Política

Perplejidad en el PP con el giro "trumpista" de Abascal para tumbar los presupuestos autonómicos

Feijóo hace oídos sordos al líder de Vox y en su entorno atribuyen la enésima exigencia a su ascenso en las encuestas: "Han perdido el norte"

  • Abascal en la cumbre de Patriotas -

Hace tiempo que Santiago Abascal se mira en el espejo de Donald Trump. Y la diplomacia, en el caso del presidente de Estados Unidos, consiste en lanzar órdagos. A lo grande. Antes incluso de empezar a negociar. Aranceles por aquí, aranceles por allá. Luego, ya veremos... Traído el ejemplo a la política doméstica, hay quienes, en el Partido Popular, ven en la enésima advertencia del líder de Vox un giro "trumpista". 

Dirigentes territoriales consultados por Vozpópuli se muestran perplejos por las condiciones que Abascal puso este domingo encima de la mesa para aprobar los presupuestos de las seis comunidades en las que el PP gobierna en minoría. "No va a haber ningún tipo de presupuesto ni en Murcia ni en ninguna región de España en la que Vox no tenga garantía explícita de una ruptura clara de los pactos de populares y socialistas en Bruselas", proclamó en un acto en la Región de Murcia, uno de los territorios en los que las próximas cuentas están en el aire. 

A juicio de un barón con mando en plaza, el presidente de Vox ha optado por una estrategia de "amenaza, chantaje y enfrentamiento" para zarandear a su electorado. Su apuesta, opina, es una "vía antisistema", surfeando la corriente internacional que viene a romper con el orden preestablecido y que, fuera de nuestras fronteras, funciona. Por lo pronto, en nuestro país la beligerancia de Vox ha frenado en seco de las expectativas electorales del agitador Alvise Pérez, que hasta hace poco parecía salir bien parado con un trozo de la tarta reaccionaria. 

El pasado verano, cuando el reparto de menores migrantes, Abascal dio a sus alfiles la directriz de abandonar los cinco gobiernos autonómicos de los que formaban parte, porque así lo exigieron previamente. Más tarde, en diciembre, escenificaron una ruptura aún mayor y suspendieron las negociaciones de presupuestos ante un hipotético acercamiento entre el PP y el PSOE para sellar un pacto migratorio, que nunca sucedió. No obstante, según ha podido saber este periódico, de manera soterrada, en algunas comunidades se mantuvo la interlocución entre ambas partes. Y las conversaciones estaban avanzadas. Casi casi fumata blanca. 

"¿Qué quiere?"

Por eso, el bandazo de este domingo ha descolocado al PP. Las personas que suelen manejar los contactos con Vox se enteraron de la exigencia lanzada por Abascal por la prensa. "¿Qué quiere, que Úrsula rompa la Comisión?", se pregunta un destacado mando popular. "Han perdido el norte", añade. Lo cierto es que la posición maximalista del jefe de Vox desconcierta a los populares, que ni siquiera entienden a qué se refiere. Porque, sin ir más lejos, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, antaño referente de Vox, participó del último acuerdo con la familia socialista para alumbrar el actual gobierno comunitario.

Así lo recordó Jorge Azcón, uno de los presidentes afectados: "Piden que se rompan determinados acuerdos que hay en el Parlamento Europeo cuando partidos políticos que pertenecen a esa formación tienen comisarios en la Unión Europea. Hay comisarios en Italia, en Hungría, que forman parte de esa Comisión. Por eso quiero conocer con más detalle qué es lo que piden y exigen".

La percepción generalizada en Génova 13 es que Abascal funciona a base de impulsos demoscópicos. Y si las encuestas le sonríen, la reacción es intensificar la estrategia de choque con el PP. "Se han creído que pueden adelantarnos estando a veinte puntos de distancia", ironizan desde la cúpula. Pero Feijóo, como rezaba el título de aquella película, No me chilles que no te veo, ha optado por hacer oídos sordos. "No vamos a cambiar de socios en la UE", zanjó este lunes Borja Sémper en rueda de prensa.

Además, la cuenta oficial del PP en X, incluso salió en defensa de Abascal cuando el ministro Óscar Puente lo atacó por su físico. "Ahora ataca a Abascal por su físico después de que la ministra Montero hiciera lo propio con Miguel Tellado. Este Gobierno no solo falla en la gestión, sino que ha convertido el insulto en su único argumento. El PSOE ya no debate: insulta. La falta de respeto no es una estrategia, es una confesión de debilidad". Un síntoma, aseguran en el entorno de Feijóo, de la indiferencia con la recibe las amenazas de Abascal. 

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