Elecciones generales 2023

Sánchez se echa al monte de cara al 23-J: retrasará los pactos con Bildu y bajará al barro contra el PP

El presidente del Gobierno pone el PSOE en modo guerra. Ferraz ultima un comité federal para ratificar las listas el próximo 10 de junio y se prepara para hacer cambios en el comité de campaña

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Pedro Sánchez con Cristina Narbona y María Jesús Montero EFE

Pedro Sánchez conduce la nueva estrategia electoral del PSOE. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, tras el fiasco del 28-M, ha decidido pasar al ataque y bajar al barro para frenar "la ola reaccionaria" que, a su juicio, representan el PP y Vox. Él mismo reconoció este miércoles en el Congreso ante sus diputados y senadores que la que viene será una campaña dura y sucia con llamamientos a su detención por propiciar un "pucherazo" en los comicios.

Pero Sánchez tiene otros planes para confrontar con el PP por mucho que ante estas elecciones, el PSOE intente movilizar al electorado con sentimientos negativos hacia la derecha. En cierta manera, Sánchez se ha podemizado de nuevo. Y exhibió un discurso radicalizado que apeló a “la gente” para confrontar a los “poderosos”. Pero el presidente sabe que el escándalo de la listas de Bildu con 44 etarras le destrozó a él y a sus candidatos locales y autonómicos el 28-M. Y, por eso, ha dado orden al partido de poner cara de perro a la izquierda abertzale, con la que retrasará los pactos hasta después del 23-J. Fuentes del socialismo vasco explican que no habrá acuerdos de gobernabilidad con los "herederos de ETA". De manera que todo parece indicar que los socialistas, que tienen sobre la mesa el ofrecimiento del PP para impedir que Bildu gobierne o sea determinante allá donde tenga capacidad, dilatarán sus opciones en Navarra, donde pueden revalidar el gobierno con el apoyo de Bildu.

El propio líder abertzale, Arnando Otegi, corroboró la estrategia socialista que, además, criticó por incoherente: "No le puedes decir a la gente que llevas cuatro años aprobando los presupuestos con Bildu y haciendo acuerdos pero que ahora no te gusta nada, porque no es creíble". Otegi se huele que el PSOE, con su nueva directriz, trata de evitar que la izquierda abertzale haga presidenta a María Chivite en Navarra para no contaminarse, pero el jefe de filas de Bildu es contundente: "No dejaremos que la derecha gobierne en ningún lado. Pero si se produce un flagelo público de nuestras posiciones, igual es lo que están buscando... No lo sé".

En cualquier caso, tanto en Bildu como en sectores socialistas, se ve el asunto como mera estrategia. En plata: llegado el momento, se recurrirá a los votos abertzales si estos constituyen un beneficio político para el PSOE.

El presidente del Gobierno ha puesto al PSOE en modo guerra. Ferraz ultima un comité federal para ratificar las listas electorales que se celebrará, previsiblemente, el próximo sábado 10 de junio. El partido, además, se prepara para hacer cambios en el comité de campaña que los últimos comicios ha dirigido el secretario de organización, Santos Cerdán.

El navarro se ha convertido en el centro de la diana de varios sectores del partido. Sobre él vuelan todas las críticas. En Ferraz se habla abiertamente de reclamar su cabeza. Visto que los anuncios electoralistas, como los de Vivienda, no han calado, el PSOE gira y basa la campaña en atacar con rabia al PP recordándole algunos de sus episodios más comprometedores (desde Bárcenas al 11-M pasando por el Prestige).

Fuentes socialistas oficiales reconocen que en esta ocasión habrá cambios. Estas mismas fuentes no confirman ni desmienten que se vaya a producir una renovación del comité de campaña y defienden a Cerdán, un hombre "de la máxima confianza del presidente". Como ya contó este diario, "todo el PSOE pide cabezas" de la dirección. Aunque hay una en especial que varios cargos se quieren cobrar: la del secretario de organización y director del comité de campaña del 28-M, Santos Cerdán. "No puede seguir ni un segundo más en organización", explica a este diario una fuente que conoce bien el socialista navarro. Y zanja: "Es un clamor que otra persona coordine el comité electoral. Una persona que no puede dar una rueda de prensa no está para encarar una campaña".

Los socialistas asumen que el destino del partido y del secretario general están unidos tras la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Por el momento, nadie dentro del PSOE piensa en gestoras para hacerse con los mandos. Una fuente que conoce bien al presidente y que tuvo importantes responsabilidades en el PSOE explica que "no hay tiempo" para se construya un liderazgo alternativo y que, en caso de que el presidente no logre revalidar La Moncloa, "el ciclo debe concluir". Sánchez, previsiblemente, morirá matando. Pero nadie debería subestimarle. Y eso mismo apuntan varios miembros de la Ejecutiva socialista consultados por este diario.

Lo cierto es que Sánchez se parapeta en sus compañeros y vuelve a erigirse en la encarnación del socialismo. Una suerte de vuelta a los orígenes y al Manual de resistencia. Ya dijo que decidió sacrificar el final de su legislatura adelantando las elecciones generales por sus colegas socialistas: "Tomé la decisión con mi conciencia. Es lo que os digo más allá de las especulaciones. Y pensando en mis compañeros, porque ningún líder puede mirar para otro lado cuando los suyos sufren un castigo tan inmerecido y tan injusto".

El líder del PSOE, que obvia hacer cualquier tipo de autocrítica, lanza el mensaje a los españoles de que el próximo 23 de julio deberán elegir entre él y un gobierno de PP y Vox que estará, asegura, dispuesto a derogar toda su acción de gobierno: desde la subida del SMI hasta la eutanasia pasando por el aborto: "Todos podemos entender que derogar el sanchismo para PP y Vox es destruir lo construido; desmantelar lo conquistado; derogar todos los derechos aprobados estos últimos cinco años". Los suyos, mientras, aplauden. Pero la procesión va por dentro.

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