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El Emérito ha presentado complementarias de 2016, 2017 y 2018 para ponerse al día con Hacienda

Juan Carlos I en una imagen reciente.

El rey Juan Carlos ha presentado declaraciones tributarias complementarias de los años fiscales de 2016, 2017 y 2018 para su pago de 678.393,72 euros con el que se ha puesto al día con Hacienda, según supo Vozpópuli de fuentes próximas al Emérito. El grueso de la regularización fiscal se ha concentrado en las declaraciones de la renta de 2017 y 2018, mientras que la de 2016 solo ha afectado "un poquito" a la cifra global con la que ha saldado su deuda con el fisco.

Estos recargos en tres ejercicios fiscales consecutivos sugieren que el supuesto uso de tarjetas opacas facilitadas por el empresario mexicano Allen de Jesús Sanginés-Krause empezó en algún momento de 2016 y se extendió a lo largo de los dos años siguientes.

También pudo haber dádivas en 2019, pero el año pasado empezaron las pesquisas de la Fiscalía y tanto Sanginés-Krause como el coronel Nicolás Murga, uno de los edecanes militares del anterior jefe del Estado, tuvieron que testificar en el marco de una investigación que apuntaba directamente a don Juan Carlos.

A raíz de estas testificales, que debieron de poner en alerta al Rey emérito, el padre de Felipe VI pudo incluir en su declaración de la renta de este año -correspondiente al período de 2019- todos los pagos recibidos por parte del multimillonario mexicano en el pasado ejercicio fiscal, de ahí que no haya tenido que hacer ahora una complementaria de su última declaración entregada a la Agencia Tributaria. 

Las cifras defraudadas

Sanginés-Krause admitió a los investigadores, según La Vanguardia, que en junio de 2016 abonó 28.000 euros al Rey emérito y que en diciembre de ese año cubrió otros 16.000 euros en gastos. En 2017 puso a disposición del Emérito otros 69.000 euros y tras ello cedió los trámites de gestión al coronel Murga, quien solía adelantar los pagos para luego reclamárselos al empresario mexicano. El militar avaló para don Juan Carlos pagos por valor de 270.000 euros entre 2017 y 2018.

En total, serían 383.000 euros los entregados al Emérito pero aún estarían lejos de la cifra defraudada que Gestha estima que don Juan Carlos pudo ocultar al fisco. El sindicato de técnicos de Hacienda realizó su cálculo sobre la cuota diferencial de IRPF en base a dos variables y teniendo en cuenta que el monarca es un contribuyente que tiene fijada su residencia en la Comunidad de Madrid.

La primera de esas variables es que lo regularizado haya sido a partes iguales en las liquidaciones de 2016 a 2018, un escenario casi idéntico a lo reconocido a este periódico por las fuentes próximas al Emérito. En este caso, la cifra defraudada al fisco sería de 541.215,79 euros, a lo que habría que añadir un recargo de extemporaneidad de 108.243,16 euros y otros 28.934,77 euros de intereses de demora. La suma de todo ello, según Gestha, son los citados 678.393,72 que Juan Carlos I ha abonado este miércoles a Hacienda.

Primeras imágenes con el magnate

Estas declaraciones complementarias de 2016 a 2018 coinciden en el tiempo con las primeras imágenes en las que Juan Carlos I y Sanginés-Krause aparecieron juntos. Fue en junio de 2017, cuando el Emérito estuvo en el castillo irlandés de Killua por invitación de su benefactor Sanginés-Krause para la inauguración de un espacio de arte ubicado en la iglesia de San Juan Bautista en la localidad de Clonmellon (Westmeath).

El magnate mexicano había sufragado la reforma de este templo ubicado cerca del castillo que es de su propiedad y don Juan Carlos fue el invitado estrella para aquel acto cuando ya le estaba entregando dádivas de forma recurrente. El vídeo de aquella inauguración suscitó una gran polémica ya que el Rey estuvo acompañado en la inauguración de la remodelada iglesia por su examiga mallorquina Marta Gayá.

También debía de haber alertado a don Juan Carlos un hecho que ocurrió a finales de 2017. Sanginés-Krause apareció en noviembre de ese año en los llamados Paradise Papers, la documentación relativa a las inversiones en paraísos fiscales. El empresario aparecía como creador de una sociedad en Malta (llamada Rasa Land Inverstors) para una operación inmobiliaria en México, según publicó El Confidencial.

Sin embargo, el presunto uso de tarjetas opacas por parte del Emérito con dinero de Sanginés-Krause se prolongó, como mínimo, hasta finales de 2018 a tenor de la información fiscal facilitada ahora por sus abogados a Hacienda.

La relación del empresario mexicano con el monarca le llevó a conocer también a otra amiga entrañable del rey, concretamente a Corinna Larsen (antes Corinna zu Sayn-Wittgenstein), con quien coincidió en varias fiestas en lugares como Mónaco o San Petersburgo. El mexicano "fue uno de los primeros que alertó a Juan Carlos I sobre el peligro que suponía Corinna en su vida", según indica la periodista Ana Romero en el libro El rey ante el espejo.

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