España

Podemos boicotea el intento de Sánchez de auspiciar un encuentro entre israelíes y palestinos en Barcelona

Los 'sherpas' del presidente en funciones tratan de propiciar un encuentro de ambas delegaciones para iniciar un diálogo que ponga fin, al menos de momento, al conflicto

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra.
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra. EUROPA PRESS / Gustavo Valiente.

Una vez un alto cargo de Moncloa definió a Pedro Sánchez como un "actor global" por su incipiente protagonismo en las cumbres internacionales. Por eso, su equipo de sherpas trata de propiciar ahora un encuentro entre israelíes y palestinos en la cumbre de la Unión por el Mediterráneo que se celebrará el próximo 27 de noviembre en Barcelona, según confirman fuentes diplomáticas.

Aunque se trata de un brindis al sol, según reconocen otras fuentes, por la gravedad de la escalada arabe-israelí. Para más inri, Sánchez tiene otro problema: Podemos. Los morados están boicoteando la labor diplomática española con sus airadas soflamas contra Israel vertidas por la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, quien se prodiga por medios proiraníes hablando en nombre de todo el Ejecutivo, y que han provocado una crisis con Tel Aviv que ya se da por superada en ambas capitales. Pero que evidencia la posición beligerante de los socios del PSOE en Moncloa con el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu.

Pese a todo, tanto Sánchez como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llevan 24 horas lanzando la idea de que la cita en la capital catalana es el escenario perfecto para acoger ese encuentro. El presidente en funciones dijo este martes que "es una buena oportunidad para relanzar el diálogo". Y Albares insistió este miércoles: "Lo hemos dicho en estos días, el 27 de noviembre hay una importante reunión de la Unión por el Mediterráneo en Barcelona. Puede ser una buena oportunidad para empezar a hablar, para empezar a dialogar. Necesitamos espacios, necesitamos personas, necesitamos instituciones que tiendan puentes, que creen convivencia, que hagan diálogo".

Los morados redoblan la presión

Belarra siguió subiendo los decibelios de sus ataques a Israel. Este miércoles pidió al PSOE "suspender" las relaciones diplomáticas de España con Tel Aviv. También pidió a Sánchez que impulse que la Unión Europea imponga "sanciones económicas ejemplares" contra "los responsables políticos" del "genocidio planificado" que, según se explayó, está cometiendo Netanyahu contra los palestinos en Gaza. Es más, Belarra quiere que España promueve la llegada del primer ministro israelí ante la Corte Penal Internacional para que sea juzgado por crímenes de guerra.

"España tiene un rol de liderazgo en la Unión Europea y tenemos la posibilidad de hacer más. Creo que deberíamos hacer todo lo que está en nuestra mano", remarcó Belarra antes de intervenir en una reunión de Alto Nivel sobre la Transición de Sistemas de Cuidados hacia Modelos Centrados en las Personas y en la Comunidad -enmarcada en la presidencia española del Consejo de la Unión Europea en la que también participó la ministra de Igualdad en funciones y número dos morada, Irene Montero-.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel AlbaresEFE

No obstante, Albares justificó el incendio diplomático: asume el derecho de Belarra a expresar sus "opiniones", aunque reitera que la política exterior del Ejecutivo la marcan el presidente y él mismo. "No hace falta aclararlo", dijo este martes el titular de Exteriores en funciones en Moncloa. "En todo gobierno hay distintas opiniones y más en un gobierno de coalición. Cada ministro tenemos nuestro perímetro y gestionamos políticas determinadas. En lo que toca a política exterior hay dos voces autorizadas: la del presidente Sánchez y la del ministro de Exteriores", zanjó.

Sumar, y la vicepresidenta Yolanda Díaz en concreto, exigen a Pedro Sánchez el reconocimiento del Estado palestino como condición para su acuerdo de investidura. La solución de dos Estados -Israel y Palestina- conviviendo en paz es una convención casi general en la comunidad internacional. Y ha sido apoyada tanto por el PP como por el PSOE en diferentes ocasiones. Pero fuentes del Gobierno añaden que no se pueden tomar decisiones como la del reconocimiento de otros Estados estando en funciones.

Los líos de Sánchez con sus socios

No es la primera vez que los socios del PSOE en Moncloa ponen en peligro los intereses de Sánchez en política exterior. Sin ir más lejos, Yolanda Díaz tildó a Marruecos en abril de "dictadura" en una entrevista en La Sexta y abrió la caja de pandora en el Gobierno, porque el núcleo duro del presidente mantenía entonces conversaciones informales para cerrar una cita con el rey Mohamed VI que nunca se ha producido desde entonces, al menos en público. Pedro Sánchez buscaba una foto con el monarca alauí tras su último plantón en la cita bilateral de febrero pasado.

Aquel dardo de Yolanda Díaz no sentó nada bien ni en el lado socialista del Gobierno ni en Marruecos y menos que lo hiciera tres días antes de que Sánchez compareciera en el Congreso para informar sobre las relaciones con el país vecino. Ucrania también es un punto de contradicciones dentro de la amalgama de partidos que conforman Sumar Mientras que Yolanda Díaz considera que Ucrania tiene derecho a defenderse de Rusia, como manifestó en el programa El Objetivo de La Sexta (posición oficial del partido según fuentes de Sumar), sus aliados de Izquierda Unida creen que la guerra nace de una provocación de la OTAN y que el único camino posible es la rendición de los Kiev.

En Sumar no existe una posición uniforme sobre el conflicto bélico más grave de nuestros tiempos. Los socios de Izquierda Unida Podemos opinan, por el contrario, que no hay que ayudar militar ni económicamente a Ucrania, como han demostrado en diversas votaciones en el Parlamento Europeo. Un planteamiento que, de facto, supone la ocupación de Ucrania por parte de la Rusia de Putin. Su postura tras la asonada del asesinado Prigozhin fue, mayoritariamente, el silencio. Sánchez hace encaje de bolillos para que el patio de vecinos de su gobierno no reviente sus cartas en la esfera internacional.

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