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Política

El gesto de Urkullo subraya el ridículo de Torra en Washington

El lehendakari, Iñigo Urkullu

La propaganda oficial del separatismo había presentado el viaje de Quim Torra a Washington como un gran acontecimiento internacional, la presentación formal del presidente de la Generalitat en la capital del mundo occidental. Una desmesura, si se piensa que el festival Smithsonian es un cónclave eminentemente folklórico, en el que apenas hace acto de presencia algún alto cargo de la Administración estadounidense. Bailes regionales, gastronomía y cultura local forman el menú de esta iniciativa, que de momento le ha costado al erario público catalán 1,2 millones de euros, según fuentes independentistas.

Este era el año de Cataluña y Armenia. Hace dos años lo fue el del País Vasco, que también envió una nutrida representación a Washington. La encabezó la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, y le acompañaron los presidentes de las diputaciones forales de las tres provincias. Poco más. El lendakari Íñigo Urkullu tan sólo celebró un acto de despedida de la delegación antes de emprender viaje y poco más. El asunto no tenía la dimensión política que le quiso imprimir el equipo de Torra.

Desprecio internacional

Nadie recibe a los presidentes de la Generalitat en el mundo. Desde que arrancó la última fase del 'procés', Carles Puigdemont, ahora prófugo en Alemania, intentó ser recibido en países del entorno europeo, en los Estados Unidos y en instituciones comunitarias. Sus viajes apenas tuvieron éxito. No logró que le atendieran más que algún funcionario despistado de tercer nivel. El 'jamboree' del Smithsonian parecía una ocasión perfecta para vender el viaje como la presentación internacional de Torra. No era tal, pero se intentó mediante una manipulación hiperbólica del contenido de la escapada. 

El episodio del choque con el embajador de España, Pedro Morenés, convirtió aún en más chusco el perfil de la visita. Lanzar una proclama secesionista con durísimos ataques contra España y referencias a los 'presos políticos', ante un auditorio que estaba allí para otra cosa, superó las lindes del ridículo. La comitiva de Torra abandonó entre cánticos e insultos a España aquel recinto. Concluidas las serenas palabras de Morenés, el grupo del lazo amarillo pretendió luego volver a entrar. No se les permitió. "Se portaron como una panda de hooligans", señalaba uno de los estupefactos asistentes. 

Incluso los representantes de Armenia, el otro invitado especial del año, se vieron envueltos en el alboroto. Los acompañantes de Torra difundieron que el presidente armenio le había negado el saludo al jefe de la legación española en Washington. "Es una fake news", declaraban a 'La Vanguardia' en la embajada del país víctima colateral de la polémica. "Eso es ridículo", añadían. Fotografías del saludo entre ambos protagonistas desmentían tajantemente el infundio de los separatistas catalanes. 

Mentiras e infundios

Al abandonar la sala de actos, Torra masculló entre dientes que Morenés le había llamado "mentiroso". No hubo tal. El embajador español jamás mencionó esa palabra. Quien sí le dejó por mentiroso pue la diplomacia armenia, perpleja ante los comportamientos y la afirmación de sus compañeros de reparto como invitados especiales. "Ha sido de bochorno superlativo", comentaba una fuente diplomática europea a este periódico. "La Institución Smitsonian no es el escenario para este tipo de discursos y actuaciones", añadía. 

En fuentes del soberanismo se da por hecho que la desmesurada reacción de Torra a la intervención de Morenés es tan sólo un gesto de aviso para preparar el tono en que puede desarrollarse el encuentro del próximo 9 de julio en Moncloa. Gestos y aspavientos. Es el único territorio en el que el secesionismo se puede mover ahora. "Esto no se sostiene cont an sólo insultar a España o al Rey todos los días. Y no hay propuesta ni proyecto alguno en el horizonte", explicaba un dirigentes del PDeCat al analizar la nueva situación. 

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