Política

Sánchez, tres Presupuestos y un solo debate de la nación en 7 años

El jefe del Gobierno criticó con dureza antes de llegar a Moncloa que no daría la espalda a las Cortes. Pero incurre en los viejos vicios que prometió eliminar

  • Pedro Sánchez, en el Congreso, en una imagen de archivo. -

Pedro Sánchez no ha escapado a la maldición. El presidente del Gobierno ha incurrido en los vicios que un día desdeñó de su antecesor en el cargo; algo habitual en los políticos españoles. Desde que el líder socialista reside en el Palacio de la Moncloa controlando los mandos del país -hace siete años-, solo ha logrado aprobar tres Presupuestos Generales del Estado y solo ha convocado un debate de política general, conocido como del estado de la Nación. Sánchez criticó con dureza a Mariano Rajoy que gobernara dando la espalda a las Cortes. Pero ahora es él quien regatea a los diputados.

Dicho debate es una práctica parlamentaria en la que se evalúa la gestión del Gobierno y se discuten las políticas generales del país. Aunque tradicionalmente se ha celebrado de manera anual desde su instauración, en 1983, no está regulado por la Constitución ni por el Reglamento del Congreso, por lo que su convocatoria depende de la decisión del presidente del Gobierno.

Antes del debate de 2022 -el último-, este llevaba sin convocarse desde 2015. Ya con Sánchez como presidente, no se realizaron en 2018 y 2019 debido a la moción de censura y la repetición de elecciones generales, respectivamente. En 2020, la pandemia de la COVID-19 fue el motivo principal de la ausencia del debate, y en 2021 tampoco se convocó, sin que se especificaran razones concretas. Precisamente Sánchez se agarra a que ha comparecido más que ningún otro presidente por todas las veces que pidió que el Congreso aprobara el estado de alarma. 

​En junio de 2018, durante su primera sesión de control en el Congreso, Sánchez, afirmó: "Este Gobierno va a gobernar con el Parlamento, no contra el Parlamento con vetos como hacía el del PP". El viaje del líder socialista desde entonces ha sido de 180 grados, porque en junio del año pasado clamó durante el Comité Federal del PSOE que llegado a este punto gobernaría "con o sin el concurso del Poder Legislativo". El revuelto fue tal que tuvo que matizar sus palabras poco después y aclarar que sus iniciativas tienen "intersección con el Parlamento, pero también una acción propia del Poder Ejecutivo". 

Por todo ello, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, exigió este lunes la convocatoria del debate sobre el estado de la Nación para evidenciar lo que considera “la soledad de un Gobierno y de un presidente zombi”. En su intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, Feijóo criticó que, en efecto, en los últimos siete años solo se haya celebrado un único debate de este tipo. El popular también denunció que el presidente Pedro Sánchez lleva dos años sin presentar los Presupuestos Generales del Estado; motivo por el que cuestionó que el Ejecutivo pretenda realizar la mayor inversión en defensa de la historia reciente de España sin pasar por la autorización del Congreso.

Lo cierto es que nunca antes Sánchez se había quedado tan solo. El presidente del Gobierno tiene todo en contra por primera vez desde que llegó a Moncloa. El líder socialista se ha quedado políticamente desubicado en Bruselas, en pleno impulso armamentístico de la Comisión; tiene a su consejo de ministros dividido por el incremento del gasto en defensa que demanda el Ejecutivo comunitario y carece de apoyos parlamentarios para presentar al Congreso, como le obliga la Constitución, un proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Aunque algunos socialistas, como Emiliano García-Page, celebran que no los haya para evitar más concesiones al independentismo.

Sánchez, pese a todo, está obcecado. Ni adelantará elecciones ni presentará las cuentas, por mucho que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se empeñe en decir eufemísticamente que está "trabajando" para tenerlas. El presidente seguirá hasta que llegue la cita con las urnas, en 2027. No tiene incentivo alguno para convocar elecciones generales mientras se suceden informes y noticias diarias sobre el caso Koldo, que tiene asediado a su otrora número dos, José Luis Ábalos. Pero por el camino se está dejando muchas plumas. La guerra por el control de Prisa es el último capítulo.

El líder de la oposición acusó al Gobierno de intentar controlar las instituciones del Estado, los medios de comunicación y las empresas privadas, además de utilizar el Consejo de Ministros como herramienta de confrontación contra el PP. También denunció la gestión de la inmigración, afirmando que el Ejecutivo usa a los menores como “monedas para comprar su permanencia en el Gobierno”. En esta línea, insistió en que la “debilidad del Gobierno no puede convertirse en la debilidad de la democracia” y advirtió de que el PP no permitirá que la “ambición personal” de Sánchez marque el rumbo del país.

Feijóo defendió la necesidad de que una alternativa política -la suya- ayude a los ciudadanos a hacer frente a la situación económica y les permita “tener planes de vida en lugar de aguantar 97 subidas de impuestos”. Feijóo dijo en su intervención que el PP está preparado para gobernar y que no cederá ante la estrategia del “divide y vencerás” que, según él, promueve el Ejecutivo. “A este Gobierno no le estamos pasando una”, sentenció.

Sánchez también 'pasa' del Senado. El presidente del Gobierno no ha participado en una sesión de control en la Cármara Alta desde el 12 de marzo de 2024. Esto significa que, hasta la fecha actual ha transcurrido más de un año desde la última vez que respondió en las preguntas de los senadores. Durante este período, el presidente ha alegado problemas de agenda y compromisos internacionales como motivos de su ausencia. Sin embargo, esta ha generado críticas por parte, sobre todo, del Partido Popular, que cuenta con mayoría absoluta en el Senado. Génova ya ha propuesto modificar el reglamento de la Cámara Alta para obligar al presidente del Gobierno a asistir a las sesiones de control al menos una vez al mes. Y es que cabe reseñar que el reglamento del Senado no obliga al presidente a comparecer regularmente.

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