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España

El núcleo duro de Urkullu refuerza su poder pese a la entrada de Mendia en el Gobierno

Ortuzar, Urkullu y Mendia sellan el acuerdo de su coalición para gobernar el País Vasco.

El lehendakari, Íñigo Urkullu, mantiene su núcleo duro de poder. Si bien la principal novedad del Gobierno vasco para esta legislatura es la entrada como vicehelendakari de Idoia Mendia, líder del PSE, la realidad es que quienes deciden en el Ejecutivo autonómico siguen siendo los mismos. Casi sin novedad. Cambian de puestos, pero son los que llevan años al lado del jefe.

¿Quiénes son los verdaderos pretorianos de Urkullu que mandan entre bambalinas? Por un lado, están sus consejeros áulicos. Son cuatro personas que siempre están en la cocina de los temas importantes en la Lehendakaritza. Uno, acaso el más importante, es Txus Peña, que es casi un desconocido para el gran público pero que en realidad es algo así como el principal fontanero que lleva años y años cortando el bacalao del Gobierno vasco. El segundo es Jonan Fernández, recolocado ahora como responsable de la agenda 2030 tras años dedicado a las políticas de memoria. 

Aunque no suele aparecer en la foto, lo cierto es que Jesús María Peña ha trabajado en la Presidencia del Ejecutivo con los lehendakaris José Antonio Ardanza, Juan José Ibarretxe y el propio Urkullu. Treinta años en Ajuria Enea. Hace poco que Peña, que ocupa la Secretaría General de Presidencia, sí saltó a la luz pública porque trascendió que él lideró a la delegación del PNV precisamente en las negociaciones con el PSE para llegar a un acuerdo de gobierno. Y unos mese antes, ante la grave crisis desatada por el derrumbe del vertedero de Zaldibar, el jefe del Gobierno vasco recurrió a sus servicios como uno de los rostros de la gestión. 

Los asesores más cercanos

El caso de Jonan Fernández, ya explicado en este diario, es diferente. Se trata de una suerte de mano derecha en la sombra de Urkullu que llegó junto a él en 2012 y se fue ganando su confianza. Más allá del cargo que ejerza, ahora responsable de la agenda 2030, siempre está cerca del lehendakari. Completan este grupo de asesores más cercanos la secretaria de Acción Exterior, Marian Elorza, con amplia experiencia en la administración vasca, y la directora de Secretaría y Relaciones Institucionales, Miren Erezcano, que desde 2012 está en el cargo para ocuparse de las relaciones públicas de Urkullu. 

Los otros grandes apoyos del lehendakari son consejeros del Ejecutivo que dirige. Uno de los que más enteros ha ido ganando con el tiempo es Josu Erkoreka. Con larga trayectoria política, fue portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados durante dos legislaturas, desde 2004 hasta 2008. En 2012 se incorporó al Ejecutivo de Urkullu como consejero y, sobre todo, como portavoz.

Erkoreka gana peso

Erkoreka ha sido el rostro del gobierno autonómico durante dos legislaturas. Y ahora ha pasado a ser el vicehelendakari primero y ha asumido la gestión de Seguridad. Su sustituto nuevo portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria, es el hombre del Gobierno en asuntos mediáticos. No en vano, este filólogo de formación y periodista de vocación fue director de EITB y del periódico Deia. Pero quien realmente dirige la estrategia de comunicación de Urkullu es Iñaki Bernardo, director de Comunicación de la Lehendakaritza. En 2015 tuvo que dejar el cargo por una querella de UPyD pero luego volvió a su puesto. 

Por último, ni que decir tiene que en el seno del PNV el principal apoyo de Urkullu es el propio presidente, Andoni Ortuzar. Comparten generación de burukides (dirigentes peneuvistas) y su ya famoso tándem -uno lidera el partido y otro el Ejecutivo- parece tener cuerda al menos para otros cuatro años completos. No se entiende al uno sin el otro. La conexión entre Ajuria Enea y Sabin Etxea funciona como un reloj. 

Así las cosas, está por ver cuál va a ser el papel tanto de Mendia como de los otros dos consejeros del PSE en el Gobierno vasco, que son Iñaki Arriola (Planificación Territorial, Vivienda y Transportes) y Javier Hurtado (Turismo, Comercio y Consumo). Por ahora, parece que, como en la legislatura pasada, todo el peso político (y, por tanto, de las decisiones) sigue en manos de Urkullu y su grupo de pretorianos.

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