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España

Guerra ve lejano aún el momento en que Rubalcaba frene la caida del PSOE y comience a ganar votos

Alfredo Pérez Rubalcaba

La revista socialista Temas, cuyo consejo de redacción preside Alfonso Guerra, hace en su último número un balance demoledor de la situación político electoral del país, con conclusiones inquietantes respecto a las consecuencias que puede tener la desafección de los ciudadanos hacia los partidos o, al menos, hacia las dos grandes fuerzas políticas, PP y PSOE. Precisamente en lo que afecta a la formación liderada por Alfredo Pérez Rubalcaba, indica que una derrota de los populares dependería en buena medida de la "capacidad del PSOE de frenar su propio desgaste y remontar su actual declive acumulativo" que no hace sino añadir nuevas pérdidas a las anteriores "en una perspectiva incierta en la que no se ve el momento en el que se frene la tendencia de caída continuada y se empiece a recuperar apoyos".

Bajo el título "Tendencias políticas y electorales 2012. Siete tendencias críticas de la evolución política en España", el sociólogo y director de la revista, José Félix Tezanos, destaca cómo en pocos años "hemos asistido a un importante declive del electorado del PSOE, que tal y como apuntaban nuestros datos no es coyuntural u ocasional sino que se ha profundizado en varias elecciones sucesivas desde hace más de dos años". Estas reflexiones, sustentadas en una Encuesta sobre Tendencias Políticas y Electorales que todos los años realiza el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS), van más allá al calificar de "sorprendente" que el PSOE haya perdido el apoyo explícito de casi un 30 por ciento de los votos que cosechó en las últimas elecciones generales, todo ello unido a su "escasa capacidad de atracción de nuevos votos".

El estudio tampoco es complaciente con el Partido Popular, que "está experimentando un fuerte desgaste en sus apoyos electorales" como consecuencia, dice, tanto de la frustración y el desencanto de los votantes que en 2011 le dieron un apoyo ocasional como de su electorado tradicional decepcionado e insatisfecho "con la manera en que están evolucionando las cosas". Su pérdida de votos está siendo "extraordinariamente rápida y contundente" de modo que en estos momentos "sólo mantiene la lealtad del 56 por ciento de sus votantes".

 En definitiva, la erosión de las dos grandes fuerzas políticas llamadas a alternarse en el poder es la antesala de un declive conducente a "un periodo de inestabilidades y de dificultades para conformar mayorías de gobierno", pero más allá de la aritmética electoral también supone "un grave deterioro" de la credibilidad depositada en PSOE y PP y, por ende, en el modelo de "representación establecido" en la Transición. "Lo cual significa que podemos estar ante una auténtica crisis sistémica, que ningún líder político sensato debería despreciar ni minusvalorar", advierte la revista Temas. La caída, más acusada, del PP, pero también del PSOE, puede llevar a equiparar a ambas formaciones en torno a un 29 ó 30 por ciento de los votos en un escenario de gran abstención, de modo que ambas sumarían en torno al 60 por ciento de los votos, muy lejos de la posición dominante que han venido manteniendo en los últimos años con porcentajes en torno al 80 por ciento.

Sectores de clase media pueden acabar "envueltos en banderas nacionalistas para compensar sus frustraciones y problemas mediante la exaltación primaria de las pulsiones identitarias"

Y el espacio que no ocupen los dos grandes partidos puede ser sustituido por otras fuerzas políticas, hoy minoritarias, aupadas por una clase media empobrecida. Tezanos, en colaboración con la socióloga Verónica Díaz Moreno, no descarta la posible emergencia "de un voto radical de clase media", de corte "autoritario-populista, xenófobo y reidentitario" como está pasando en otros países europeos. Además, habrá sectores de las clases medias envueltos "en banderas nacionalistas, intentando compensar sus frustraciones y problemas mediante la exaltación primaria de las pulsiones identitarias", aunque el estudio no entre en ningún momento en el giro dado por Artur Mas en Cataluña hacia el independentismo.

Hay un dato del informe muy llamativo respecto a la ubicación económico social de los españoles y se refiere a que es mayor el porcentaje de los que creen formar parte de la clase obrera, clase baja y media-baja (47,7 por ciento) de los que se autoidentifican como clase media o media alta (44 por ciento), detalle nada despreciable y demostrativo del empobrecimiento aludido antes.

Las siete tendencias de las que habla el informe alude a la crisis de los partidos hegemónicos; el retraimiento del ciudadano y la desafección electoral; a la contradicción entre la evolución ideológico-política y el mapa de los partidos; otras potencialidades del voto progresista; el deterioro de las clases medias, la percepción crítica el aumento de desigualdades y, por último, lo cambios identitarios y referenciales: Europa como problema y no como solución.

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