España

El PSOE claudica ante Sánchez y guarda silencio tras el acuerdo con Puigdemont

La mayoría de dirigentes consultados creen que el partido gana, porque no está atado a ninguna línea roja y se "ha engañado" al expresidente catalán

Tension en varias federaciones del PSOE tras perder casi 40 diputados provinciales el 28-M
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un comité federal del PSOE. PSOE

Pedro Sánchez controla el PSOE con mano de hierro. El presidente en funciones no tiene un ápice de contestación interna. Nadie de peso en el partido alzó la voz este jueves contra el acuerdo al que Ferraz llegó con Junts para lograr los siete votos que, previsiblemente, harán al candidato socialista ser investido de nuevo pese a haber transgredido determinadas líneas rojas, como aceptar una figura internacional -un relator- que verifique y acompañe las negociaciones "entre partidos" para solventar el problema catalán; permitir que el secesionismo catalán proponga, por cauces constitucionales, la celebración de un referéndum de autodeterminación que no tiene cabida en la Carta Magna y aceptar el relato de un 'golpe' judicial contra el independentismo que permita investigar a jueces por el procés

Lo cierto es que la mayoría de dirigentes consultados creen que el partido sale ganando con el acuerdo, porque no está atado a ninguna línea roja y se "ha engañado" al expresidente catalán. "Le dejan poner palabras que él quiere (autodeterminación, impuestos...) y a continuación le ponen que el PSOE no lo va a hacer. Yo alucino", explica a este diario un barón autonómico. "Me parece un buen acuerdo en cuanto a su motivación y actitud", analiza un diputado que en su día tuvo importantes responsabilidades orgánicas.

No obstante, otras federaciones más críticas con la amnistía y con las conversaciones con Junts, como la castellano-manchega, insinúan que no les gusta el acuerdo y que se pronunciarán sobre él este mismo viernes. La aragonesa también guarda silencio. Hace tiempo que el PSOE se entregó a Sánchez por ser el único capaz de mantener al partido en el poder. Ejemplo de ello fue la entrega con la que el secretario general del PSdG-PSOE, Valentín González Fermoso, avaló al líder de los socialistas para tener éxito de cara a una investidura: "Pedro, haz lo que tengas que hacer", espetó en un mitin en septiembre.

El último comité federal del partido, celebrado el pasado 28 de octubre, fue un paseo militar para Sánchez.

Acuerdo PSOE - Junts by Vozpópuli on Scribd

Emiliano García Page se convirtió en la única voz, junto con la de Odón Elorza, que criticó ante la dirección socialista la medida de gracia pactada con los independentistas. El exdiputado vasco reprochó al presidente que "debía haber preparado un plan B ante una posible repetición electoral". Y cuestionó los costes de presente y futuro que le puede acarrear la amnistía al partido. Además, pidió una consulta con mayor debate previo dentro de Ferraz, cuyos militantes pueden votar desde este lunes y hasta el próximo sábado sobre el acuerdo de coalición con Sumar y con el resto de partidos sin haberse producido siquiera.

El candidato socialista a la investidura hace tiempo que impuso a su partido la amnistía, de la que ya en ese comité habló largo y tendido, y que justificó en interés "de España" más allá de que sea el peaje que debe pagar si quiere seguir en Moncloa cuatro años más con los apoyos de Junts. Entonces, varias fuentes presentes en la reunión a puerta cerrada del comité, contaron que el líder socialista no dio información alguna sobre las negociaciones con Carles Puigdemont y el resto de aliados independentistas y secesionistas. De manera que todo el partido conoció este jueves, festivo local en Madrid, el contenido del acuerdo, que se anunció a primera hora.

El presidente enfila definitivamente su investidura, que fuentes negociadoras de Ferraz sitúan como "altamente probable" los días 15 y 16 de noviembre. Aunque antes se espera que se precipite el pacto con el PNV. El PSOE, según las fuentes consultadas, está en disposición de presentar ya en el Congreso la ley de amnistía. Sánchez defiende la amnistía, porque considera que facilitará la concordia y el entendimiento entre españoles. Aunque en su alocución a puerta abierta en el comité, reconoció que debe "hacer de la necesidad virtud", una justificación que el expresidente Felipe González, partidario de concurrir a nuevos comicios para ganarlos, rechaza de plano.

Amnistía por obligación, no por convicción

El problema para el PSOE, que lleva tres días asistiendo a manifestaciones frente a sus sedes con destellos violentos y líderes de otros partidos (Vox) en ellas, es que Sánchez evidencia que de no haber obtenido el resultado electoral que logró, y en caso de que no hubiera dependido de los independentistas, la amnistía no hubiera sido el centro de su acción política. De manera que el presidente en funciones acepta que le toca remangarse y negociar una política de Estado por casuística electoral y sin el concurso de la oposición, que aglutina la mitad de los escaños del Congreso. Por mucho que revista el asunto de una trascendencia histórica.

Nadie o casi nadie está dispuesto a alzar la voz en contra de la amnistía, porque la previsión de que Sánchez logre ser investido presidente y el partido pueda seguir en el poder es demasiado golosa. Y nadie hace ascos a un dulce. Una fuente que conoce muy a Sánchez lo explica así en conversación con este diario: "El móvil de entonces en el PSOE para matar a Sánchez, para combatirlo después y para colaborar ahora con él es siempre 'estar en el poder' sirviendo al que lo posee".

La dirección socialista estaba encantada con el rapapolvo que se llevó Page, porque demuestra que Sánchez no tiene una sola voz crítica que le pueda incomodar. El PSOE es ahora suyo. Aunque él lo revista de militancia. El PSOE de Pedro Sánchez manda recados a todos los críticos. También a Felipe González y a Alfonso Guerra, a quienes ven 'trastornados' desde la derrota por nueve votos de José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso del año 2000.

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