El tiempo apremia para Pedro Sánchez. Quedan 17 días para las elecciones generales del 23 de julio. Y en el PSOE ya dan vueltas a la jornada siguiente. Por ahora no hay una sola encuesta que sitúe a los socialistas como ganadores. Hasta la estimación del CIS de José Luis Tezanos puso este miércoles al PP como ganador. Ferraz ya siente la presión de los populares. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, amagó a principios de semana con recurrir a los barones del PSOE para que convenzan a su líder de que se abstenga, permita su elección y así no tener que pasar el peaje de Vox. Y ya hay uno que recoge el guante, aunque a su manera. Según ha sabido este diario, el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, pedirá a Pedro Sánchez una consulta a la militancia si el PSOE pierde el 23-J y el PP necesita y reclama su abstención.
No obstante, el propio Page salió al paso este miércoles de la petición de Feijóo: "No vamos a fiar nuestra autonomía política a los intereses de ningún otro partido. Y, además, lo que tenga que hacer el PSOE, sea en un contexto o en otro, no será pensando ni en el PP ni siquiera creo que tenga que ser [pensando] en el propio PSOE, sino en el país, en España", espetó durante la primera sesión de su investidura en la Cámara regional.
Lo cierto es que Sánchez ya se prepara para recuperar su mítico canto de 'no es no' que gritó a Mariano Rajoy cuando el expresidente del PP también le pidió la abstención. Ni Moncloa ni Ferraz contemplan en modo alguno que el PSOE se abstenga para facilitar la investidura de Feijóo. Fuentes gubernamentales lo califican de "inconsistencia".
Y recuerdan con sorna que el PP, allí donde el PSOE ha sido la lista más votada el pasado 28-M -hasta en 52 ciudades-, no ha dudado en recurrir a Vox para llegar al poder si los números les encajaban. El último ejemplo, explican fuentes socialistas, ha sido Extremadura. Y es que el Gobierno autonómico pasará a manos del PP tras el viraje de su candidata, María Guardiola, que rompió su palabra de que no gobernaría con Vox por el interés de los extremeños y ha terminado llegando a un pacto que les ha dado una consejería en el Ejecutivo.
En verdad, en el PSOE no quieren hacerse trampas al solitario. Todos, incluidos los críticos, se dicen trabajando "para intentar el mejor resultado posible".
Moncloa y Ferraz se la juegan
Y en esas está también el presidente, que va a echar todo lo que le queda al cara a cara del próximo lunes con el líder del PP. Sánchez prepara el combate con un equipo de tres personas: su jefe de gabinete, Óscar López y su adjunto, Antonio Hernando, y, con mucha probabilidad, el productor José Miguel Contreras, según el relato de varias fuentes socialistas. También contará con el asesoramiento de Paco Salazar.
Moncloa y Ferraz saben que se la juegan y que solo una victoria por nocaut en el plató de Atresmedia puede poner en aprietos una mayoría de PP y Vox. Aunque por mucho que Sánchez se esté esforzando mediáticamente para reflotar su imagen y el optimismo, en verdad, esté cundiendo en el PSOE y en el Gobierno, los últimos datos de las encuestadoras siguen dibujando un panorama sombrío.
Ya este lunes Felipe González entró en campaña con este asunto. El extodopoderoso líder socialista reivindicó, consciente del intrincado escenario parlamentario que pueden arrojar las urnas el 23-J, que gobierne la lista más votada en las elecciones generales para evitar un bloqueo del país que conduzca a hipotéticas repeticiones electorales en caso de "no haya otra opción". Todo un dardo al hoy secretario general socialista, a quien ninguna encuesta sitúa en posición de ganar los comicios.
No obstante, los socialistas predicen una investidura de "infarto" que se resolverá en segunda votación, aunque también ponen encima de la mesa la posibilidad de que haya una repetición electoral. De manera que el escenario de bloqueo en el que se instaló la política española en el ciclo electoral de 2015 y 2016 y en el de 2019 vuelve a dibujarse en los análisis de Ferraz.
El 'chute de adrenalina'
El núcleo de Sánchez reconoce, como el mismo presidente, que minusvaloró "el impacto de la campaña negativa permanente" decretada por el PP. Por eso, pretende ahora desarticular el odio al 'sanchismo'. La burbuja de Moncloa, esa desconexión con la realidad política y social del país, se instaló desde el principio en la cabeza de Sánchez y de sus colaboradores, que no se creyeron nunca que los mensajes de la oposición, de algunos opinadores y de los medios más críticos pudiera calar en buena parte del electorado. Y eso que la 'revuelta' de Núñez de Balboa en Madrid durante lo más duro de la pandemia fue el comienzo.
Pero ahora, a menos de un mes de las elecciones, hay dudas sobre la efectividad de la estrategia mediática diseñada por Moncloa para contrarrestar todos estos mensajes. Es cierto que en el partido hay esperanza. En efecto, Sánchez ha salido bien parado de la mayoría de entrevistas en las que ha participado. Solo en Ondacero se le vio más tenso. Pero en El Hormiguero, un programa hostil y señalado veladamente por él, desbordó al presentador. Y este martes, en El Programa de Ana Rosa, supo colocar sus mensajes pese a lo incisivo de la conductora del matinal.
Aunque en Moncloa ven su remontada como una moto. Sólo quedan dos grandes entrevistas audiovisuales, según fuentes gubernamentales, que explican que "el presidente está bien". Además, reconocen que la intervención del líder socialista en El Hormiguero fue "un chute de adrenalina". En plata: creen haber encontrado la gallina de los huevos de oro.
