Se busca joven de entre 16 y 18 años. En España hay alrededor de 900.000, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2022. Y todos ellos se han convertido en objeto de deseo del Gobierno de Pedro Sánchez. El PSOE y Sumar quieren rebajar la edad legal para ejercer el sufragio activo. Los socialistas lo dejaron por escrito en la resolución de su último congreso federal, el pasado mes de diciembre, y sus socios en Moncloa llevaban la propuesta en su programa electoral. La iniciativa para abrir el debate está, de hecho, en el Congreso.
La realidad es que no existe estimación alguna sobre cómo afectaría el cambio al resultado de unas elecciones generales. Pero la derecha se puede beneficiar más, según coinciden los expertos consultados y los últimos estudios publicados. La propuesta es una vieja aspiración de la izquierda, que busca propiciar la participación de los jóvenes en política. Y es que hay una idea que sigue estando omnipresente: que no les interesa. No es extraño encontrarse con tópicos de que la juventud es inherentemente disruptiva, diferente, rebelde e incomprendida. Y, por eso, pasa de la política.
El Instituto de la Juventud publicó en noviembre de 2017 un sondeo de opinión y situación de la gente joven en el que se capturó la orientación política de quienes entonces tenían entre 15 y 19 años. Y, aunque ha pasado ya algún tiempo, la tendencia no ha cambiado. Según esa encuesta, el 57,6% de aquellos jóvenes se situaba entre el 5 y el 10 en la escala de autoubicación ideológica, siendo el 0 la izquierda extrema y el 10, la derecha extrema. Sí, los jóvenes ya no son tan de izquierdas.
El individualismo como factor
El triunfo del individualismo como coordenada para orientarse en el mapa de la política ha cambiado el viejo mantra de que la juventud se alinea -casi siempre- con la izquierda. Y el fenómeno no es solo español. La pista más concluyente hasta ahora a nivel europeo es un estudio de Fondapol, un prestigioso think tank francés que confirma que los jóvenes europeos entre 18 y 24 años se sitúan en la derecha, más incluso que los mayores de 65.
El politólogo Javier Lorente, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos y experto en el posicionamiento político de la juventud en España, comparte el diagnóstico de sus colegas franceses, aunque lo matiza en conversación con este diario: “Si comparamos a los jóvenes de hoy con cómo eran los de antes, los de hoy han vuelto a posiciones más o menos normales. No es que los jóvenes sean más de derechas, sino que son menos de izquierdas”.
Para Lorente, lo extraordinario era la adscripción política de quienes se socializaron en las postrimerías de los 60 y 70: “Estuvieron marcados por años de protestas que en distintos países tomaron diferentes formas: las protestas contra la guerra de Vietnam en EEUU; el mayo francés, que también tuvo mucha repercusión en Italia: la primavera de Praga; la revolución cubana… Es más, es que no es casualidad que el franquismo alumbrara por primera vez el estado de excepción en 1969. Las protestas contra el régimen aumentaron en ese año”.
¿Pero qué ha pasado para que los jóvenes ya no vean la izquierda como solución a sus problemas? El jefe de estudios del think tank francés, Victor Delage, apuntó en La Vanguardia a la hegemonía del individualismo: “Diversos factores explican esta inclinación derechista de la juventud, pero el predominio de los valores individualistas entre las nuevas generaciones está estrechamente ligado a la desconfianza que expresan respecto a las instituciones y al sistema político en su conjunto”.
El problema, explica Lorente, es que tras la caída del Muro de Berlín -en 1989-, la izquierda ha perdido la iniciativa: “Si uno se fija en las propuestas estrella de la izquierda desde los 90, han sido parecerse a la derecha. Se ve claramente al mirar los programas de los partidos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la propuesta estrella del laborismo británico fue la tercera vía, es decir, básicamente asumir los legados de la derecha. No es que la izquierda sea aburrida y no dé opción a los jóvenes. Es que tiene que redefinirse, porque aceptando el discurso de la derecha ha contribuido a crear una serie de principios políticos con los que no tiene mucho que ganar y uno de ellos es el individualismo, es decir, que las comunidades no son importantes y que lo importante es lo que el individuo con su esfuerzo puede lograr”.
Los nuevos referentes digitales
Quizá por eso no es casualidad que una nueva hornada de youtubers abandere ese discurso que se relaciona con las derechas, un fenómeno que va más allá de España, donde canales como Libertad y lo que Surja, InfloVlogger o un Tío Blanco Hetero marcan tendencia aupados por centenares de miles de seguidores y aún más reproducciones de sus contenidos. Estos nuevos referentes lanzan mensajes desde YouTube, donde sus coetáneos pasan cada día más tiempo al margen de los medios tradicionales, y donde, en general, reivindican el nacionalismo español y las ideas libertarias. Algunos ponen el acento en lo estrictamente económico, con planteamientos de capitalismo extremo contrarios a los impuestos y al papel del Estado.
Como apunta la politóloga Ana Salazar en la Revista de la Asociación de Comunicación Política, la generación a la que pertenece ese casi millón de jóvenes -la Z- es la que tiene mayor conciencia de la velocidad vertiginosa a la que se producen los cambios en la sociedad. Y también la que tiene más que claro que buena parte de sus trabajos serán reemplazados por la inteligencia artificial. Es precisamente ese tipo de asunciones las que les permiten vivir sin miedo. Para ellos, los cambios y las transformaciones son nuevos retos a los que adaptarse.
