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Política

'¿Quién da más escaños?': Sánchez subasta el futuro de Navarra entre el PNV y UPN

Barkos, con Sánchez

La laberíntica gobernabilidad de Navarra ha mutado en una subasta. El PNV, líder de la coalición Geroa Bai, y UPN, principal partido de la coalición Navarra Suma, se pelean por ser el mejor postor. Porque unos y otros tienen escaños que ofrecer a Pedro Sánchez para su investidura. O, dicho de otro modo, la decisión del PSOE sobre el futuro gobierno de Navarra se entrecruza y relaciona con los pactos que necesitan los socialistas en el Congreso de los Diputados.  

Todo depende de qué prefiera Sánchez. El subastador ya tiene las pujas sobre la mesa. Joseba Egibar, del PNV, partido principal de Geroa Bai, ha dejado bien claro que la decisión del PSOE en Navarra "condicionará" todo lo demás: tanto los acuerdos entre socialistas y peneuvistas en el País Vasco como el apoyo del PNV a la investidura en el Congreso.

Lo de Egibar suena más a bravata de un político en decadencia que a amenaza real de Iñigo Urkullu y los suyos, que gobiernan en una cómoda coalición con el PSE. En todo caso, los seis escaños del PNV pueden ser decisivos para la investidura. Lo mismo ocurre con UPN, principal formación de Navarra Suma, que tiene dos escaños que ofrecer en el Parlamento nacional. Y no puede olvidarse en esta ecuación a Bildu, cuyos cuatro diputados en la Cámara Baja también cuentan. 

El PSOE decidirá...

En las elecciones del 26-M solo quedó claro que los electores navarros dieron un sonoro portazo al nacionalismo vasquista. Lo único seguro es que ni Uxue Barkos (Geroa Bai) volverá a ser presidenta del Ejecutivo autonómico ni Joseba Asirón (Bildu) volverá a ser alcalde de Pamplona.

La contundente victoria de Navarra Suma (coalición que engloba a UPN, PP y Cs), que incluso tiene más diputados que todos los componentes del cuatripartito saliente (20 frente a 19), y el crecimiento del PSOE navarro (11) son dos poderosos argumentos que envían a los nacionalistas a la oposición. A partir de ahí, el caos que es ya casi costumbre en los pactos postelectorales de la política navarra. 

...pero depende de Bildu...

Como viene contando Vozpópuli desde antes de la misma noche electoral, solo hay dos opciones y las dos dependen del PSOE. O los socialistas que lidera María Chivite dejan gobernar a Navarra Suma -incluso ahora, con el recuento definitivo, valdría con una abstención- o intentan gobernar ellos mismos con el apoyo de otras formaciones de izquierda y nacionalistas; esto último incluye necesariamente los votos a favor de Geroa Bai y la abstención de Bildu

Chivite ha repetido una y otra vez durante toda la campaña electoral que no iba a regalar sus votos a UPN, ni por la vía del apoyo ni por la abstención. Está claro, por tanto, cuál es su opción: gobernar. Para ello, a su vez, tiene dos posibilidades: formar otro variopinto cuatripartito (PSOE, Geroa Bai, Podemos e IU) o apostar por un gobierno de izquierdas, con Podemos e IU, para lo que reclamaría a su vez los votos de Uxue Barkos y los suyos. En ambas vías tiene que contar con la abstención de Bildu. Una abstención que, por otra parte, no es segura, ya que Arnaldo Otegi y los suyos están enfrentados sin remisión con el PSN, al que acusan de ser una mala copia de UPN. 

Otra opción, claro está, sería que Navarra Suma se abstuviera para favorecer al PSOE, pero es harto improbable, por no decir imposible, que la primera fuerza política se abstenga para dejar gobernar a la segunda coaligada precisamente con sus más fieros adversarios. Por extraño que parezca, Chivite ha llegado a pedir este extremo. 

...y hay fricciones entre PSN y PSOE

No es ningún secreto que los socialistas navarros quieren gobernar. Llevan 25 años sin hacerlo y creen que esta es, por fin, su gran oportunidad. Entienden que la sociedad navarra ha dicho 'agur' al nacionalismo, pero interpretan que los navarros sí quieren un gobierno "progresista". Calibran que la vinculación con el nacionalismo no les va a pasar factura siempre y cuando no gobiernen de la mano.

Así las cosas, la opción que prefieren en el PSN es un ejecutivo de coalición con Podemos e IU que cuente con el respaldo, desde fuera, de Geroa Bai. Pero en este caso cada ley, cada iniciativa y cada propuesta seguirían dependiendo de los votos o la abstención de Bildu.

Por eso, en el PSOE nacional hay dudas, de manera que se suceden los mensajes contradictorios. El último, obra de Margarita Robles este viernes: "El PSOE solo apoyará a quien apoye la Constitución". Dicho sin remilgos, en Ferraz no están seguros de que la mejor posibilidad sea la elegida por sus correligionarios navarros.

O sea, la historia se repite en la Comunidad foral: el PSN quiere apoyarse en el nacionalismo y en el PSOE temen el desgaste que provoque esa dependencia. Terrenos resbaladizos. Intereses contrapuestos. Y Navarra vuelve a aparecer como una cuestión de estado, como cada cuatro años. Para completar el embrollo, una investidura incierta. 

La decisión se tomará, por más que se repita que el PSN tiene autonomía, entre Ferraz y el Palacio de la Moncloa. Los números en el Congreso mandan. El futuro gobierno de Navarra depende de las cuentas de Sánchez. ¿Quién da más?

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