Política

Vox afronta una crisis orgánica con críticas a Abascal pese a mejorar en las encuestas

La marcha de Juan García-Gallardo resucita el ruido interno en Vox, que le acusa de no querer expulsar a dos procuradores díscolos.

  • Santiago Abascal. -

Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y Juan García-Gallardo. Es el último de la tripulación más insigne de Vox que abandona el barco. Por desavenencias con la cúpula del partido. La carta en la que hizo pública su decisión de dejar todos los cargos -también el de vocal del Comité Ejecutivo Nacional- y regresar a la actividad privada aflora una crisis orgánica que, como el Guadiana, aparece y desaparece.

Sobre todo, porque el ruido interno, que se ha convertido en una constante desde que se produjo la primera baja destacada, contrasta con lo que dictamina el promedio de sondeos en España, que apuntan a una recuperación notable de las siglas de Vox con respecto al varapalo del 23-J, cuando se dejó 19 escaños. 

Antes, y ahora, Santiago Abascal al timón. La diferencia es que hogaño, a su alrededor, tan solo permanecen en sus puestos Ignacio Garriga y Jorge Buxadé de los de antaño. Eso sí, cada vez con menos presencia en los medios. 

La ausencia de rostros que revisten la figura del líder y que logran cierto protagonismo se suple desde hace tiempo con la agenda internacional: Milei, Trump, Le Pen, Orban. Guante de seda de puertas para afuera, puño de hierro en las federaciones territoriales, que se han convertido un motín de guerra. Las cuitas se saldaron con ruido de sables en Baleares, Murcia, donde se llegó a los tribunales, Andalucía... Ahora, también, en Castilla y León, donde la versión oficial es que el ya líder dimitido no aceptó firmar la expulsión de las Cortes de dos procuradores díscolos que protestaron por la falta de democracia interna y reclamaron más transparencia. 

Así lo expuso el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, que no le brindó una despedida amable: "No ha querido condenar esta operación de dos oportunistas que, por motivos personales y con argumentos absurdos y peregrinos, han tratado de dañar al partido, y no ha querido firmar su expulsión".  

Para un partido con una estructura vertical, que se posiciona abiertamente en contra del sistema autonómico, que hoy por hoy juega toda su baza a una carta: la de su presidente; la falta de independencia de los mandos territoriales ha sido el factor que más fracturas ha desatado. Como la de García-Gallardo, que en su propia carta de despedida acusa a sus superiores jerárquicos de ocupar "cada vez más espacios en detrimento de los demás". 

Según narran a este diario fuentes del gobierno castellanoleonés, del que García-Gallardo fue número dos hasta el pasado mes de julio, éste no tenía buena relación con los tres brazos ejecutores de Abascal: Kiko Méndez-Monasterio, asesor aúlico; Montserrat Lluis, que primero fue su jefa de gabinete, luego la persona encargada de supervisar a Vox en los gobiernos autonómicos y finalmente ascendió a vocal en el Comité Ejecutivo Nacional, y Gabriel Ariza, persona clave en la sombra. 

El choque entre García-Gallardo y Vox

La mayor desavenencia entre García-Gallardo y los mandos de su partido llegó cuando, desde Madrid, se dio orden de romper las coaliciones de gobierno con el PP por el reparto de menores migrantes. Si ya antes había "mala relación" con Méndez-Monasterio y Montserrat Lluís, con la que "ni siquiera se hablaba", los puentes directamente se resquebrajaron. Fue el principio del fin. Aunque no trascendió. Tal y como destacó en su misiva: "Fui educado para no caer en fanatismos ni idolatrías. También aprendí en mi casa que los conflictos era mejor resolverlos de manera pacífica y discreta, siempre que fuera posible". 

Esta vez, ni el conflicto se ha resuelto, ni la marcha se salda con discreción. Eso sí, el abogado hace pública una denuncia velada que no pasa por alto: "En lo que no cabe conformismo es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos".

Su paso atrás llega en un momento agridulce para Vox. La demoscopia refleja una recuperación destacada. Sin ir más lejos, el sondeo que publicó este lunes Vozpópuli le concede 43 escaños en el Congreso de los Diputados. Diez más que los actuales. Una tendencia que se ve opacada por los reproches de un grupo de afiliados, que se han agrupado en una plataforma "Recupera tu Vox" que pide tres cosas: "Garantizar las elecciones primarias provinciales en aquellas provincias que cuenten con más de 500 afiliados, salida del partido Patriotas por Europa, controlado por los Eurodiputados abortistas de Le Pen (Francia) y de Orbán (Hungría), aliado de China y Rusia; y vuelta al Partido de los Conservadores y Reformistas (ECR) en la Unión Europea, defensor de los principios conservadores de la vida, la libertad y la propiedad privada". 

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