Quantcast

Política

Soria y el G-5 contra Soraya y Montoro: La guerra no ha terminado

José Manuel Soria, exministro de Industria.

José Manuel Soria denunció 'fuego amigo' al analizar las causas de su salida forzosa del Gobierno. En pleno escándalo por su aparición en los 'papeles de Panamá' a cuenta de una empresa familiar en Bahamas, de pronto emergió otro dato indigesto: una empresa en las islas Jersey de la que no había constancia pública. 

Soria renunció y empezó a mascar su venganza contra la vicepresidenta y su entorno. En forma de libro, al parecer, según publica este lunes el diario 'El mundo'. El viejo G-5, que aglutinaba a los ministros más próximos a Rajoy, contra los 'sorayos', que agrupaba a los fieles a la vicepresidenta. La guerra de nunca acabar. Aquella guerra la ganó Sáenz de Santamaría por goleada. Ni uno del club de los cinco sigue en el Gobierno. Soria fue abandonado por Rajoy a causa de sus múltiples contradicciones. Y de la aparición repentina de papeles olvidados. García Margallo, otro amigo 'fiel', fue trasladado de la cartera de Exteriores a un escaño en el Congreso. Fernández Díaz, lo mismo. De Interior al Hemiciclo. Cañete se situó de comisario en Bruselas y Ana Pastor, la menos perjudicada, ascendió al vértice del Palacio de las Cortes como presidenta de la Cámara Baja. 

El quinteto del presidente quedó laminado. Soria fue sin duda quien recibió un mayor castigo. "Nadie que tenga cuentas en paraísos fiscales puede formar parte del Gobierno",le espetó Cristóbal Montoro en un sonado Consejo de Ministros. Soria 'pagó' su culpa. Se había enfrentado a Montoro en las subvenciones a las renovables, con el antiguo despacho del ministro de por medio. Y había chocado con la vicepresidenta en la regulación de las TDT, un pulso en el que Sáenz de Santamaría defendió las posturas de los grandes grupos de comunicación.

El extitular de Industria libró ambas batallas, confiado en el respaldo del presidente, a quien le unía años de camaradería en Canarias, donde Rajoy acudía con frecuencia a visitar a su padre. Venció en las escaramuzas pero perdió la batalla. Y se precipitó al vacío de la dimisión. El presidente del Gobierno se sintió engañado porque no le había contado toda la verdad.

La conspiración paga sus pecados

En los duros tiempos tras el 20-D, cuando el PP se quedó con apenas 123 diputados, Soria apareció, además, en una supuesta estrategia, conducida por Margallo, de cara a la sucesión. El extitular de Exteriores, a la Moncloa y Soria, o vicepresidente o presiente del partido. Esa versión circuló con intensidad por el partido. Margallo incluso se personó en Moncloa a suplicar el perdón de Rajoy. No lo obtuvo.

El 'sorayismo', sin embargo, se mantuvo en sus puestos en el nuevo Gobierno surgido de las elecciones del 26-J. La vicepresidente recuperó nivel y predicamento dentro del Gobierno, aunque se le desplazó de la portavocía. Cristóbal Montoro, imprescindible en la cartera de Hacienda. Fátima Báñez, también de este grupo, continuaba en Empleo y el 'sorayo' más característico, Álvaro Nadal, lograba al fin tocar cartera. 

"Desde que desapareció el G-5, los consejos de Ministros son un remanso de paz", comentaba un miembro del Gabinete. La guerra, sin embargo, no ha terminado. En versión subterránea, como se ve. Montoro está en el punto de mira, no sólo de la oposición, que lo ha reprobrado, sino envuelto en el escándalo de su antiguo despacho. 

Soria, en su libro, le dedica algunos torpedos potentes. Además de su presunta connivencia con Abengoa, también desliza que el titular de Hacienda hizo llegar a Rajoy información sobre una cuenta de la madre del exminsitro en Suiza. ¿Puede el responsable de Hacienda manejar alegremente esta información? 

También Soria sitúa en su punto de mira a la vicepresidenta y recuerda sus relaciones con los grandes grupo de comunicación en la refriega por el reparto de las TDT. "Aquel episodio fue el principio de su caída", señalan fuentes del antiguo Ejecutivo.

El exminsitro Soria contraataca, aviva los rescoldos de aquellas enormes tensiones en el Gobierno y parece dispuesto a pagar con la misma moneda que recibió. En Moncloa están tranquilos. Al cabo, quien tenía la cuenta en Suiza, según el libro, es la familia de Soria no la de Montoro. Pero otra vez se respira un aire muy enrarecido en Moncloa. Y ahora parece que los chuzos caen de punta sobre la cabeza de Soraya y los suyos. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.