Política

Feijóo da un toque de atención a sus barones: "A mí de momento no me da órdenes nadie"

El líder del PP repasa la situación de España en la Junta Directiva Nacional de su partido: censura al Gobierno, critica a los sindicatos y carga contra el FGE

Esperó hasta el final. Pero lo hizo. Alberto Núñez Feijóo presidió este lunes en Madrid la Junta Directiva Nacional del PP, a la que acudió la plana mayor de la formación. En su discurso, trazó un diagnóstico más que crítico con la situación política de España, expuso su tradicional declaración de intenciones, con la consiguiente hoja de ruta; y lanzó un mensaje a la interna que no pasó por alto. Era la primera vez que hablaba ante su parroquia después de la polémica por el volantazo con el voto al decreto ómnibus del Gobierno, que se ha saldado con críticas por parte de algunos mandos territoriales. 

A ellos, les dio un toque de atención. "A mí, de momento, no me da órdenes nadie más que los afiliados y el programa electoral de mi partido", dijo. A los que susurran -tanto dentro como fuera del PP- lo que debería o no debería hacer con su estrategia política, les replicó: "Agradezco todas y cada una de las opiniones que, de buena fe, aconsejan cómo fulminar tanto despropósito como hay en España, agradezco el interés por combatir a un PSOE sin futuro. Os aseguro que en cada elección que me presenté he combatido ese socialismo, pero evidentemente de los que sólo quieren nuestra rendición os aseguro que yo no escucho nada. Los chantajes y las presiones que se los queden otros para su politiqueo de poca monta".

Y, finalmente, sobre la polémica por el decreto del Ejecutivo que contiene la revalorización de las pensiones -además de la prebenda de un palacete en París para el PNV, origen del embrollo-, explicitó: "Somos un partido libre, para decir que no cuando de lo que se trata es de salvar a Sánchez y libres para decir que sí cuando de lo que se trata es de dejar claro que estamos a favor de subir las pensiones a nuestros mayores".

En este capítulo, hubo mención para los sindicatos, que este fin de semana han marchado, con escaso respaldo popular, en contra de la oposición: "Manifestarse contra la oposición es pintoresco, y manifestarse contra aquello que la oposición no va a hacer es más pintoresco todavía. Pero hombre, esto ha sido excesivo ¿no? Ahora bien, no hay mal que por bien no venga. Es importante que el futuro no pille desentrenado a los sindicatos, ya van casi siete años sin entrenar, sin ejercitarse ante este gobierno de precariedad, de opacidad, de deuda, de impuestos, de vivienda imposible, de enchufismo, de mentiras y de corrupción".

El presidente popular también quiso hacer alusión directa a Vox. Primero, al resumir: "Nadie más que el PP planteará una buena política. No lo hará el Gobierno, chantajeado cada día; no lo harán sus socios, y tampoco lo hará Vox, porque su objetivo no parece ser cambiar nada, sino reforzar su permanencia en la oposición. Ni chantajes, ni cesiones ni pataleos". A rengón seguido, reivindicó que su proyecto es "la única oposición" que tiene Sánchez. Nadie más, alegó, quiere cambiar el Ejecutivo. 

Los dardos a Vox

Por otro lado, en un mix de dardos hacia los suyos y a los de Santiago Abascal, añadió: "Tenemos que mostrar alternativa, no nos vamos a quedar mirando esperando cómo caen, esperando quietos, mientras los problemas de los españoles se agigantan. La oposición de tumbona, de sarao y de dedito levantado que se la queden otros, no es para mí. Nosotros vamos a darle propuestas y soluciones a los españoles". 

En clave programática, sacó pecho de la batería de iniciativas que ha desplegado el PP en los últimos meses, como los planes en materia de conciliación o de vivienda, y anunció que el próximo fin de semana habrá un cónclave con todos los alcaldes de su partido en Zaragoza para apuntalar las recetas en vivienda. Una y otra vez, para dar cuenta de la importancia de esta agenda programática, usó una expresión: "La esperanza de un tiempo nuevo". 

Una parte capital del discurso del presidente popular fue la crítica al Ejecutivo, con mención a casi todos los escándalos, judiciales y políticos que salpican a la Moncloa. "No vamos a pasar una a quien acumula tantas y tantas. No sabemos muy bien por dónde empezar", admitió. Del fiscal general del Estado, lamentó que "España le paga un esbirro particular al señor Sánchez" y esto, zanjó, "se tiene que acabar". En pleno repaso de los casos que rodean a Sánchez, tachó de "espeluznante" el "deterioro democrático" de nuestro país. 

A modo de síntesis, expuso: "Las instituciones al servicio de un solo hombre, gobiernos municipales comprados e incluso controlando a las empresas privadas y cesando a sus presidentes en el palacio de la Moncloa con el dinero de todos. Se persigue la impunidad y si hay que cambiar leyes y sentencias al servicio de imputados y condenados, se hace. Cualquier cesión vale para aguantar el poder. Embajadas, cupo separatista y lo último, negociar transferencia competencias de migración". 

En plena negociación entre el Gobierno y Carles Puigdemont para entregar las competencias de inmigración a Cataluña y amarrar así el apoyo de Junts para lo que queda de legislatura, Feijóo advirtió: "Si se cede la política exterior, la Hacienda y el control de fronteras, poco más quedaría por ceder al independentismo que el palacio de la Moncloa". 

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