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Política

El juez acepta a Sebastián y Del Rivero como acusaciones en el espionaje de BBVA

Miguel Sebastián durante su etapa como ministro de Industria, en noviembre de 2008.

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha admitido la personación del exministro de Industria Miguel Sebastián y del expresidente de Sacyr Luis del Rivero como acusaciones particulares en la "operación Trampa" que investiga los pinchazos del excomisario José Villarejo para BBVA.

Según han confirmado a Efe fuentes jurídicas, ambos ya figuran como parte en esta novena pieza separada del caso "Tándem" sobre los trabajos de espionaje realizados por la empresa Cenyt, vinculada con la policía, y que supuestamente habría encargado el expresidente de la entidad Francisco González.

El pasado 25 de febrero, Sebastián se personó en estas diligencias al haberle sido intervenidas sus comunicaciones, "tanto las privadas como las oficiales", llegando a construir "un falso relato en torno a su persona con el propósito de desacreditarlo ante los demás e intentar torcer su voluntad".

Hechos que, de ser ciertos, "podrían constituir el mayor escándalo de corrupción corporativa de la democracia española", puesto que se habrían utilizado "recursos del BBVA para la defensa de posiciones internas de poder en perjuicio de los accionistas minoritarios".

En concreto, entre la documentación que obra en poder del juzgado y de la Fiscalía Anticorrupción constan una serie de pinchazos y operaciones de seguimiento que sitúan el inicio de las relaciones entre el banco y Cenyt en 2004, cuando Sacyr pretendía tomar el control de la entidad.

El dispositivo de Villarejo

En virtud de los escritos de personación, el dispositivo de Villarejo incluía ocho equipos de personal especializado, doce coches y cinco motos para vigilancia y transporte, tres vehículos base para comunicaciones, software y hardware para acceder a bancos de datos, y equipos de audio, fotografía y vídeo.

De tales encargos, el expolicía reportaría directamente al excomisario y entonces jefe de seguridad del BBVA, Julio Corrochano, que en uno de los pinchazos dice que el "presi" le llamaba cada diez o quince días y que quería informes más simples pues "ni siquiera lee las conclusiones, que hay que decirle pim, pim, pim y pim".

Por su parte, Del Rivero aprovechó la última junta para cargar contra él por hacer creer que el intento de toma de control del banco era una operación política "por sus orígenes", ya que González -también conocido como FG- llegó a la entidad director de la presidencia de Argentaria, la cual ocupó por decisión del Gobierno de José María Aznar. 

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