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Una veintena de etarras, pendientes del futuro de Maduro y del fin de su refugio en Venezuela

El etarra De Juana Chaos es una de los miembros más representativos de la colonia etarra en Venezuela

La presión internacional contra el líder bolivariano Nicolás Maduro tras la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela amenaza también el refugio etarra en ese país. Decenas de personas vinculadas a la banda encontraron un santuario bajo la protección del chavismo. Aunque lejos de las cifras de antaño, los expertos de la lucha antiterrorista consultados por Vozpópuli cifran aún en algo menos de una veintena la colonia de ETA que permanece en ese país.

Actualmente representan una tercera parte del medio centenar detectados en 2013 por las fuerzas de seguridad y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). En los últimos estertores de la actividad violenta de ETA los expertos aumentaron la vigilancia ante la sospecha de que la banda buscaba refuerzos entre los veteranos huidos y deportados en Sudamérica. Alguno llegó a reintegrarse en las estructuras de la organización criminal como Lorenzo Ayestarán, detenido en 2010 en Francia tras 20 años en el país caribeño.

El 'chivatazo' de Chávez 

El idilio entre el chavismo y ETA llevó a la colonia terrorista que se encontraba repartida por todo el continente a concentrarse principalmente en Venezuela. Esta historia está plagada de episodios que evidencian esa migración en busca de refugio coincidiendo con la bonanza económica de la mano del petróleo. En su libro ‘Valió la pena’ (Península, 2015), el exjefe del CNI, Jorge Dezcallar, desvela una de ellas.

Según relató, en 2002 se reunió con el presidente Hugo Chávez, al que le presentó un listado de seis etarras a los que habían localizado en Venezuela y que iban a ser detenidos al día siguiente. Cuando acudieron a sus domicilios para proceder al arresto, se habían marchado todos. Dezcallar acusa al régimen bolivariano de haberles alertado

El etarra Ayestarán, detenido en Francia tras 20 años en Venezuela

Hay casos con nombres y apellidos como el del sanguinario terrorista José Ignacio De Juana Chaos, reclamado aún por la Justicia por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo tras pasar casi dos décadas en prisión. 'El Mundo' le encontró en 2015 en la región de Chichiriviche donde regentaba una licorería con su mujer Irati Aranzabal. Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este periódico aún le ubican en ese país.

Otro caso que ilustra esta protección de las autoridades bolivarianas es el de Arturo Cubillas Fontán, investigado por la Audiencia Nacional por ejercer de nexo entre ETA y las FARC con el consentimiento del régimen venezolano. No sólo no fue entregado jamás a España, sino que trabajaba como funcionario para el Gobierno local.  En 2010 fue detenido en el aeropuerto de Lisboa el etarra Andoni Cengotitabengoa con un pasaporte mexicano falso cuando intentaba embarcar en el vuelo TP121 hacia Caracas.

Destino predilecto

Venezuela se convirtió en el destino predilecto también para los huidos en otros países de la región como México o Cuba. Sin el permiso de las autoridades cubanas, tres miembros de ETA que vivían refugiados en ese país se lanzaron en 2011 al mar en un velero con el objeto de alcanzar tierras venezolanas tras hacer escala en Haití. Encallaron en la isla de Los Roques y Venezuela los deportó de nuevo a Cuba.

Los etarras ‘balseros’ eran Elena Bárcena Argüelles, Javier Pérez Lekue y José Echarte Urbieta. Este último también era uno de los reclamados por España por la investigación sobre las FARC, pero Venezuela tampoco lo entregó. ETA no pudo rearmarse como pretendía y fruto de los golpes policiales acabó decretando el cese definitivo de la actividad criminal.

Sólo dos años después de aquel cese, el Gobierno de Mariano Rajoy anunció que no exigirían colaboración con la Justicia a los etarras huidos y deportados a los que ya no les quedasen causas pendientes al haber prescrito. Es el caso de muchos de los que estaban en Venezuela. Han sido muchos los que desde entonces han vuelto al País Vasco, principalmente desde Francia, pero también desde Sudamérica a instancias de los abogados del colectivo, que hicieron gestiones en los consulados para interesarse por la situación de los fugados.

Asier Guridi, "refugiado político"

La colonia de ETA en Venezuela fue la más influyente en el tramo final de la banda y llegó a emitir sus propios comunicados al margen de los que difundía la cúpula de la organización en Francia. Fue el caso tras la detención de Asier Guridi en 2013 cumpliendo una orden de Interpol. El colectivo emitió un texto en el que le pedía a Maduro que no se plegase a la estrategia represiva de España. Guridi concedió una entrevista hace tres meses todavía desde Venezuela y se presentaba como “refugiado político”.  

El origen de este destino está en el acuerdo alcanzado en mayo de 1989 tras frustrarse las conversaciones entre la banda y el Gobierno de Felipe González. El entonces líder del Ejecutivo llegó a un acuerdo con el entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez para acoger a miembros de ETA en su territorio.

Las fuentes consultadas indican que luego algunos de ellos llegaron pensando que les seguía la Policía española, otros huyeron al saberse buscados, también hay casos de fugados cuyos delitos ya han prescrito. En ocasiones, son tantos los años que llevan allí que han declinado regresar, aunque otros muchos han vuelto al País Vasco procedentes de una colonia que llegó a ser la más numerosa sólo después de Francia. El final del 'chavismo' también significaría para ellos el final a años de protección.

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