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Política

Los críticos empiezan a moverse para condicionar a Arrimadas en el congreso de Ciudadanos

De izquierda a derecha: Orlena de Miguel, Francisco Igea e Ignacio Prendes.

Varios de los dirigentes de Ciudadanos que no se alinearon en junio con Albert Rivera tras la dimisión de Toni Roldán han empezado a moverse para intentar condicionar las decisiones que salgan de la próxima Asamblea General en la que, salvo sorpresa mayúscula, saldrá elegida Inés Arrimadas para liderar la formación naranja.

Tanto el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, como el coordinador de Cs en Asturias, Ignacio Prendes, han lanzado mensajes en los medios apostando por dar más voz a la militancia en el futuro. Una reclamación a la que se ha sumado Orlena de Miguel, quien hasta julio pertenecía a la Ejecutiva Nacional de Cs hasta que Rivera decidió prescindir de ella junto a Fernando Maura.

Igea, Prendes, De Miguel y Maura tienen en común el no haber votado junto a Rivera en la traumática reunión de junio tras la dimisión de Roldán, en la que Luis Garicano propuso unas condiciones para ofrecer una abstención pactada a Pedro Sánchez. En aquel momento, PSOE y Cs sumaban 180 escaños en el Congreso, por encima de la mayoría absoluta.

Tanto Igea como Maura se alinearon junto Garicano y Javier Nart cuando se puso sobre la mesa el fin del 'no es no' a Sánchez, mientras que Prendes y De Miguel se abstuvieron. Estos últimos coincidían con los primeros en que era necesario romper la dinámica de la férrea oposición naranja a Sánchez, pero no creían que fuese el momento de una delicada votación como esa. Por eso se abstuvieron. Al final, unos y otros quedaron en minoría ante el cierre de filas con Rivera que tuvieron el resto de miembros de la Ejecutiva. 

De Miguel y Maura fueron purgados en julio cuando Rivera decidió ampliar la Ejecutiva a 50 miembros para dar cabida a sus fieles y, de paso, diluir el peso de un sector crítico que iba en aumento -Xavier Pericay y Francisco de la Torre son claros ejemplos- y que amenazaba el liderazgo de Rivera dentro de Ciudadanos. Ambos acataron disciplinadamente su salida de este órgano naranja y no hicieron ruido, aunque no les gustaron las formas pues fue José Manuel Villegas -y no el propio Rivera- quien les llamó para comunicarles sus respectivos ceses.

Arrimadas, una candidata "perfecta"

Ahora, es De Miguel la primera que muestra su intención de presentar una lista de compromisarios afines para la Asamblea General que se celebrará a partir del 10 de marzo, en una fecha aún por decidir. La que fuera secretaria de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible dentro de Ciudadanos no pone en cuestión el futuro liderazgo de Arrimadas -"Es una candidata perfecta", admite a Vozpópuli-, pero quiere dar la batalla por el control de delegados naranjas.

Hay que diferenciar las primarias sobre el liderazgo de Ciudadanos dos semanas antes del congreso, a las que Arrimadas seguramente se presentará en solitario, de las elecciones internas para elegir compromisarios al máximo cónclave naranja donde, además de cambiarse el organigrama, se pueden modificar los estatutos y hasta el posicionamiento ideológico.

Contra Arrimadas no me voy a presentar, es una candidata perfecta. Pero los cambios no son sólo de caras, sino que hay que dar más peso a la militancia", afirma Orlena de Miguel

En 2017, fecha de la última Asamblea General en la que se sustituyó el ideario social-demócrata por el liberal, Rivera ganó ampliamente las primarias con el 87,3% de los votos y presentó sus listas a compromisarios bajo la marca 'España Ciudadana'. Venció en todas las comunidades autónomas menos en Cataluña, donde se impuso una lista apadrinada por el ahora eurodiputado Jordi Cañas, pero aquella derrota interna no tuvo ninguna consecuencia porque los delegados 'riveristas' impusieron luego sus tesis en el congreso.

Batalla por los delegados

Los críticos quieren ahora dar la batalla por el control de los delegados. "Me quiero presentar para lograr el apoyo de la militancia con un programa de cambio que quiero llevar con otros compañeros a esa Asamblea General en marzo", subraya De Miguel sin aclarar quiénes están con ella en este nuevo proyecto, aunque se identifica con los comentarios públicos que han realizado Igea y Prendes.

"Contra Inés no me voy a presentar, es una candidata perfecta. Hay que ver qué equipo lleva, pero tiene un consenso interno y externo, y lo que hay que hacer es promocionarlo, no minarlo. Pero los cambios no son sólo de caras, sino que hay que dar más peso a la militancia", añade la exdirigente naranja.

En su opinión, tiene que haber un debate dentro de Ciudadanos "para que el partido sea lo más operativo posible" y que del congreso de marzo salga un "relanzamiento" de la formación centrista. Condicionar a Arrimadas en la Asamblea General es sólo el primer hito del camino. Luego habrá que renovar las estructuras territoriales y ahí también quieren alzar la voz.

"En la estructura regional hemos fallado al no ser fuertes", critica De Miguel. "La caída ha sido muy gorda. Un cambio que me gustaría es que los militantes puedan elegir a sus equipos directivos. Así tendrán más entidad y estarán más pegados a su región", propone.

Una estructura piramidal

En la actualidad, las primarias dentro de Ciudadanos sólo se llevan a cabo para elegir candidatos a cargos públicos -en aquellas localidades donde haya más de 400 afiliados-, pero no para los órganos internos. El sistema imperante dentro de Cs es que el presidente del partido -Albert Rivera- divida la Ejecutiva en secretarías sectoriales, que éstas se dupliquen a su vez en cada región y que los cargos orgánicos sean elegidos desde la sede nacional en Madrid por cada uno de los secretarios.

"Es una estructura completamente piramidal", confiesa De Miguel sobre esto último. "Este sistema tuvo sentido y ventajas en un momento de expansión (fuera de Cataluña), pero creo que para consolidar una estructura tiene que hacerse de otra manera", concluye.

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