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España

Guerra en la coalición: Podemos ve la mano de Sánchez para bajar el 'efecto' Yolanda Díaz

La pelea por la "injerencia" de Calviño en la reforma laboral, el gran proyecto de la vicepresidenta, esconde un trasfondo de competencia electoral entre socios

Sánchez leyes
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa, en el Congreso, con Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos, y Yolanda Díaz, de Trabajo. EFE

Podemos ya no esconde una guerra, latente hasta ahora, con sus socios del PSOE. Pese a que la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se esfuerce en decir que la coalición "goza de buena salud", lo cierto es que este viernes los morados acuartelaron a los suyos por lo que consideran una "injerencia" inaceptable de la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en la reforma laboral; el gran proyecto de Yolanda Díaz, una estrella política al alza que amenaza con hacer sombra al liderazgo de Pedro Sánchez.

Según las fuentes consultadas, esta es la historia de un conflicto que esconde un trasfondo de competencia electoral entre socios y que ha estallado por un correo electrónico enviado por Calviño el jueves por la noche a la propia Díaz.

En ese mensaje, la titular de Economía solicita a su colega morada coordinar los trabajos de la reforma laboral y tener sitio en la mesa negociación con los agentes sociales que lleva reuniéndose cinco meses. El mensaje sentó tan mal a la vicepresidenta, que decidió apretar el botón de crisis.

Hecho y dicho. Horas después, Podemos, a través de la secretaria general, Ione Belarra, convoca la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición. El PSOE acepta sentarse con su socio y pone a la vicesecretaria general, Adriana Lastra, a trabajar con Belarra para cerrar la reunión de un órgano que lleva varios meses sin activarse. El conflicto es "serio" y "grave". Y para muestra sirve la reacción de la propia Díaz, quien pese a su perfil más dialogante y menos beligerante que el de Pablo Iglesias, ha tenido que recurrir a su misma estratagema: airear los roces en los medios.

Fuentes moradas consultadas por Vozpópuli explican que la ministra de Asuntos Económicos quiere "descafeinar" el alcance de los cambios en materia laboral, algo que siempre habría estado en su cabeza. Así, la posición de Calviño iría en contra de lo que anunció Sánchez en Valencia, donde dio a entender que derogaría la actual norma firmada por Mariano Rajoy en 2012, y del espíritu del acuerdo de coalición, que compromete al Gobierno a hacer borrón y cuenta nueva.

Más allá del escarceo tuitero, tras la pelea hay una lucha electoral entre socios que se remonta más allá del viernes. Algunos morados creen que el día que Díaz presente en sociedad su plan de reforma laboral, comprometida antes de final de año con Bruselas, tendrá vía libre para presentar después su "frente amplio".

La imagen de Díaz rubricando su reforma junto a sindicatos y patronal sería potente. Y, además, el gran cartel electoral de la ministra que más acuerdos ha tejido —salario mínimo, ERTEs...— en estos casi dos años de legislatura. Díaz está inmersa en un "proceso de conversación con la sociedad española", aún embrionario, para aglutinar bajo su manto a toda la izquierda a la izquierda del PSOE y concurrir en una única lista en las elecciones generales de 2023.

El 16,1% de los votantes del PSOE prefiere a Díaz

Aunque la ministra de Trabajo tiene difícil armar esa plataforma sin dejarse a nadie por el camino por culpa de las cuitas cainitas de la izquierda, a Sánchez deben preocuparle las posibilidades de que Díaz construya una herramienta que seduzca a todo el espacio comprendido entre el centro y la izquierda y que le permita pescar en el caladero de votos del PSOE. Y es que según el último barómetro del CIS, un nada despreciable 16,1% de los votantes socialistas en 2019 prefiere a Díaz de presidenta antes que al propio Sánchez.

Por el momento, el presidente del Gobierno aplaude los planes de su ministra, porque es consciente de que no puede permitirse un socio en caída libre si quiere repetir en la sala de mandos de La Moncloa. Pero, a la vez, Sánchez sabe que debe atar en corto a Díaz. Y, por eso, para algunos morados no es descabellado que el ariete de la reforma laboral empleado por Calviño para atacar a Podemos y a la vicepresidenta sea una treta del propio Sánchez para bajar el 'efecto' Yolanda Díaz.

La ministra de Trabajo se ha erigido en una figura política de peso en el Gobierno de coalición. Era una desconocida para el gran público cuando llegó a Moncloa, pero sus intervenciones en el Congreso y los pactos a los que ha llegado su departamento han sido la carta de presentación de una ministra que ha terminado reemplazando a Iglesias como guía de la izquierda que nació al calor del 15-M. No obstante, Díaz lleva dos décadas militando en la izquierda, en el Partido Comunista de España, e Iglesias trabajó para ella antes de la fundación del partido morado.

No hay injerencia, hay colaboración de todos los ministeriosPedro Sánchez, presidente del Gobierno

Sánchez intentó este viernes, desde Bruselas, poner fin al lío de la reforma laboral: "No hay injerencia, hay colaboración de todos los ministerios a la hora de abordar una reforma tan ambiciosa como esta". El presidente ha recalcado que la reforma laboral no es un proyecto exclusivo de los morados, sino de todo el Gobierno. Y ha puesto el ejemplo de la Ley de vivienda, que los morados se han colgado de medalla como ejemplo.

"En la ley de vivienda han trabajado distintos ministerios. Ha trabajado también Derechos Sociales. Y en los Presupuestos Generales del Estado no solo ha estado [María Jesús] Montero, también Nacho Álvarez [secretario de Estado de Derechos Sociales]. Y una reforma tan importante afecta al menos a cinco ministerios. No es intervenir, es aportar, es colaborar. Es una reforma del Gobierno de España y son todos los ministerios los que tienen que acordar la mejor reforma", zanjó.

Mientras, el desconcierto se apodera de la patronal. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, criticó las formas de Calviño pese a estar próximo a sus planteamientos: “Si ya lo tienen decidido que nos pasen el papel y nos lo expliquen. No sé para qué se sienta entonces la mesa de diálogo social”. Los últimos cinco meses de negociación corren riesgo. ¿Se colgará Yolanda Díaz la medalla?

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