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"Teo pide media hora". Así fue la 'conjura del Luarqués' que cerró la era Casado

Dirigentes del PP, del Grupo Popular y diputados que impulsaron la candidatura de Casado en 2018 se reunieron en el mismo lugar para preparar la carta que precipitó el cese de Egea y el congreso extraordinario

Pablo Casado y Teodoro García Egea. // EFE

En 'El Luarqués' empezó y acabó todo. Este restaurante, a apenas tres minutos andando del Congreso de los Diputados, dio nombre a una generación de diputados que se convirtió en el núcleo duro de Pablo Casado antes y después de alcanzar la presidencia del PP. Algunos de ellos volvieron a reunirse allí el pasado lunes para preparar la carta que precipitó el fin de una era.

En pleno segundo mandato de Mariano Rajoy, un grupo de jóvenes diputados del PP, de edades entre los 35 y 40 años, empezó a convertir 'El Luarqués' en su particular cuartel general. Convocados por Guillermo Mariscal, allí se daban cita Belén Hoyo, Carlos Rojas, Ana Vázquez, Teodoro García Egea… y Pablo Casado.

Todos ellos conservan hoy escaño en el Congreso, pero la llamada 'generación del Luarqués' estaba integrada, también, por exparlamentarios como Jordi Roca, Alberto Herrero y Carlos Salvador que, al igual que el resto, fueron un apoyo clave para Pablo Casado en su carrera por hacerse con la presidencia del PP.

El grupo sufrió altas y bajas con la llegada de Casado a Génova y la doble convocatoria electoral de 2019. Dejaron de acudir al Luarqués aquellos que perdieron el escaño… y se incorporaron otros diputados de la máxima confianza del presidente nacional del PP, como Pablo Hispán, Mario Garcés, y Antonio González Terol.

Algunos de ellos, en la peor crisis del Partido Popular que se recuerda, decidieron volver a reunirse el pasado lunes, de nuevo, en El Luarqués, "en el reservado de siempre", para acabar con una "situación insostenible" que no solo estaba "machacando" al PP, sino también al propio Pablo Casado.

Un fin de semana de llamadas

Según ha podido confirmar Vozpópuli, a la reunión del Luarqués del pasado lunes acudieron, entre otros, Guillermo Mariscal, Pablo Hispán, Mario Garcés, Carlos Rojas y Sandra Moneo. Todos ellos, firmantes de la carta de la dirección del Grupo Parlamentario del Congreso que se hizo pública el martes, y que se gestó, precisamente, bajo el techo de este restaurante.

Antes de la 'conjura del Luarqués', sin embargo, hubo una serie de llamadas a Pablo Casado para tratar de convencerle de que cesara a Teodoro García Egea.

Si reconduces la situación con Ayuso, cesas a Egea y convocas los congresos regionales que faltan, aquí no ha pasado nada y llegamos todos al congreso ordinario de julio sin problemas

Al todavía presidente nacional del PP se le trasladó, el sábado, el mismo mensaje que ya había recibido por parte de importantes barones regionales: "Si reconduces la situación con Ayuso, cesas al secretario general, y convocas los congresos regionales que faltan, aquí no ha pasado nada y llegamos todos al congreso ordinario de julio sin problemas".

Casado, sin embargo, hizo oídos sordos a esos consejos. Con el anuncio, por parte de Génova, del cierre del expediente a Isabel Díaz Ayuso, confiaba en que la crisis llegaría a su fin. Así siguió pensando el domingo, a pesar de la multitudinaria manifestación en Génova y de las nuevas llamadas de advertencia de aquellos diputados que habían formado su guardia pretoriana.

En una conversación telefónica el domingo por la tarde, ya con el comité de dirección convocado para la mañana siguiente, Casado vuelve a escuchar casi lo mismo que el día anterior: "El único resquicio que te queda es llevar a esa reunión el cese de Teo en la mano".

