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El yihadismo multiplica su actividad en redes para captar adeptos durante el confinamiento

La propaganda yihadista sobre el Covid-19

"Queridos hermanos y hermanas, cada guerra, absolutamente cada guerra, es un acto de injusticia y es malvado, con la excepción de luchar en el camino de Alá. Cada derramamiento de sangre es malvado, salvo esta excepción". Las 24 páginas del documento Iniciación en la yihad, con la bandera del Estado Islámico superpuesta en cada página, es en sí mismo una declaración de intenciones: trata de convencer al lector de que la causa yihadista no sólo es justa, sino que es necesaria para librar a la humanidad de los infieles.

Las redes sociales son los pilares que cimientan el llamado "califato virtual" que el Estado Islámico ha extendido a lo largo y ancho de todo el mundo. Y ante las circunstancias de confinamiento que se está viviendo en buena parte del planeta por culpa del coronavirus, la organización terrorista y otros grupos con fines similares han potenciado sus mensajes en el mundo virtual. El objetivo: seguir formando cantera, individuos radicalizados dispuestos a cumplir los propósitos terroristas bajo su bandera; y alimentar también a aquellos que ya forman parte de sus filas.

Con el confinamiento y la prohibición de aglomeraciones en buena parte del planeta, el terrorismo yihadista ha perdido uno de sus principales focos de radicalización. De acuerdo al informe Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M presentado en marzo de 2019 por el Real Instituto Elcano, sólo el 25,1% de los detenidos o fallecidos en España hasta 2017 había dado el salto al extremismo a través métodos estrictamente físicos -cara a cara con agentes radicalizadores-. El 25,1% lo había hecho por medios online y el 45,8% por vías mixtas.

Maquinaria en constante movimiento

La maquinaria yihadista necesita estar en permanente movimiento. Más aún tras las continuas derrotas militares que Daesh ha sufrido en sus principales bastiones de Siria e Irak. Por eso en estas circunstancias se lanzan al terreno virtual. Amaq y otras agencias de propaganda vinculadas directamente al Estado Islámico lanzan sus mensajes a través de las redes; también otros grupos con medios más rudimentarios, externos al grupo terrorista, que difunden sus proclamas radicales.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado trabajan en la persecución de estas proclamas, aunque la crisis del coronavirus ha obligado a destinar los recursos en otras actividades policiales: Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, insiste una y otra vez en que Guardia Civil y Policía Nacional persiguen bulos y desinformaciones en esta crisis sanitaria. Una actividad no exenta de polémica, después de que el Jefe del Estado Mayor del Instituto Armado afirmase que también se investigaban los mensajes contrarios al Ejecutivo.

Los datos

Polémicas aparte, la dirección de recursos en esta línea es el terreno propicio para que Estado Islámico y otros grupos terroristas recuperen su actividad en redes sociales. "La actividad es frenética y en las últimas semanas hemos visto como se han abierto miles de canales para difundir los mensajes radicales", detalla el investigador Carlos Seisdedos, responsable de ciberinteligencia de Internet Security Auditors. Y añade: "Reutilizan material audiovisual antiguo porque tienen muchas dificultades para grabar nuevas imágenes".

En España, "los canales en castellano piden más traductores para difundir los mensajes; a nivel mundial, curiosamente, se ha detectado un llamamiento masivo para perpetrar atentados en la India", afirma Seisdedos, quien sostiene la afirmación del crecimiento exponencial en Telegram en datos y estadísticas. En concreto, en los cierres de canales que ha efectuado la red social para evitar la difusión de mensajes radicales.

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El pasado mes de noviembre, Europol lanzó una operación masiva para cerrar miles de cuentas en Telegram que difundían mensajes ideados por -o afines- el Estado Islámico. Los propagandistas dieron entonces el salto a otras plataformas, como TamTam o Riot, pero en el último medio año los terroristas han recuperado su actividad en Telegram. Si entre noviembre y diciembre de 2019 se cerraron casi 100.000 canales de difusión, sólo en el último mes se han clausurado otros 56.000. Cifras que reflejan el ritmo de difusión a través de estas vías.

El yihadismo no quiere perder terreno. En el plano físico ya están logrando asentarse en algunas regiones de máxima prioridad para España, como el África subsahariana u Oriente medio. Ahora también pretenden mantener sus tentáculos en el plano virtual y captar a más adeptos para engrosar sus filas.

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