En cualquier caso, esta generación desconfía de las organizaciones tradicionales, como los partidos y los sindicatos, y de las instituciones del Estado, incluso de las académicas, lo que les impulsa a tener una actitud autodidacta. No llegan a renegar de ellas, pero sí consideran que no son la herramienta con la que prepararse para un mundo dominado por la tecnología en el que no hay rutas ni caminos marcados. De ahí que estos jóvenes busquen las herramientas que creen necesarias en otros lugares. No sorprende, por tanto, que además de afectarles los problemas que trastocan a la generación anterior, muestren su preocupación por la educación. Se trata de un colectivo marcado por la innovación, el desarrollo, la iniciativa y, al igual que la anterior, por la impaciencia.
Los politólogos coinciden en reseñar un motivo para rebajar la edad del voto: un hipotético aumento de la participación electoral, aunque no está del todo claro, ya que hay estudios que apuntan que los jóvenes son quienes suelen abstenerse de manera más habitual. Aunque el Consejo de la Juventud se encarga de rebatirlo: "Los que tienen entre 16 y 17 años es el grupo de edad más reacio a participar en debates políticos y a afiliarse a partidos políticos. La motivación para participar activamente en los procesos de decisiones es mucho más baja cuando no se tiene la posibilidad de influir. Y rebajar la edad del voto a los 16 propiciaría una mayor participación de los y las jóvenes en la vida democrática".
Pero hay más, como apunta el propio Consejo. Uno de los fundamentales es terminar con la exclusión del cuerpo electoral a una parte de la población a la que se la está privando de un derecho a la participación política básico, así como de la capacidad para traducir sus intereses en políticas públicas. Los defensores de esta medida esgrimen, además, que las personas con 16 años ya gozan de otros derechos y obligaciones, como abortar o trabajar legalmente. "Creo que nuestros jóvenes tienen muchos deberes y obligaciones pero pocos derechos. Hay que abrir un debate fundamental que es una reivindicación histórica", expuso la directora del Instituto de la Juventud, María Teresa Pérez.
Partidarios... y detractores
Lo cierto es que los menores de 18 años que quieren votar tienen una aliada fundamental. La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha expresado públicamente en varias ocasiones la necesidad de reducir la edad de voto. En diciembre del año pasado, durante un encuentro con jóvenes organizado por "Talento para el futuro", Rego destacó el voto a los 16 como un "elemento fundamental" en el marco de la futura Ley de Juventud en la que trabaja su departamento. La ministra abogó por abrir el debate sobre la posibilidad de adelantar la edad mínima para votar, destacando que varios países europeos ya permiten el sufragio a partir de los 16.
Lo llamativo es que Vox, un partido que podria absorber buena parte de esos votos, no quiera modificar la edad legal para votar. Y eso que son quienes más peros le pone a la ley electoral. Por eso, propone la reforma "del sistema electoral para que valga lo mismo el voto de todos los españoles y los diputados respondan ante los electores y no tanto ante los partidos políticos". Es más, los de Santiago Abascal pretenden que "una parte de los diputados sean elegidos en distrito único nacional". Pero también piden la supresión de las cuotas en las listas electorales "por sexo o por cualquier otra causa". "Cada partido las elaborará de acuerdo a las decisiones de sus militantes", zanjan.
Lo paradójico es que Vox se haya manifestado en contra de reducir la edad legal para votar. En septiembre de 2022, durante el debate de una proposición no de ley presentada por ERC para ampliar el derecho al sufragio a los menores de 18 años, el entonces secretario general del grupo parlamentario, José María Figaredo, pidió a los jóvenes que no cayeran en los "anzuelos" que lanza la izquierda. Así las cosas, cabe preguntarse si este deseo del Gobierno por ampliar el derecho al voto obedece a una estrategia política. El núcleo duro del Ejecutivo sabe que alimentar a Vox es torpedear un gobierno del PP. Pero no parece no haber cálculo alguno.
Si alguien dentro del PSOE sabe del tema es el sociólogo aragonés -y diputado regional- Ignacio Urquizu, quien explica: "Es una cuestión ideológica y algo que se viene reclamando hace mucho tiempo. Es un debate muy antiguo de algunas democracias donde se plantea cuál es la edad límite para votar. Por abajo y por arriba, porque hay personas muy mayores que tienen derecho al voto y pueden tener algún impedimento. El argumento para no ampliar el derecho es que los jóvenes podrían ser más influenciables. Pero no hay interés electoral. Es verdad que ahora mismo el primer partido entre los más jóvenes parece ser Vox, así que la izquierda no creo que tenga interés electoral, si no interés ideológico que viene de muy atrás".
jaat
09/02/2025 09:52
Los defensores de esta medida esgrimen, además, que las personas con 16 años ya gozan de otros derechos y obligaciones, como abortar o trabajar legalmente. En esta frase ¿cuál es exactamente la obligación?
MataNarcisos
09/02/2025 12:26
No hay que suponer que los hijos, van a ser tan idiotas como los padres, y aunque siempre los hay que los superan, hoy día, si algo tienen las últimas generaciones es que no son estúpidas, y a pesar del bombardeo ideológico que sufrimos, se dan cuenta que sus padres, y aún más sus abuelos, a pesar de que ellos reniegan de la "Derecha" han vivido mucho mejor que ellos, y eso que hasta era una Dictadura, en la que solo entraba un sueldo, el del padre, pero a su edad ya tenían casa en propiedad, y hasta un 600 con letras, si, pero lo disfrutaban, y es más se atrevían hasta con varios, y algunos con muuuchos hijos, pues veían futuro mejor. Y por ello, como son inteligentes, se dan cuenta que si votan a la izquierda revanchista, resucitadora de personajes otrora gobernantes, no solo cambiará el mapa electoral, es que su vida aún cambiará mucho más a peor, como hasta ahora les ha sucedido, a pesar de que en el Poder estén los que se llenan la boca de protegerles.