La Unión Europea votó el pasado martes su nuevo plan de eficiencia energética para edificios residenciales y no residenciales. Una normativa que se aplicará de igual manera a todos los países miembros, independientemente de su parque residencial y de su renta per cápita. Esto hará que en España, el 80% de los bloques de vecinos, especialmente los más antiguos, tengan que llevar a cabo una serie de reformas -pagadas con dinero de la propia comunidad- con tal de cumplir las nuevas exigencias comunitarias.
Esto provocará, según los críticos, una mayor desigualdad, ya que generalmente los pisos menos eficientes son los que se ubican en los barrios de menor renta, de tal manera que serán las familias de pocos recursos los que tendrán que enfrentarse a fuertes derramas para que su edificio cumpla con las exigencias climáticas que ha impuesto la Unión Europea.
Entre estas medidas, se impondrá la instalación de placas solares en todos los edificios residenciales antes del año 2029. Según la normativa aprobada por el Parlamento Europeo, los españoles, al igual que sus vecinos europeos, tendrán que instalar "a más tardar el 31 de diciembre de 2028" placas solares "en todos los edificios residenciales y aparcamientos cubiertos".
Por otro lado, Bruselas ha decretado que las viviendas eliminen las calderas de gas. Por ello, se llevarán a cabo "planes nacionales de eliminación progresiva del uso de combustibles fósiles en los edificios con vistas a una eliminación gradual prevista para 2035", aunque aquí la Unión Europea dará cierto margen a los países miembros, permitiéndoles que lleven a cabo estas medida "a más tardar en 2040" si demuestran que no son capaces de llegar a los objetivos para 2035. La calefacción o el agua caliente se obtendrá mediante la energía obtenida a través de las placas solares.
En el caso de los edificios de nueva construcción, Bruselas exigirá que sean 'cero emisiones' gracias a una buena "calidad ambiental interior". Toda la obra nueva que se comience a construir a partir de ahora, no podrá instalar calefacciones alimentadas por combustibles fósiles. Las calderas, para ellos, se acabaron, así como los calentadores de gas.
Además, se exigirá a los edificios poco eficientes que acometan obras. La Unión Europea exigirá que a partir de 2030, todos los edificios alcancen una eficiencia energética E, para después, a partir de 2033, obligar que todo edificio residencial tenga la calificación D. De esta manera, para la próxima década, los edificios menos eficientes (E, F y G) quedarán eliminados. Esto implica la reforma de más del 80% de los edificios y viviendas unifamiliares de nuestro país, ya que tan solo el 20% de las viviendas españolas tienen ya una calificación energética D o superior.
En los edificios de nueva construcción o aquellos que acometan una reforma en profundidad, se les exigirá la instalación "de dispositivos de medición y control para el seguimiento y la regulación de la calidad medioambiental a nivel de unidad pertinente". Esto quiere decir que los edificios tendrán que medir valores como CO2, temperatura, humedad e iluminación.
De hecho, a los edificios antiguos que decidan acometer una reforma profunda, como la renovación de las escaleras por su envejecimiento, se les exigirá también obras para cumplir con "unos requisitos mínimos de eficiencia energética". Por tanto, según señalan los críticos, un cambio importante en un portal podría traer consigo una serie de derramas no previstas. De esta forma, muchas comunidades optarán por no llevar a cabo modificaciones para no elevar el gasto hasta niveles difíciles de asumir, especialmente en barrios de rentas bajas que serán los más afectados por estos cambios.
Además, la Unión Europea exigirá que los edificios que sustituyan algún elemento de la envolvente de un edificio, lo hagan siguiendo criterios climáticos. Es decir, que si un edificio decide sustituir las ventanas o las puertas del portal, estas tendrán que cumplir unos requisitos mínimos desde el punto de vista de la eficiencia energética.
El objetivo de la Unión Europea es conseguir de manera gradual que en 2050, todas las viviendas de los países miembros sean cero emisiones. Por ello, estas primeras exigencias se implementarán a medida que las comunidades de vecinos vayan cumpliendo los objetivos impuestos desde Bruselas.