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en Castronuño, Valladolid, el pasado 10 de febrero.
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en Castronuño, Valladolid, el pasado 10 de febrero. EUROPA PRESS

Yolanda Díaz trabaja para renovar el "entusiasmo" y la "esperanza" que eclosionó el 15 de mayo de 2011 en las plazas de España. La 'estrella' política de la izquierda y vicepresidenta segunda del Gobierno está convencida de que el grito de aquel país barrido por la crisis económica de 2008 e indignado con su clase dirigente aún resuena una década después.

"El 15-M fundó un nuevo tiempo para este país, impulsando una escucha activa de la democracia y sus procesos", valoró en Twitter ella misma en el décimo aniversario de la epopeya con la que se escribió la historia de Podemos. El problema es que España es otra diez años después. Y, sobre todo, que el desembarco morado en el Palacio de Invierno de La Moncloa acabó con la épica de las plazas.

El politólogo Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de la herramienta política que lideró Pablo Iglesias, lo analiza así en conversación con Vozpópuli: "El hecho de que Podemos entrara en el Gobierno de España enfría la capacidad de dar respuesta al enfado social, porque una política pública tiene menos épica que una protesta en la calle, aunque la política pública sea la que solventa los problemas".

Objetivo 'sorpasso'

Podemos fue después que la protesta en la calle. Y ahora Yolanda Díaz, catapultada al cielo por Iglesias, necesita escuchar a la calle para conectar con una mayoría social que vuelva a dar a su espacio político opciones de tratar al PSOE de tú a tú. El objetivo vuelve a ser 'sorpassar', que nadie lo olvide. Lo firma Podemos en su nueva hoja de ruta. Los socialistas son los eternos adversarios de todo lo que hay a la izquierda del puño y la rosa y que Díaz definió como "pequeño y marginal".

El reto de Yolanda Díaz es ímprobo porque el espíritu de la Puerta del Sol y de otras tantas plazas españolas, que se quedó a 300.000 votos de superar al PSOE, ya no existe. "Todo lo que viene del 15-M ya fue. Todos los que montamos Podemos, sus diferentes fracciones y escisiones, si no servimos para sumar, pues es mejor que nos vayamos a casa. Porque si nosotros llegamos a la política diciendo que teníamos que hacerla de manera diferente y al final nos aferramos a los cargos, y encima dificultamos sumar, estamos haciendo un flaco favor a la transformación", opina Monedero.

El ideólogo morado se refiere a la mutación por la que necesariamente debe transitar su partido si quiere sobrevivir. El sentir de la dirección es que Yolanda Díaz debe capitanear ese cambio. Pero a la titular de Trabajo le supera el "politiqueo" y parece dispuesta a abandonar el barco si el ruido interno la pone contra las cuerdas. "La antesala de todo gran cambio social siempre es una gran conversación. Creo que es muy relevante que se abra. El problema es que todavía no se ha abierto. Si se abriera, creo que los elementos que permiten pensar que las fuerzas a favor de cambios progresistas van a ser triunfadoras son muy altos", arguye Monedero.

(I_D) La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; la ministra de Igualdad, Irene Montero y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra
(I-D) La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; la ministra de Igualdad, Irene Montero y la ministra de Derechos Sociales, Ione BelarraEUROPA PRESS

A ese optimismo, sin embargo, le echa un jarro de agua fría el catedrático de Ciencia Política Fernando Vallespín: "Yolanda Díaz puede ofrecer y evitar que estos grupos [a la izquierda del PSOE] caigan del 10% de los votos. En España siempre hay entre un 10% y un 15% que vota a la izquierda de los socialistas. Lo que pasa es que Yolanda Díaz debería entrar en una coalición absolutamente libre de disputas y disensiones… cosa que no va ocurrir, como se está evidenciando".

