Cualquier encuesta no deja de ser una foto fija del clima general de opinión. El último sondeo de intención de voto elaborado por Hamalgama Métrica para Vozpópuli detecta un hundimiento de más de dos millones de votos de PSOE y Sumar y sitúa al PP y a Vox con 193 escaños; una contundente mayoría absoluta que abriría paso a un nuevo ciclo político en España tras casi ocho años de gobiernos de coalición de izquierdas.

Los populares lograrían, de cumplirse el pronóstico en caso de que se celebraran hoy elecciones generales, el 34,5% de los sufragios y 150 diputados -13 más que ahora-. Mientras que Vox, que es el partido que más sube en apoyos respecto a los comicios del 23 de julio de 2023, se haría con 43 escaños -10 más- gracias al 14,3% de las papeletas. El PSOE, en cualquier caso, sería el principal partido de la oposición. Los socialistas conseguirían 114 diputados -7 menos- y el 27,8% de los votos, un millón menos que el 23-J. 

El mayor golpe se lo lleva Sumar. La coalición de partidos de Yolanda Díaz casi se vería superada por Podemos y se convertiría en la gran damnificada de la fiesta de la democracia. Sumar coecharía 9 diputados y el 5,9% de los votos (1.600.000 menos respecto a las últimas elecciones). Los partidos independentistas catalanes no variarían su peso. La sumar de ERC y Junts seguiría siendo de 14 diputados. Pero sí habría un cambio en la correlación de fuerzas, ya que los republicanos perderían uno de los siete que tienen, que ganaría Carles Puigdemont y dejaría a los posconvergentes con ocho.

La abstención sería prácticamente la misma que la del 23-J. Si entonces se quedaron en casa 12.517.011 de españoles, en una nueva convocatoria, se les sumaría casi medio millón (455.674) de personas, que seguirían el mismo ejemplo. Uno de los grandes temores, tanto del PSOE, como de Sumar es precisamente la abstención, porque consideran que los casos que les salpican, como la corrupción del caso Koldo o la denuncia de agresión sexual a Íñigo Errejón, desmoviliza especialmente a su electorado.

El partio de Alvise Pérez, Se Acabó La Fiesta (SALF), lograría más de 400.000 papeletas, aunque no lograría representación en el Congreso. El sondeo detecta que el 8,8% de los votos socialistas del 23-J se irían ahora a Alberto Núñez Feijóo y el 5,2% se pasa a la abstención. Sumar, según estos mismos datos de transferencia, tiene tres grandes boquetes por los que pierde votos. El PSOE, que le roba el 12%; Podemos, que le quita el 35,2% y la abstención, donde va el 12,2%.

El crecimiento de Vox se explica, en gran medida, por la bolsa de nuevos votantes y abstencionistas, que le aporta 17,8%. Aunque ahí quien más pesca es el PP, que lograría el 22,6% de quienes votan por primera vez o no lo hicieron hace dos años. Lo cierto es que la situación política sigue siendo inestable. Pese a que Sánchez logró la semana pasada un acuerdo con Junts para sacar adelante la subida de las pensiones y otras medidas que tumbaron en el anterior decreto ómnibus, en el PSOE no se fían de la durabilidad de la Legislatura.

Todas las fuentes consultadas en el partido sostienen que no hay preocupación alguna en la planta noble de Ferraz por la consolidación de una alianza en el Congreso que propice una moción de censura con Junts, con el PP y con Vox para tumbar el Gobierno. Pero estas mismas fuentes admiten lo difícil que es continuar. La idea es seguir negociando con Puigdemont para intentar aprobar unos Presupuestos para este año. Eso sí, nadie se fía.

En verdad, ni a Sánchez ni a Puigdemont les conviene, en estos momentos, una precipitada llamada a las urnas, aunque los socialistas ya prevén que los dos años que restan de legislatura serán de guerra cultural, de enmarques políticos constantes para zaherir al adversario y de pocas —"muy pocas"— leyes. "Pedro [Sánchez] va a volver a resistir, como ya ha hecho muchas veces", sostiene un colaborador suyo. En Moncloa descartan por completo que el presidente vaya a sacar a los españoles a votar antes de tiempo.

Los socialistas se encuentran en mitad de una profunda crisis política. El PSOE se ha conjurado este 2025 para tratar de borrar la mancha de la corrupción en la era Pedro Sánchez. Tras nueve años y cinco meses como secretario general, entre julio de 2014 y octubre de 2016, primero, y desde mayo de 2017, después, el desgaste al que el presidente del Gobierno está sometiendo al partido se empieza a hacer más que evidente.

Mientras, se siguen publicando informaciones sobre los casos que tienen al Gobierno bajo sospecha: el caso "Koldo", el caso que afecta a su mujer, Begoña Gómez, el caso que afecta a su hermano, David Sánchez, y el que amenaza con salpicar a su equipo próximo y tumbar al fiscal general, el de la filtración del documento secreto en el caso de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. El goteo es incesante. Y su efecto se percibe, aparentemente, en las encuestas.

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