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Política

Exteriores cree que Iglesias aprovechó el viaje a Bolivia para verse en secreto con el canciller de Venezuela

Pablo Iglesias, líder de Podemos.

El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, mantuvo un encuentro confidencial y fuera de la agenda con el ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, durante su visita a La Paz el pasado domingo 8 de noviembre por la mañana, según desvelaron fuentes diplomáticas españolas a Vozpópuli. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, montó en cólera tras recibir información reservada sobre este encuentro no oficial, que era desconocido por el equipo de protocolo y que posiblemente duró unos pocos minutos, subrayan las citadas fuentes. En Podemos lo niegan, atacan a la ministra y se limitan a hablar de "contacto informal" con el canciller venezolano durante un "almuerzo" público posterior.  

La delegación española que llegó a la Paz para asistir a la toma de posesión del presidente de Bolivia, Luis Arce, estaba formada por más de una docena de altos cargos, entre ellos el Rey Felipe VI, la ministra y el vicepresidente Iglesias. El avión aterrizó sobre las cinco de la tarde del sábado 7 en el aeropuerto internacional El Alto. Después, la delegación se citó con Arce y poco antes de las ocho de la tarde concertó una cena con el presidente de Argentina, Alberto Fernández.

A la mañana siguiente, antes de que comenzaran los actos públicos, Iglesias aprovechó el rato libre para hablar en el Hotel Casa Grande de La Paz con el ministro venezolano de Exteriores. La delegación española residía en ese hotel de cinco estrellas, que tiene decenas de salas para realizar reuniones de todo tipo bajo su gran cúpula de cristal. En ese mismo hotel se alojaban o transitaban delegaciones diplomáticas de otros países. 

Antes del traslado en coche a la Asamblea parlamentaria de Bolivia para la ceremonia oficial (horas 9.20 de la mañana del domingo 8 de noviembre), la delegación española supo que Iglesias se había encontrado con el ministro venezolano en el mismo hotel en el que esa misma mañana se había citado -en este caso sí, de forma oficial- con la candidata a la presidencia de Perú, Verónica Mendoza, y el candidato de Ecuador, Andrés Arauz.

El encuentro no se puede considerar una reunión oficial con fotógrafos, pero sí un momento de intercambio de opiniones entre los dos dirigentes, según supo el Ministerio. El equipo de Laya recibió esa información de personas que asistieron a dicho encuentro, pero no del propio Iglesias, y la reacción inmediata fue de profunda irritación y perduró durante toda la jornada, según afirman varias fuentes diplomáticas a este diario

A espaldas de Exteriores

El equipo de Iglesias niega que el vicepresidente haya tenido una "reunión" con el ministro venezolano durante la mañana de 8 de noviembre. Solo hablan de un contacto fortuito con el ministro de Nicolás Maduro durante el almuerzo celebrado en la Casa Grande del Pueblo con otros políticos y organizado por el Gobierno de Bolivia por la tarde del domingo, tras la toma de posesión de Arce.

En Podemos creen, por otra parte, que Exteriores y también miembros de la Casa del Rey obraron durante todo el viaje para limitar los movimientos del vicepresidente. A Iglesias le acompañaba Santiago Jiménez, un amigo de la época universitaria que ahora ejerce de diplomático de cabecera del partido en su calidad de director adjunto de gabinete. En el equipo de Iglesias alegan que la agenda del vicepresidente estaba tan apretada que era imposible celebrar encuentros más allá de los actos oficiales

Esta tesis choca, no obstante, con la versión ofrecida por personas presentes en este viaje y que describen el momento del encuentro -a primera hora de la mañana del domingo y no en el saludo informal de la tarde-. Además, los funcionarios de Exteriores se enteraron de ello pocos minutos después de que se celebrara. 

En cuanto a la falta de tiempo, cabe recordar que Iglesias organizó una cena privada con el presidente de Argentina el sábado 7 de noviembre, de la que excluyó al Rey, quien se quedó sin agenda oficial esa noche. Además, el vicepresidente segundo organizó dos reuniones con políticos afines de Perú y Ecuador y hasta impulsó un manifiesto contra la "ultraderecha" en el mundo durante el viaje. Fuentes cercanas a la Organización de Estados Americanos (OEA) califican, de hecho, el encuentro de Iglesias con Arreaza de "verosímil".

Elecciones en Caracas en diciembre

La desconfianza entre el lado morado del Gobierno, Exteriores y ahora también Zarzuela es palpable. Por ejemplo, en Exteriores se considera que la información privilegiada sobre el encuentro secreto de Iglesias con Arreaza es la gota que colma el vaso de un viaje muy tenso y condicionado constantemente por la doble agenda del vicepresidente, según las fuentes diplomáticas. Para los morados, en cambio, no era Iglesias quien tenía que acompañar al Rey, sino al revés. Y acusan a la Casa del Rey de haber llenado la agenda para encorsetar los movimientos del vicepresidente

Cabe señalar que en el propio partido morado nadie descarta el encuentro Iglesias-Arreaza, aunque celebrado de manera rápida y sin oficialidad al igual que lo fue en su momento el episodio entre José Luis Ábalos y Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Barajas. Califican de “muy factible” esa conversación con el ministro venezolana, si bien recuerdan que Podemos lleva tiempo alejándose públicamente de Caracas. No obstante, Iglesias criticó a Leopoldo López en una entrevista publicada ese mismo domingo en el diario argentino Página 12, afirmando que el opositor a Nicolás Maduro que acababa de llegar a Madrid “no ha apostado por las vías democráticas y pacíficas en su país".

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El encuentro de Iglesias con Arreaza del que están convencidos en Exteriores se enmarca en un momento delicado para la diplomacia española. Entre la salida de López, la política petrolífera, el Delcygate, la ausencia de un embajador español en la región y las elecciones legislativas en Venezuela del 6 de diciembre, las relaciones con el país sudamericano son más tensas que nunca. 

Además, tras el viaje a Bolivia, en círculos diplomáticos se mira con preocupación la llamada diplomacia paralela de Iglesias, cuyos ejes adelantó este diario. La agenda doble de Iglesias genera mucha irritación en la ministra y su entorno. Otros ministros asisten con desconcierto a las gestiones del vicepresidente para impulsar acciones al margen de Exteriores y centradas en países de América Latina afines. Ese temor se refuerza ante el hecho que Iglesias tiene el visto bueno de Pedro Sánchez, quien de momento se decanta por defender a su socio frente a las quejas de sus ministros. 

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