En política, ejercer el liderazgo ensancha la espalda para recibir las puñaladas de los tuyos. Monedero lo sabe. Por eso, la anima a ir con pies de plomo y a tratar bien a los partidos que la sostienen: "Yolanda Díaz tiene todas las características para poder articular el frente amplio. Primero, porque es todo lo partido que es necesario que sea y es todo lo fuera de partido como es posible que sea. Ella aúna un doble equilibrio entre las dos cosas. Pero tiene que hilar muy fino y expresarlo muy fino para que de cara a los partidos no de la sensación de que los está despreciando y de cara a la ciudadanía no de la sensación de que es un partido más".

En verdad, más allá de las escaramuzas internas que pueden quebrar la voluntad de Yolanda Díaz, lo cierto es que tiene casi imposible reconectar con el país como lo hizo en su día Pablo Iglesias, porque tanto la pandemia como la guerra, las dos crisis que constituyen la condición de posibilidad para armar una nueva mayoría social, no están siendo el carburante ideal para Podemos, preso en el Gobierno.

Un problema de "expectativas"

El catedrático Fernando Vallespín explica: "Hoy, Podemos ha frustrado sus expectativas. Lo que le hizo fuerte fue que generó unas expectativas impresionantes de cambio político que se fueron erosionando. Empezó con las purgas de Errejón y de Bescansa… Luego los líderes se van a vivir a un chalé a Galapagar y, además, fueron incapaces de montar una estructura de partido. También fracasaron las convergencias territoriales. Y ahora les pesa su propio activismo dentro del Gobierno. Hasta el abandono del vicepresidente segundo cuando apenas había ejercido el cargo. Ahora la gente no sabe qué esperar de Podemos. Y la última ola ha sido su actitud ante la guerra".

"Los tiempos no son para andarse con frivolidades. Podemos ofrecía cuando nació un lugar utópico. Y las utopías están bien bajo condiciones de política normal, pero ahora de lo que se trata es de impedir males mayores. Estamos en una política que busca la supervivencia de lo básico. Y bajo esas condiciones los partidos tradicionales tienen mucho más que ganar. La gente ya ve como irresponsables a los nuevos partidos. Ahora no es un momento de experimentos, es de gestión dura", añade Vallespín.

No obstante, para Monedero, que el PSOE, el PP y Vox capitalicen el desconcierto es una pulsión reaccionaria: "Siempre todas las crisis tienen dos fuerzas: una es transformadora y otra es reaccionaria. Y sí que es verdad que puede abrirse una mayor conciencia por parte de gente que haga la lectura de la necesidad de lo público tras la pandemia, pero también puede darse una respuesta reaccionaria que lo que plantee es que hay que aprovechar el shock para alimentar las condiciones de privilegio de los ganadores. Si como ocurre en España, las fuerzas reaccionarias, además, tienen un apoyo radical mediático... Todo el que se dio a Cs se ha trasladado a Vox con un blanqueamiento que genera dificultades en el PP. Y justo cuando viene el moderado [Alberto Núñez Feijóo], el PP empieza a gobernar con Vox [en Castilla y León]".

Yolanda Díaz es la mejor candidata en el peor momentoVíctor Lapuente, catedrático de Ciencia Política

En efecto, según el también catedrático de Ciencia Política Víctor Lapuente, el malestar de los españoles no está alimentando a la izquierda radical, sino a la extrema derecha: "Yolanda Díaz es la mejor candidata en el peor momento. Pero su situación es complicada por la de Podemos, que no está bien. Los movimientos antisistema, como los antivacunas, y los partidos de ultraderecha son los que están captando el descontento. Y luchar contra eso es bastante complicado. Además, el votante de Podemos tiene, en gran parte, un nivel educativo alto y las cosas no le han ido tan mal. Ahora sufren más otros perfiles de votante. Puede ser que se canalice un cierto descontento hacia las tesis y las posiciones de Yolanda Díaz, pero no lo acabo de ver tan pronunciado".

