"Un episodio diplomático que logré solucionar, haciendo compatible el cumplimiento de las decisiones de la UE con la preservación de nuestras relaciones bilaterales con Venezuela". Así contestó José Luis Ábalos a una de las muchas preguntas que le formularon desde la oposición por la polémica visita a España de Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, en la madrugada del 20 de enero de 2020. "El señor Ábalos consideró con muy buen juicio -a mi juicio- entre forzar o evitar una crisis diplomática, eligió lo segundo, evitar una crisis diplomática. ¿Dónde está el reproche?", añadió Pedro Sánchez en una réplica al entonces portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto.
Desde que Vozpópuli desveló en exclusiva que el hombre fuerte del Gobierno se había visto en secreto con la mano derecha de Nicolás Maduro, la Moncloa no ha parado de dar bandazos con distintas versiones de lo que ocurrió. Inicialmente, aseguró que el encuentro fue fortuito. Es más, se dijo que Ábalos había acudido al aeropuerto para recibir a un amigo y que, una vez allí, se encontró ni más ni menos que con una crisis diplomática de primer nivel.
Después, llegó el primer matiz: que, en realidad, se había desplazado aquella noche a Barajas para recibir al ministro de Turismo venezolano, y que al enterarse de la presencia de la vicepresidenta venezolana en la misma aeronave en la que viajaba, decidió subir por cortesía y, sobre todo, para evitar que pisara suelo europeo. Sobre ella pesaban sanciones que le impedían traspasar la frontera del espacio Schengen.
Años más tarde, la investigación judicial de la presunta corrupción del que fue asesor estrella de Ábalos en el Ministerio de Transportes, Koldo García Izaguirre, ha arrojado más luz sobre aquel episodio. Los sucesivos informes de la UCO, que recogen las comunicaciones del ministro con su asesor en esa fecha, incluso llevaron a Sánchez en octubre a que admitir que, en contra de lo que siempre sostuvo, sí que fue informado previamente del itinerario de Delcy en España.
Lo que atestiguan otras comunicaciones interceptadas por la Guardia Civil, a las que ha tenido acceso Vozpópuli, es que el Gobierno no sólo tenía pleno conocimiento de la llegada de la dirigente chavista, sino que el equipo de Ábalos fue el que organizó la visita, poniendo a disposición de Delcy un chalet de lujo en el madrileño barrio de El Viso para su alojamiento. Así consta en los mensajes que se cruzaron el asesor estrella del ministro y el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez Ruiz.
El 19 de enero, horas antes de la llegada de Delcy a Barajas, el número dos de Fernando Grande-Marlaska escribía a Koldo: "Ya he hablado con José Antonio nuestro Director del Gabinete de coordinación y estudios para ponerlo en prevención hasta que les llegue la Comunicación de Exteriores. Envíame en todo caso los datos que tenga por aquí".
A lo que Koldo respondía: "Mil gracias. Voy". Y le remitía una fotografía con la aeronave que transportaba a la vicepresidenta venezolana. En otro mensaje, el asesor de Ábalos daba cuenta de la dirección donde estaba previsto que hiciera noche Delcy: "Oquendo 16 esquina velazquez". Después, matizaba al secretario de Estado que "tenía que entrar por autoridades" y que llegaba "sobre las 23". Finalmente, llegó de madrugada. Y a pie de pista, para recibirla, esperaron Ábalos, Koldo y Víctor de Aldama.
Los mensajes confiscados por el cuerpo policial y publicados por Vozpópuli desmienten las innumerables teorías que el Gobierno ha ido difundiendo en los últimos años sobre la visita de Delcy: que fue un encuentro fortuito, que nadie sabía de su llegada, que se evitó una crisis diplomática... Las pruebas concluyen una única verdad de los hechos: Sánchez, Ábalos, Marlaska y la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, o bien tuvieron conocimiento directo del viaje de la vicepresidenta venezolana a España o bien fueron los que lo organizaron.