La 'conjura del Luarqués'

Ese domingo ya hubo conversaciones entre algunos diputados que se dieron cita, al día siguiente, en 'El Luarqués'.
Los primeros parlamentarios llegaron al restaurante al mediodía, pero con el paso de las horas se fueron sumando más personas. Algunas de ellas, advierten las fuentes consultadas, "con las más altas responsabilidades".

La reunión, como el propio comité de dirección del PP, se alargó más allá de la hora de comer. De hecho, todavía continuaba cuando concluyó el cónclave de Génova, lo que permitió que algunos cargos nacionales del partido presentes en la sede nacional, como Belén Hoyo y Jaime de Olano, se trasladaran al restaurante.

Para entonces, tal y como relata a Vozpópuli uno de los asistentes a la cumbre del Luarqués, "ya nos habíamos enterado del enroque suicida de Teodoro García Egea, que se había pasado horas llamando a diputados y presidentes provinciales, para provocar una guerra en el partido".

Ante esa circunstancia, apunta otro diputado presente en el restaurante, "decidimos actuar" y poner en marcha la carta de la dirección del Grupo Parlamentario que vería la luz al día siguiente.

Se acordó que el escrito citara de forma expresa a Cuca Gamarra y Ana Pastor, presentes en la reunión del comité de dirección, pero que ninguna figurara en las firmas para "no dar sensación de venganza". Además, se decidió que, en la redacción del mismo, se destacara la gravedad del momento que atravesaba el partido y la necesidad urgente de convocar un congreso extraordinario y cesar al secretario general.

"Teo pide media hora"

En la mañana del martes, algunos de los diputados presentes el día anterior en 'El Luarqués' vivieron "los momentos más difíciles" de sus vidas, tal y como reconocen a Vozpópuli.

Antes de hacer pública la carta, los impulsores de la misma hacen un último intento de pacto con Pablo Casado: "Le decimos que si convoca el congreso y cesa a Teodoro el escrito no sale". Una persona muy próxima al presidente del PP les responde: "Esperad, que puede cesarle. Se ha ido al despacho de Teo".

Esperad, que puede cesarle. Se ha ido al despacho de Teo

A los cinco minutos de esa conversación, vuelve a telefonear esa persona que estaba junto a Pablo Casado. El mensaje que transmite es definitivo: "Teo pide media hora".

Fue entonces cuando los diputados del Luarqués deciden hacer pública la carta, pasadas las 12.15 de la mañana: "A la una de la tarde había reunión del Grupo Parlamentario. Teníamos claro que si esperábamos como pedía el secretario general, él acudiría al Congreso para intentar reventarla. Y no podíamos permitirlo".

"Era nuestra responsabilidad"

Lo ocurrido después de la publicación de la carta es de sobra conocido. Ese mismo día, Teodoro García Egea dimitió como secretario general y al día siguiente Pablo Casado convocó a los barones para pactar, tras casi cinco horas de una reunión que acabó ya en la madrugada del jueves, la convocatoria de un congreso extraordinario los días 2 y 3 de abril al que no se presentará para la reelección.

La presidencia de Casado durará hasta esa fecha, pero lo cierto es que su etapa se da ya por acabada. El aún líder nacional ya ha hablado con algunos de los diputados, integrantes de la 'generación del Luarqués', que firmaron la carta que lo precipitó todo. Con algunos de ellos, el mismo martes por la noche.

El sabor de todos ellos es agridulce. "Es verdad que en 'El Luarqués' empezamos una etapa que hemos acabado, pero también va a servir para comenzar una nueva", comenta uno. Otro, sin embargo, se muestra más dolido con todo lo ocurrido: "Se trata de un amigo, y es muy duro, pero había que asumir responsabilidades y es lo que hicimos".

Se trata de un amigo, y es muy duro, pero había que asumir responsabilidades y es lo que hicimos

La carta, añade un tercer diputado, "era la última bala y lo sabíamos", pero no hubo "otra salida". Sobre todo, tras las llamadas de García Egea para provocar todo un choque de trenes en la junta directiva nacional: "Teodoro intentó un juego de tronos, que no eran más que estrellas fugaces. Teníamos que evitar que una guerra acabara con el partido, y desde la lealtad y la firmeza actuamos".

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