¿Entonces, cuál es el 15-M del que puede beber Yolanda Díaz? "No siempre tiene que haber sucesos épicos o traumáticos para que exista la política. Pero sí es cierto que el fin del modelo neoliberal, de privatización, de individualismo… se ha visto fuertemente cuestionado. Primero por el 15-M. Y, después, por la covid, porque la posibilidad de solventar la crisis ha sido a través de lo público. Tanto los ERTES, como el salario mínimo y la vacunación han sido posible gracias a lo público… Creo que la articulación de la alternativa va a seguir bebiendo del fin del modelo neoliberal, que reclamará una agenda que ponga el acento en lo público", zanja el ideólogo de Podemos.

Y, claro, ahí Podemos chocará con su tope, el PSOE. "Está muy gastado el tema de las batallas culturales… feminismo, etc. Hace un par de años podía tener efecto, pero ahora mismo ese cartucho está quemado. Y no creo que nadie piense que por votar al PSOE se va a perder pie en esa lucha por la emancipación femenina o por el reconocimiento LGTBI. Y hay otro tema importante. Cuando pintan bastos, la gente busca un refugio seguro. Y eso es apostar por alguien con experiencia. Y aunque Yolanda Díaz trate de vender que no encaja en ese rasgo.. todo el mundo sabe que sus apoyos acabarán siendo al final los de Podemos, que son unos veletas", zanja Vallespín.

Que te quieran mucho y te voten poco

Yolanda Díaz, además, enfrenta otro problema. Es cierto que a la titular de Trabajo le sonríen las encuestas de valoración. Pero debería cuidarse, porque la demoscopia demuestra que reconocimiento no equivale a apoyo en las urnas. En eso incidió otra exfundadora de Podemos, Carolina Bescansa, en un artículo en Infolibre, al que remite ella misma cuando se le pregunta por el asunto.

Los liderazgos son tan antiguos como la propia política. Lo que es más reciente es que los líderes políticos —todos, tanto los grandes y duraderos como los cutres y efímeros— constituyan el tema preferido de la conversación política. La pregunta ‘cuánto influye el liderazgo en el voto’ sólo tiene una respuesta: depende. Mi impresión es que, sea una cosa o la otra, lo cierto es que esto empezó en verano con la vicepresidenta superando la valoración media del presidente y, apenas tres meses después, estamos hablando de la creación de una plataforma electoral en torno al liderazgo de Yolanda Díaz en unas elecciones generales. Con independencia de la potencial eficacia de la propuesta, hay un problema de fondo: la diferencia entre la valoración de los líderes y la intención de voto".

Creo en la fuerza de los liderazgos, pero conviene no confundirlo con la personalización de la políticaCarolina Bescansa, fundadora de Podemos

Bescansa se agarra a los datos para explicarse: "El margen con el que la valoración media de Yolanda Díaz supera la de Pedro Sánchez hoy es casi el mismo con el que la valoración media de Alfredo Pérez Rubalcaba (4.5) superaba la valoración media de Mariano Rajoy (4.4) en los prolegómenos de las elecciones generales de 2011. Y seguro que no hace falta recordar que en aquellos comicios el PP cosechó el segundo mayor éxito electoral de toda la historia de la democracia y M. Rajoy fue investido presidente con el respaldo de sus 186 diputados".

La también ideóloga morada explica el fenómeno: "¿Qué nos pasa? ¿Por qué no votamos a los líderes que más nos gustan? No hace falta ser un gran analista. Basta con repasar el cálculo sobre el que se construye una media aritmética. Sabemos que tendemos a atribuir puntuaciones más extremas (positivas o negativas) a aquellos líderes que nos caen mejor o peor. Y tendemos a consignar 1s o 10s a los líderes que consideramos que tienen mayor capacidad para incidir positiva o negativamente en el país. Así, con frecuencia, los líderes fuertes cosechan notas medias muy bajas porque son valorados con muchos 10s por los suyos (que difícilmente serán más del 20% de la población) y con muchos 1s por los votantes de otros partidos o los abstencionistas (que rondarán el 80% de la población). Así, con toda probabilidad su nota media será baja, pero ese indicador dice muy poco sobre las expectativas electorales de la formación que lidera. Creo en la fuerza de los liderazgos, pero conviene no confundirlo con la personalización de la política".

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.