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España

La imagen débil y fatigada del Rey en su reaparición pública provoca sorpresa y preocupación en el Gobierno

El Rey, apoyado por muletas, conversa con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este lunes en Madrid

Titubeante en su breve discurso, que hubo de improvisar en algunos párrafos, y con evidentes dificultades al caminar, la imagen que transmitió ayer Su Majestad el Rey durante los actos de la Pascua Militar produjeron enorme sorpresa y despertó una general intranquilidad entre buena parte de los asistentes. En su primera salida de la Zarzuela desde su último paso por el quirófano, se esperaba a un Monarca mucho más recuperado, necesitado aún de muletas, tal y como estaba previsto, pero con una estampa saludable, siempre teniendo en cuenta que se trata de un paciente en proceso de rehabilitación de una intervención de cadera a la que fue sometido hace apenas mes y medio.

Pese a que el acto se redujo en el tiempo, para no fatigar en demasía al Monarca, que permaneció sentado durante buena parte de la ceremonia y pese a que se suspendió la tradicional revista a la tropas, el Rey sin embargo quiso pronunciar de pie su mensaje a los representantes de las Fuerzas Armadas, miembros de las Instituciones y del Gobierno.

Movilidad reducida

Su acceso al salón donde se desarrolló el acto abrió los primeros comentarios entre los asistentes. Su Majestad iba apoyado en dos muletas y caminaba con dificultad lógica y ostensible. Su rostro aparecía algo demacrado y, pese a algunos esfuerzos por sonreir, parecía inseguro y con la movilidad muy reducida. Su saludo a Mariano Rajoy, a los ministros de Defensa y de Interior y a los altos mandos castrenses se convirtió en un corto viacrucis.

Algún representante de la milicia presente en la sala comentaría luego que temían que fuera a caerse o a desvanecerse. "Algo le pasaba, no puede ser que por una intervención de cadera se encuentre así", comentó a este periódico un alto militar testigo presencial de lo sucedido. "Pensábamos que no podría termianr el discurso", deslizó privadamente un miembro del equipo del Gobierno.

Titubeos en el discurso

La lectura del discurso despejó ya todas las dudas que se habían extendido entre los asistentes. Don Juan Carlos pronunció las breves palabras en homenaje a las Fuerzas Armadas y en agradecimiento por sus sacrificios en tiempos económicos tan difíciles con un tono de voz muy débil y en ocasiones titubeante. Algunos pasajes tuvo que terminarlos con frases improvisadas, entre la estupefacción de buena parte de los presentes. Muy llamativo fue cuando, por ejemplo, cambió la palabra "milicia" por "familia". No hizo referencia alguna en su mensaje al desafío secesionista impulsado en Cataluña por Artur Mas. En su mensaje de Nochebuena las palabras dedicadas a este asunto se orientaron hacia la unidad de España más que a la alusión directa al órdago soberanista.

Y hubo más. Era ostensible que Don Juan Carlos no se encontraba bien. Así los atestiguaban incluso la expresión precupada de los miembros del Gobierno y de la Familia Real. La Reina mantenía la firmeza en su rostro. El Príncipe Don Felipe, ya sin barba, lograba disimularlo con mayor dificultad. La Princesa  Doña Letizia, pese a su entereza, también dio signos de inquietud, e incluso estuvo a punto de no acertar con la silla en el momento de tomar asiento para escuchar el mensaje. La versión oficial desde Zarzuela es que la luz del atril no era la adecuada y no iluminaba bien las páginas. Otras fuentes de Palacio subrayaban los nervios del Rey en su reaparición. "Quería que todo saliera perfecto, ha estado días preparando esta jornada, que la consideraba muy importante, y al final.."

Las últimas imágenes

Su Majestad el Rey cumplió el pasado domingo 76 años en un ambiente de satisfacción general por los evidentes progresos de salud que ha mostrado en las últimas semanas, como pudo comprobarse con motivo del mensaje navideño ofrecido por televisión en la noche del 24 de diciembre. Mejor aspecto se le advertía en la portada de la revista "Hola", donde, mediante un tratamiento gráfico adecuado, aparecía vestido informalmente, mucho más delgado y con un aire tremendamente juvenil.

En esta línea de tranquilidad por su recuperación se había manifestado también hace solo unos días el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, quien manifestó, en unas inopinadas declaraciones a RTVE, que el Monarca se está recuperando bien de su última intervención y confiaba en que se hayan "superado" definitivamente estos problemas. Desde Zarzuela se informaba que Don Juan Carlos comenzaría pronto su agenda internacional con algunos desplazmaientos cortos al exterior, quizás Francia y Arabia Saudí. En concreto ha trascendido en algún medio la celebración de un viaje a Lisboa durante el mes de febrero para presidir la inauguración de unas jornadas organizadas por Cotec.

La luz del atril

La única versión sobre lo sucedido emanada ayer desde Zarzuela es la referida a la escasa luz del atril en el que el Rey pronunció su discurso, lo que le llevó a leer con dificultad y a equivocarse en algunos párrafos. No esa esa, desde luego, la impresión recogida entre algunos asistentes, que abandonaron el Palacio Real enormemente inquietos ante lo sucedido.

Este fin de semanas han aparecido algunas encuestas sobre la opinión de los españoles respecto de la Corona. En la del diario "El Mundo" la figura del Rey aparecía en notable caída mientras que la del Príncipe crece. En "La Razón" el respaldo y confianza en Don Felipe supera el 80 por ciento.

Es evidente que en el ánimo del Monarca ha de pesar su inquietud ante la inimente decisión del instructor del "caso Nóos" sobre la imputación o no de la Infanta Cristina. Spottorno ha calificado estos tres largos años de procedimiento como "un calvario" o "un martirio". La duda sobre el futuro judicial de la hija del Rey se conocerá muy presumiblemente en las próximas horas.

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