Política

"Prefieren a Orbán que a Iván": purgados de Vox denuncian la deriva 'húngara' de la dirección

García-Gallardo desvincula su marcha de la ruptura de los gobiernos con el PP: "Ni me he ido por querer ser barón, ni por querer ser vicepresidente autonómico"

  • Santiago Abascal y Viktor Orbán -

"Algo pasa en Vox". De una manera sucinta, Juan García-Gallardo, después de dejar todos los cargos orgánicos en la formación verde, compartió ayer su diagnóstico. Fue en una entrevista en la cadena COPE, donde denunció la división interna, la falta de liderazgos, o lo que viene a ser lo mismo: la pérdida de capital humano; el conformismo con una tendencia creciente en las encuestas que, sin embargo, no sobrepasa el techo del 15% y... el viraje ideológico. "Creo que hay que seguir el camino de Meloni", recalcó. 

Un dardo sin rodeos a la actual cúpula, que ha fiado todo a la carta de Viktor Orbán, primer ministro húngaro. Entre los muchos debates abiertos entre los mandos de la tercera fuerza de España, hay uno que sobresale al resto: los compañeros de viaje transfronterizos. El pasado mes de julio, la decisión de aliarse en el Parlamento Europeo con el mandatario prorruso, en lugar de con la primera ministra italiana, provocó un cisma en el partido que apenas trascendió de puertas para afuera. 

A toro pasado, algunos dirigentes purgados sintetizan la disyuntiva de esta forma: "Prefieren a Orbán que a Iván", dice un exdiputado en alusión al exportavoz del partido en el Congreso de los Diputados y rostro más preclaro después de Santiago Abascal. Como desveló ayer Vozpópuli, un grupo de militantes, entre ellos antiguos diputados nacionales, han promovido en estos días un manifiesto en el que denuncian que la dirección nacional se mueve en el ecosistema internacional por mero interés económico. "Patriotas de quien pague", es el encabezado del texto que recorre los grupos de WhatsApps. 

El movimiento no es baladí. Se produce a escasos días de que se celebre en Madrid la cumbre de 'Patriots', el partido que preside Abascal y que ocupa el tercer puesto en la Eurocámara. Desde hace semanas, Vox calienta el evento, con el que pretende sacar tajada de la tendencia mundial 'antiwoke'. El lema elegido es MEGA [Make Europe Great Again], pintiparado al MAGA [Make America Great Again] de Trump. En un hotel de la capital se darán cita líderes como Orbán o Le Pen. Todo apunta a que también podría acudir Matteo Salvini, vicepresidente italiano y responsable de La Liga de Italia. 

Quien no estará es Meloni, antaño aliada de Abascal, hasta que éste decidió unir sus fuerzas a Orbán en Bruselas. "La decisión de Vox de abandonar el ECR [grupo de Meloni] tras las eleccioens de 2024 para unirse a "Patriots for Europe" refleja un reposicionamiento estratégico que revela una serie de preocupantes cambios en sus principios", aseguran los críticos. "El primero consiste en su falta de consideración de los intereses de España". Y es que, según recuerdan, en clave geopolítica, "el alineamiento con Meloni parece más apropiado que la unión con Orbán". 

Además, el peso de "Patriots" recae principalmente sobre el Frente Nacional de Le Pen, que reniega de algunos de los principios básicos de Vox. Como el "humanismo cristiano". Cabe recordar que la líder francesa, en su día, avaló que el blindaje del aborto en la Constitución del país galo. En ese aspecto, ayer García-Gallardo lamentó que la cúpula de su partido no le respaldó cuando trató de implantar en Castilla y León, comunidad de la que fue vicepresidente, la implantación del latido fetal, medida provida. 

Gallardo se defiende

El ya político dimitido mentó varios males endémicos en la formación. Además del citado viaje ideológico, lamentó la falta de cohesión, con "parlamentos divididos entre facciones". Sobre la situación demoscópica, si bien todos los sondeos coinciden en una recuperación, no se plantea ni siquiera como una hipótesis el hecho de que Vox pueda arrebatar al PP la hegemonía en el centroderecha. "Nos damos con un canto en los dientes con sacar un 15%", reprochó García-Gallardo. A su juicio, las pobres expectativas están relacionadas con la ausencia de liderazgos y con la pérdida de capital humano: "No haber retenido el talento en algunos casos, como en el de Iván, es algo que hay que analizar". 

En otra emisora, RNE, el secretario general de Vox en el Congreso, José María Figaredo, negó la crisis interna que airea Gallardo y le replicó con dureza: "Alguien de repente se cae del guindo y se da cuenta de que él quería ser un barón autonómico de Vox y de que eso no tiene cabida en Vox". Es la versión que, de manera extraoficial, ha difundido el entorno de Abascal. Pero lo cierto es que Gallardo, en un mensaje a Vozpópuli, niega la mayor: "Ni me he ido por querer ser barón autonómico (sólo he querido una relación de lealtad recíproca con la dirección). Ni por dimitir como vicepresidente (ha pasado medio año y he sido muy claro respecto a ese tema). Ni apoyo a los rebeldes de Salamanca y Burgos".

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