Política

El Congreso sume a España en el bloqueo: Sánchez no puede gobernar, ni Feijóo censurarle

El PP registra una ley para mantener la subida de las pensiones que deja la pelota en el tejado de la Moncloa: "¿Qué va a hacer? ¿La va a rechazar?"

  • Pedro Sánchez, ayer en Suiza, en el foro de Davos. -

El sistema democrático español consagra un binomio entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo que hace prácticamente imposible que el primero pueda emanciparse del segundo. En contra de lo que en su día proclamó Pedro Sánchez, el Gobierno no puede gobernar sin el concurso del Congreso. Y la prueba más evidente es lo que sucedió ayer, en el primer Pleno del año, que se saldó con la derogación de dos de los tres decretos que aprobó el Ejecutivo en el último Consejo de Ministros de 2024.

Un varapalo de grandes magnitudes para el Gobierno. El rechazo de la Cámara hace decaer -desde hoy- medidas de hondo calado, como las bonificaciones al transporte, la revalorización de las pensiones conforme al IPC, ayudas para los afectados por la DANA en la Comunidad Valenciana o la prórroga del escudo social. Este miércoles, como nunca antes desde el 23-J, quedaron al descubierto las costuras de la legislatura. A falta de una mayoría estable, sólida y duradera en la Cámara Baja, España queda sumida en el bloqueo. Un atolladero con una salida que se antoja enrevesada. 

La paradoja es la siguiente: el presidente cuenta con unos presuntos aliados que no le facilitan la gobernabilidad. Todo depende de una amalgama de partidos antagónicos o enfrentados entre sí, caso de Junts y ERC, PNV y Bildu, Podemos y Sumar. No hay votación sin sobresalto. Sin negociación sobre la bocina. Sin ultimátum desde el extranjero. Sin chantajes cruzados. El Gobierno camina por el alambre cada día, cada hora, cada minuto. Cuando se acerca al ecuador de la legislatura, ni siquiera dispone de un borrador de Presupuestos. La última vez que se aprobaron fue en otoño de 2022. 

No osbtante, tampoco hay una alternativa en el bloque de la oposición que pueda poner orden al desaguisado, porque el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, no reúne los votos suficientes para promover una moción de censura. Su dependencia de Vox dificulta cualquier alianza con el resto de fuerzas. En definitiva, la legislatura se ha instalado en un punto muerto. Y la única posibilidad de desencallar el bloqueo pasa por la taquilla de Carles Puigdemont, que demanda una cuestión de confianza, o... la vuelta a las urnas, que reclama sin cesar el PP. 

Junts cumple con su órdago

Este miércoles, tras el periodo navideño, sus señorías regresaron a la actividad parlamentaria -eso sí, de manera extraordinaria, que enero es mes inhábil- para tramitar tres decretos del Gobierno. Cuando arrancó la sesión, Junts todavía no había hecho público el sentido de su voto, que finalmente fue 'no' a todo. La incertidumbre se mantuvo hasta bien entrada la mañana. Días atrás, el jefe del grupo independentista, desde Waterloo, que lleva meses en pie de guerra porque la amnistía que canejó para investir a Sánchez no surte efecto en su persona, dio por rotas las relaciones con el PSOE. Hasta nuevo aviso. El eje Moncloa-Ferraz activó la maquinaria y mandó a sus lugartenientes, Santos Cerdán y José Luis Rodríguez Zapatero, a reclamar el armnisticio.

El cortejo no dio fruto, Junts cumplió con su órdago y la supervivencia de los tres decretos cayó en suerte del PP, que tan solo apoyó uno: el que recogía la última reforma de pensiones pactada entre el Gobierno y los agentes sociales, que establece una nueva regulación para compatibilizar el trabajo y el cobro de la prestación social. Irónicamente, votaron en contra de esta norma partidos del bloque progresista: Podemos y Bildu. Además de Vox y Junts. Es decir, que si Feijóo, que comprometió el apoyo hace días, se llega a desdecir de sus palabras, el Ejecutivo hubiese abandonado el Congreso con el marcador a cero. 

Por lo demás, los populares sí rechazaron el decreto para prorrogar el impuestazo a las energéticas, que estaba visto para sentencia desde la anunciada negativa de PNV y Junts, y el llamado 'ómnibus', un cajón de sastre en el que el Gobierno mezcló el regalo al PNV de un palacete en París valorado en 12 millones de euros con todo el abanico de medidas sociales. El PP denunció "una trampa" y después de un largo debate a la interna apostó por rechazarlo con el siguiente movimiento: a la misma hora que se celebraba el Pleno, registró una proposición de ley para desligar el naufragio del decreto de la revalorización de las pensiones conforme al IPC.

De esta forma, el PP busca un relato expiatorio ante la opinión pública: "Nos hemos movido, hay ya registrada una ley para la subida de las pensiones con carácter retroactivo. Con que la apoyen todos los partidos que han votado el decreto que contenía la subida de las pensiones y que nosotros rechazamos por el regalo al PNV, ya estaría. ¿Qué va a hacer el PSOE? ¿Va a votar en contra? ¿Se va a exponer a que el PP diga que se ha negado a subir las pensiones?". 

Por otro lado, los populares llevarán al Congreso otras tantas medidas que se han ido al traste con la derrota del Gobierno: "También registraremos iniciativas para garantizar las medidas relacionadas con los afectados de las riadas en la Comunidad Valenciana y para aquellas personas que reciben el ingreso mínimo vital. Además de iniciativas referidas a Transportes, fiscalidad y financiación territorial". 

En la Moncloa, mientras tanto, tratan de responsabilizar a los populares de su incapacidad para legislar. En su día, Núñez Feijóo, alertó a Sánchez: "Cuando le fallen sus socios, no me busque". A estas palabras premonitorias se remonta el PP, que ahora reclama una única salida posible: disolver las Cortes y convocar unos nuevos comicios. 

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