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España

Retrato robot de un presidente republicano

La salida del rey emérito de España ha agitado el debate sobre el futuro de la monarquía parlamentaria que los españoles acordaron en la Constitución de 1978. El cambio de modelo de estado hacia uno de corte republicano está muy lejos de poder materializarse con la actual relación de fuerzas en el Parlamento. El mecanismo constitucional a seguir para el cambio es extremadamente complejo. En cambio, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ponía sobre la mesa un modelo republicano a medio plazo.  

Uno de los argumentos habitualmente esgrimidos para defender la institución monárquica es que el carácter hereditario del cargo evita posibles luchas entre los partidos respecto a quién debe ocupar la jefatura del Estado. En un ejercicio de política ficción, ¿quién reuniría a día de hoy las características necesarias para forjar un amplio consenso? 

Para saberlo, habría en primer lugar que concretar por qué modelo de estado republicano se optaría. En AlemaniaItalia o Portugal las funciones de presidente de la República van en la línea de la actual monarquía española, con un papel moderador en la política interna y de representación institucional de cara al exterior. En Francia, el jefe del Estado tiene mucho más poder ejecutivo. 

En los primeros casos, todos los países optan por perfiles que acumulan una larga trayectoria. 

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