Política

Sánchez apuesta por un súperdomingo electoral en 2027: "El tiempo juega a nuestro favor"

El núcleo de Moncloa dice que el presidente convocará los comicios cuando le convenga e insiste en que solo una moción de censura improbable puede impedirlo

  • Pedro Sánchez en un acto del PSOE -

Que pase el tiempo. Si se cumplen los planes de Pedro Sánchez, solo faltan dos años para la gran batalla final. El presidente del Gobierno apuesta por celebrar un súperdomingo electoral en 2027, según explican a este diario fuentes socialistas con asiento en Moncloa. La idea es hacer coincidir los comicioes municipales, autonómicos y generales en un mismo día para exprimir la movilización de los españoles. En especial, los de izquierdas. Con esa jugada, el líder del PSOE cabalgaría con su ejército de ministros-candidatos contra las murallas de Génova, 13 para tumbar definitivamente a Alberto Núñez Feijóo

El núcleo duro del Ejecutivo dice que el presidente apretará el botón electoral cuando le convenga e insiste en que solo una moción de censura "improbable" puede impedirlo. "Pedro [Sánchez] convocará elecciones cuando nos convenga, no cuando le convenga a otros. Y el tiempo juega a nuestro favor. Habrá elecciones en 2027. La única forma de impedirlo es una moción de censura y no veo probabilidades de que salga", explica a este diario un estrecho colaborador del presidente, que tampoco cree que los escándalos que salpiquen al Gobierno determinen esa futura cita electoral.

A prori, la única opción de que el presidente caiga es una moción de censura que pase, sí o sí, por una alianza 'imposible' entre el PP, Vox y Junts. Aún así, el Gobierno trabaja políticamente para impedirla. Eso es, en verdad, lo que se escondió tras el entramado del decreto ómnibus: una partida de ajedrez que solo buscaba que los posconvergentes propinaran a Alberto Núñez Feijóo un golpe que desarticulara la química que se había instalado entre ambas formaciones en el Congreso. Puigdemont, con su rechazo inicial, forzó al PP a votar en contra del decrecho de marras.

Y una vez negoció con el PSOE un nuevo decreto con las pensiones a cambio de más concesiones, llevó de nuevo al PP a rebufo, que terminó votando a favor tras dudar, dejando expedito a Sánchez la construcción del relato. El presidente se marcó un tanto. Junts ganó y él también. Pura política. Lo que está claro es que en Moncloa anticipan que no habrá nuevas cuentas ni este año ni, con bastante probabilidad el que viene. Por los chats del Ejecutivo ha circulado estos días una captura con una publicación en X del economista Daniel Fuentes que explica que buena parte de la zona euro y de las comunidades autónomas carecen de cuentas vigentes en ejercicio. Más relato. España no es una anormalidad, explican. El contexto político es difícil en todos los países. "A seguir gobernando", zanja un barón autonómico socialista. 

Precisamente, el único barón socialista con poder para golpear a Sánchez públicamente, Emiliano García-Page, aventuró este miércoles que habría elecciones más pronto que tarde. El análisis del presidente del Castilla-La Mancha, es que Junts, ERC o Podemos tienen "clarísimo" que su mayor interés electoral es que no haya continuidad de la coalición, sino abrirse un espacio "a la contra" de un hipotético gobierno de derechas para crecer electoralmente. Como al conjunto de la mayoría de la investidura no le está yendo muy bien en las encuestas, y el único partido que resiste el el PSOE, Page cree que alguno de esos socios va a dejar caer a Sánchez.

En el independentismo se aplaude la relación que ha creado Junts con el PSOE. Los independentistas catalanes negocian con "el enemigo" porque consideran que le pueden sacar mucho más partido. Puigdemont no tiene intención alguna de participar en la gobernabilidad de España. A diferencia de ERC, le preocupa bien poco "la mayoría social" con la que quiere alinearse el Gobierno. Y si se compromete a aprobar a algunos decretos, como el de revalorización de pensiones, es porque afecta directamente a buena parte de sus votantes. Junts ha evidenciado que no se alinea con ningún bloque: ni con el 'progresista' ni con el de la derecha, al que pertenece ideológicamente. 

El expresidente catalán tiene al PSOE y al PP como el enemigo a batir, siguiendo la estela de la etapa más dura del procés. La presión que ha ejercido con las pensiones, creen los independentistas, les ha dado credibilidad, porque al amagar con tumbarlo y obligar al Gobierno a rectificar les permite decirle a los suyos que van en serio. Junts, como ERC, tiene siete diputados en Madrid. "Pero no valen lo mismo", explican fuentes posconvergentes.

El análisis de los sectores más duros del secesionismo es que nadie cree que Oriol Junqueras pueda tumbar a Sánchez, pero a Puigdemont sí le ven aprentando el botón. Y, mientras, en Junts ven al presidente del Gobierno dispuesto a tragarse todos los sapos del río por mantenerse al frente del Ejecutivo. Moncloa, en efecto, prosigue su estrategia de contentar a su socio. En la oposición no descartan, en modo alguno, que ese gran domingo electoral sea una relaidad, porque la proximidad entre las dos convocatorias, en mayo las autonómicas y municipales, y en julio, las generales, dan aire a ese calendario.

Hasta entonces, en el PSOE creen que la operación de derribo de la derecha "mediática, judicial y política" contra el presidente ha provocado una conexión entre el partido, sus militantes y votantes, que se visualizará en las próximas citas electorales. El presidente ha dejado el partido listo para esa batalla. El cónclave de Sevilla fue la apertura de un nuevo ciclo electoral y el presidente está volcado en que su partido sea competitivo en 2027. Por eso ha encumbrado a las principales federaciones a ministros para que compitan electoralmente: Pilar Alegría en Aragón, Óscar López en Madrid; María Jesús Montero en Andalucía; Ángel Víctor Torres en Canarias y Diana Morant en Valencia. 

Aunque algunos socialistas dudan de la viabilidad de la operación orquestada por Sánchez de llevar al frente de esas federaciones a sus primeros espadas en el Consejo de Ministros, porque la ven plagada de riesgos. Tras el estrepitoso golpe de las elecciones municipales y autonómicas de 2023, Sánchez cortó de raiz cualquier debate interno sobre los motivos de aquella sangría que costó siete ejecutivos autonómicos. El PSOE solo retuvo (y con dificultad) Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Pero el adelanto de las elecciones generales del 23 de julio movilizó al partido en torno al líder, que logró resistir mejor de lo previsto gracias a la alerta ultra que lanzó desde el mismo momento en que anunció la llamada a las urnas, tan solo 24 después del golpe de las municipales. 

Sánchez ganó así su particular partida de ajedrez contra algunas federaciones, como la hasta ahora belicosa aragonesa. El líder socialista sabe mejor que nadie que los barones de su partido constituyen un fuerte contrapeso político. Por eso, tras la masacre de mayo de 2023, el secretario general solo ha tenido que esperar para hacer y deshacer a su antojo. Ahora bien, si sus apuestas pierden, Sánchez quedará marcado y se podrá hacer la lectura de un rechazo de los ciudadanos a él y a sus políticas, sobre todo en las comunidades autónomas en las que la agenda nacional tiene más peso, como Madrid, las dos Castillas, Aragón y Extremadura. Por no hablar de si pierde él también. Todos a una. 

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