Política

El Gobierno se contradice para justificar el papel de la asesora de Begoña Gómez

Moncloa dice primero que los asesores trabajan solo para Sánchez y luego defiende que también lo hacen para "las diferentes personas del complejo"

  • Cristina Álvarez, asesora de Begoña Gómez -

La Moncloa parece no tener claro si el personal de Presidencia del Gobierno trabaja sólo para Pedro Sánchez o, también, para su familia. En plena polémica por el papel que desempeñó Cristina Álvarez, la directora de Programas de la Secretaría General de Presidencia imputada por colaborar con los negocios particulares de Begoña Gómez, el Ejecutivo se contradice con las funciones que tienen encomendadas los altos cargos -o asesores- que forman parte de la estructura presidencial. 

Según consta en dos respuestas parlamentarias a las que ha tenido acceso Vozpópuli, el Gobierno pasó de decir en julio del pasado año: "Las acciones de asistencia política y técnica se circunscriben a la actividad del Presidente", a defender hace escasas semanas -el 24 de febrero- que el personal de Moncloa se encarga de "las funciones de asesoramiento y asistencia a las diferentes personas del Complejo de la Moncloa. Las mismas que había en legislaturas anteriores con distintos Presidentes del Gobierno". 

Un cambio de opinión que se produce en menos de medio año y que coincide con un nuevo frente en la causa judicial a la que se enfrenta la esposa de Sánchez por cuatro delitos. El juez Peinado apunta ahora a un posible delito de malversación de caudales públicos por la contratación de la asesora que hizo gestiones privadas para Begoña Gómez. Por ello, ha citado a declarar como testigo al que antaño fue secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, hoy triministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. 

Desde el primer momento, el Gobierno ha sostenido que Cristina Álvarez realizó para la mujer de Sánchez las mismas tareas de asistencia que, en su día, tuvieron las mujeres de Rajoy, Zapatero o Aznar. No obstante, ninguna de ellas dispuso de una persona que, a priori, figuraba en el organigrama de Presidencia con un puesto relevante. 

Además, conforme se han ido desencadenando los acontecimientos, Moncloa ha desdicho su argumento inicial: que los empleados de Presidencia sólo sirven para el presidente. Así lo recalcaron cuando el PP, a través del Congreso de los Diputados, lanzó una batería de preguntas sobre el caso Begoña: "¿Qué opinión le merece al Ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes que Begoña Gómez haya declarado en sede judicial que Moncloa es su lugar de trabajo? ¿Es habitual que personas ajenas a la relación de puestos de trabajo del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes "trabajen" en dependencias del Gobierno de España? ¿Qué personas y con qué funciones tiene asignadas Begoña Gómez con cargo a los Presupuestos Generales del Estado? ¿Tiene alguna de estas personas relación directa o indirecta con la Cátedra de Transformación Social Competitiva de la Universidad Complutense?". 

Más tarde, en enero, los populares replantearon sus interrogantes: "¿Por qué el Gobierno nombró un cargo de confianza para llevar la agenda de la esposa del presidente? ¿Son habituales los nombramientos de cargos de confianza cuya labor es dar asistencia a familiares de miembros del Ejecutivo? ¿En qué casos?", a lo que Moncloa matizó que el personal de Presidencia también se encarga de servir a "las diferentes personas" que residen en el "Complejo". 

Bolaños, llamado a declarar

El próximo 16 de abril, Bolaños está citado a declarar para esclarecer todos los detalles de la contratación de Cristina Álvarez. Un paso que el juez Peinado dio tras escuchar a Alfredo González, un alto cargo del Gobierno que el pasado 26 de enero explicó cómo se gestionó el nombramiento de la asistenta de Begoña. Según señaló, la orden de contratarla la dio Bolaños. 

En su día, la citada asesora también declaró ante el juez y reconoció que asistió a la mujer de Sánchez para cuestiones privadas por la amistad que les unía. En concreto, Álvarez intercambió varios correos electrónicos con la Universidad Complutense de Madrid y con representantes de compañías patrocinadoras de la cátedra que codirigía. 

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