Política

Ábalos y Sánchez, al teléfono: monólogos presidenciales eternos y llamadas en pijama

Aldama ha recordado cómo el presidente 'asediaba' el móvil del hoy repudiado exministro en los días de vino y rosas. Su 'afán controlador' era irrefrenable

  • Pedro Sánchez y José Luis Ábalos -

El comisionista Víctor de Aldama, identificado por la UCO como nexo de las presuntas corruptelas que rodean al PSOE y al Gobierno que sostiene, fundamentó, durante la entrevista que dio a Cope el pasado miércoles, su convicción de que Pedro Sánchez estaba al corriente de la trama en la continua comunicación telefónica de este con su báculo tanto en el gabinete como en el partido: José Luis Ábalos. "El señor Sánchez, si no llamaba seis o siete veces al día al señor Ábalos... le consultaba todo. El señor Ábalos era todo en el Gobierno, era el que sabía todo. El presidente tenía una confianza en él más allá. Al igual, tengo que decir, porque lo he visto y comprobado, que el presidente se equivocó con él, cuando él le ha sido leal hasta el último día", declaró a Carlos Herrera el empresario doblemente imputado en la Audiencia Nacional.

Al margen de que el trasiego telefónico entre el jefe del Ejecutivo con quien era su ministro y secretario de Organización de los socialistas pueda o no constituir prueba suficiente de que Sánchez conocía al dedillo la presunta corrupción en torno a su figura, lo cierto es que la observación del empresario es reveladora en cuanto a lo que apunta de ese proverbial 'afán controlador' que colaboradores y cercanos vienen atribuyendo al jefe del Ejecutivo desde sus tiempos de concejal en el Ayuntamiento de Madrid. 

Ábalos puede dar fe de ello. La fecha 1 de junio de 2018, cuando sacó adelante la moción de censura gracias a su labor en la trastienda, vino precedida de constantes llamadas en las que el futuro presidente le demandaba información prácticamente en tiempo real sobre el estado de las negociaciones. Con posterioridad a la conformación de aquel pimer 'Gobierno bonito' de la égida sanchista, la inexperencia política de muchos de sus integrantes llevó a Ábalos a ocupar cada vez más espacio público para tratar de sacar a aquellos ministros bisoños de los frecuentes jardines en los que, ellos solitos, se metían. Ese papel de 'apagafuegos' arrostró para el entonces todopoderoso ministro una sobreexposición mediática que acabó por convertirlo en una figura tan popular como tamizada por lo grotesco.

De forma inopinada, Sánchez tiraba de móvil para reprochar a su ministro que, ese día, le había visto salir "demasiado" en televisión

Durante ese periodo inicial de la primera legislatura el teléfono de Ábalos echaba humo. Literalmente. Por su rol de 'fontanero' principal de Ferraz, el también ministro de Transportes aprovechó mucha de su agenda institucional, que incluía frecuentes desplazamientos, para cumplir el encargo de 'atar en corto' a las federaciones territoriales y someterlas a la ortodoxia sanchista.

En ocasiones -y no fueron pocas- la interlocución consistía en largos monólogos de Sánchez (a veces, de más de cuarenta minutos) ante los que Ábalos se limitaba a escuchar. Y a asentir. En otras, las preguntas sobre cualquier detalle, hasta el más nimio, se sucedían una tras otra expelidas al otro lado del teléfono por un presidente que siempre tenía la última palabra.     

El 'Señor Lobo' del gabinete

Paradójicamente, convertirse en el 'Señor Lobo' del gabinete comenzó a despertar la suspicacia del líder. De forma inopinada, Sánchez tiraba de móvil para reprochar a su ministro que, ese día, le había visto salir "demasiado en televisión". Una vez, ante la perplejidad de Ábalos, llegó a preguntarle si es que se estaba forjando "una agenda" y un proyecto propios. Ábalos replicaba con que todo lo que hacía respondía a lo que el propio presidente le había pedido. Pero el resquemor ya estaba allí.

