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España

Los rastreadores militares claman contra el sistema informático en Madrid: "Es un desastre"

Margarita Robles visita a los rastreadores militares en Madrid

Una voz suena al otro lado del teléfono. “Hola, soy el soldado...”. Tras el pertinente saludo, el militar pide información sobre los contactos estrechos con los que el enfermo de coronavirus ha estado en contacto en las últimas jornadas. Es uno más del equipo de 150 rastreadores de las Fuerzas Armadas que prestan su apoyo a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid para detectar nuevos brotes. Sin embargo, el sistema informático del que disponen lastra su trabajo. “Se cae cada dos por tres”, lamentan los efectivos instruidos para cumplir con este desempeño. “Nos va mejor si tomamos los datos a papel y boli”.

Dicha Consejería dispone de una base de datos compuesta por fichas individualizadas de cada paciente de coronavirus, que es sobre la que trabajan los militares. A saber: nombre completo, edad, síntomas, fecha en la que empezó a encontrarse mal, si se ha hecho ya las pertinentes pruebas de detección y las identidades de aquellas personas con las que haya compartido espacio estrecho por un periodo superior a 15 minutos.

“Pero el sistema es un desastre”, aseveran los rastreadores militares de la Comunidad de Madrid. En algunas de estas llamadas invierten más de media hora, cuando el periodo estimado no debería superar unos pocos minutos. Es habitual que los pacientes tengan que repetir la información en varias ocasiones. El motivo: “La aplicación sufre continuas caídas”. Cada vez que se bloquea la base de datos, los efectivos se ven obligados a repetir de nuevo la ficha.

Por eso algunos de ellos han tomado la decisión de utilizar medios más rudimentarios, pero eficaces: “Papel y boli”. Atienden a los pacientes covid con su libreta, en la que escriben todos los datos y fechas correspondientes. Una vez han colgado la llamada, abren la aplicación informática y vuelcan los datos. Así evitan que el infectado de coronavirus tenga que repetir toda la información en caso de bloqueo del sistema.

7.000 rastreadores disponibles

De acuerdo a los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Defensa, las Fuerzas Armadas cuentan con 7.000 efectivos instruidos para cumplir con estas labores de rastreo. Hasta el momento se han activado cerca de 3.000 a petición de todas las Comunidades Autónomas, a excepción de País Vasco y Cataluña.

Los militares han superado un curso de formación en el que se les explica el modo en que deben dirigirse a los pacientes y la prioridad de los datos que deben obtener. Después estudian específicamente el sistema informático de la autonomía en la que se vayan a desempeñar. Desde que iniciaron sus funciones el pasado 30 de septiembre han contactado con 500.000 personas.

Los rastreadores militares destinados en la Comunidad de Madrid han contactado con 500.000 personas desde que iniciaron sus funciones el pasado 30 de septiembre

En el caso de la Comunidad de Madrid, la unidad de vigilancia epidemiológica de las Fuerzas Armadas está compuesta por cinco secciones militares, con un total de 150 efectivos. El Ejército de Tierra coordina tres de estas secciones, con base en el acuartelamiento de artillería de Fuencarral y en la base de El Goloso; el Ejército del Aire opera desde la bases aéreas de Torrejón de Ardoz y de Getafe; la quinta sección, correspondiente a la Armada, se desempeña en el cuartel general del cuerpo, muy cerca de la madrileña plaza de Cibeles.

El despliegue de las Fuerzas Armadas en su lucha contra la pandemia -bautizado con el nombre de Operación Baluarte en esta segunda oleada- es uno de los puntos de fricción entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el equipo de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha urgido en numerosas ocasiones a Madrid a que solicite un mayor número de rastreadores militares, teniendo en cuenta que hay hasta 7.000 formados para hacer frente al coronavirus: “No debe regatear en salvar vidas”, llegó a afirmar la titular de la cartera.

Desde la Puerta del Sol, por el contrario, se insiste en que las políticas adoptadas son las más adecuadas para doblegar la curva de contagios. La última de ellas, la ampliación a otras siete zonas básicas de salud la realización de los test de antígenos.

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