Nuevo miércoles, misma sesión de control en el Congreso de los Diputados. Sin Pedro Sánchez en la bancada azul, con el Gobierno incapaz de responder a las preguntas que le formula la oposición, el típico diálogo de sordos, "a dónde vas, manzanas traigo", y con el Hemiciclo, a ratos, convertido en un gallinero. 

Esta vez, por la causa feminista. Todo ha sucedido cuando la diputada popular, Ester Muñoz, le ha recordado a Yolanda Díaz el escándalo de Íñigo Errejón, expulsado el pasado mes de octubre de Sumar por unas denuncias de acoso que, inicialmente, tapó la formación. La vicepresidenta segunda, con indignación y desaire, ha optado por atacar a Alberto Núñez Feijóo, que se encontraba en su escaño. Se trata de una táctica ya habitual del Ejecutivo, eludir el control de la oposición con un contra-control a la oposición. Hoy, con un añadido: el aludido no se podía defender, pues no disponía del turno de palabra.  

En un intento de zaherir al presidente popular, Díaz le ha acusado de justificar la "violencia machista". Una alusión a las palabras que, en verano de 2023, pronunció sobre un dirigente de Vox que fue condenado por maltrato: "Sufrió un divorcio duro". La vicepresidenta se ha aferrado a ese capítulo para no tener que hacer referencia al incendio que tiene su formación con el caso Errejón. "Cuando Feijóo justifica la violencia machista cuando dice que un hombre tiene un mal divorcio, le está haciendo daño a usted y a mí", le ha soltado a Ester Muñoz que previamente reprochaba, "de mujer a mujer", que hace "100 veces más daño que una mujer permita que la usen para blanquear el machismo de Íñigo Errejón o el señor Ábalos". 

El ataque de la vicepresidenta a Feijóo ha sentado a cuerno quemado en la bancada popular, que ha reaccionado con vehemencia. La presidenta de la Cámara, Francina Armengol, ha tratado de templar los ánimos. "Por favor, silencio". En vano, porque la bronca ha continuado durante varios minutos con "insultos" inaudibles para el respetable. "No se puede insultar en esta Cámara", ha protestado la presidenta, que ha despertado así más indignación entre los populares, que afeaban su doble rasero pues -según han denunciado- en la bancada de enfrente también se proferían insultos. Finalmente, Armengol ha pedido que nadie insulte a nadie. Y todos contentos. 

Díaz recuerda a Ana Pastor

El turno de Díaz-Muñoz ha concluido con el ensañamiento de la vicepresidenta hacia Feijóo. "Si estuviese aquí Ana Pastor, señor Feijóo, estaría horrorizada escuchando a la señora Muñoz". Se rumorea en los mentideros madrileños que Ana Pastor (no confundir con la periodista) no tiene la mejor de las relaciones con Feijóo. De ahí la mención, malintencionada, de la vicepresidenta.

Antes de la bronca, Ester Muñoz ha reprochado a la vicepresidenta que Sumar no activó los protocolos contra acoso sexual cuando recibió las primeras denuncias sobre su entonces portavoz, y le ha preguntado por las sanciones a las que se enfrentan las empresas que proceden como su formación. Con rictus serio, sin ocultar el enfado, la vicepresidenta ha replicado: "Son vulneraciones de derechos fundamentales, por tanto las sanciones son muy graves". 

Acto seguido, Muñoz ha acusado al Gobierno de ser "el más feminista de la historia" por tener "más mujeres que hombres". Por lo demás, ha añadido: "Son el único Gobierno que ha sacado a violadores a la calle y que ha contratado prostitutas para empresas públicas". Por otro lado, a las mujeres que toman asiento en el Consejo de Ministro, les ha afeado que "no han dejado" sus cargos, de modo que permiten que "usen su condición de mujer para blanquear el machismo más deleznable de sus compañeros". 

Unas acusaciones que han descolocado a Yolanda Díaz, que primero ha señalado que la violencia machista es "demasiado grave" como para convertirla en un "lodazal" y después se ha explayado en su ataque al líder popular. Con un libro en la mano, en cuya portada aprecía el rostro de Feijóo, ha instado a los populares: "Ninguna lección de feminismo y póngase a trabajar para acabar con el machismo en este país". Entre medias, los diputados, de un lado y de otro, han estado varios minutos lanzándose gritos. El pan nuestro de cada miércoles.

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