La llamada presidencial de la noche del 20 de enero de 2020 para evitar la entrada de Delcy Rodríguez en suelo español soprendió a Ábalos en su casa. En pijama. De allí, salió pitando con Koldo camino del aeropuerto de Barajas. La comunicación fue expeditiva y telegráfica, con la única instrucción de que la vicepresidenta venezolana debía mantenerse a toda costa fuera de territorio Schengen. Entre otros motivos, Sánchez recurrió a Ábalos para el cometido porque la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, estaba de viaje oficial en el extranjero. Pero, vistas las revelaciones posteriores sobre esa noche, todo indica que, de no haber sido así, Sánchez hubiera enviado igualmente a Ábalos. En la atropellada conversación, el presidente del Gobierno trasladó a su ministro que tanto la responsable de Exteriores como Marlaska estaban informados de su 'misión. Posteriormente, González Laya dio indicaciones adicionales a un Ábalos para el que toda información era poca. Pese a los ecos del episodio, todavia hoy presentes, el presidente del Gobierno, al contrario de lo que se ha asegurado, felicitó a Ábalos por su desempeño en la terminal. El 'Delcygate', en cualquier caso, le perseguirá hasta el fin de los tiempos.     

Del 'ghosting' telefónico al "tú verás"

Después del torrente, llegó el desierto. El jefe del Ejecutivo despachó con lenguaje críptico ("Tú sabes por qué") la explicación sobre las razones de su destitución como ministro aquel sábado 10 de julio de 2021. A partir de ahí, Ábalos dejó de existir en el teléfono del presidente. La recomposición de las relaciones resultó lenta, gradual e incompleta. Las urgencias electorales del PSOE llevaron a la restitución parcial de su ex secretario de Organización: tuvo un papel destacado en la estrategia de la campaña del 23-J, y figuró como cabeza de lista por Valencia. Las razones todavía hoy difusas de su defenestración se desdibujan más aun cuando sobreviene la lógica pregunta sobre por qué Sánchez comenzó a recuperarlo si tan graves eran los hechos que habían forzado su salida.

Los puentes no obstante siguieron tendiéndose con el paso de los meses por encima de algún 'aviso' en forma de mensaje. Ocurrió cuando la elección de Diana Morant como secretaria general del PSOE valenciano (PSPV): uno de los últimos contactos de Sánchez con su exministro fueron varios 'whatsaaps' en los que el presidente se interesaba por la postura de Ábalos respecto a la designación de la ministra al frente de la federación autonómica. A la oficialista Morant le había salido un oponente alternativo, el diputado ilicitano Alejandro Soler. A Sánchez le llegó que el valenciano Ábalos se habría alineado con Soler frente a la candidata de Ferraz. Quiso saber si era cierto; Ábalos lo negó categóricamente. La presión fue intensa. Hasta que el presidente del Gobierno cerró la comunicación con un "Tú verás...". 

Sánchez convocó a Ábalos a La Moncloa en verano de 2023. Allí, pasearon alrededor de un pequeño huerto cultivado por el propio presidente, quien le agradeció también su comportamiento leal. Y le pidió paciencia

La normalización en esta tortuosa relación comunicativa quedó plasmada en formato presencial cuando, en el verano del año pasado, Sánchez convocó a Ábalos a La Moncloa. Allí, pasearon alrededor de un pequeño huerto cultivado por el propio presidente, quien quiso saber la opinión del que fue su principal colaborador sobre varios asuntos políticos y de gestión; le agradeció también su comportamiento leal. Y le pidió paciencia.

Poco después, el exministro manifestó su interés en ser incluido en las listas del PSOE al Parlamento Europeo. Su petición fue atendida mediante un compromiso que la eclosión del 'caso Koldo', el pasado 20 de febrero, hizo saltar por los aires.

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