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España

Un cuadro del Museo Naval desencadena una bronca entre Pérez-Reverte y un almirante de la Armada

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El último combate del Glorioso, obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau.

El periodista y escritor Arturo Pérez-Reverte y el almirante en la reserva Juan Rodríguez Garat, director del Instituto de Historia y Cultura Naval, se han enganchado en una bronca con motivo de un cuadro que hasta hace poco lucía en el Museo Naval de Madrid. El último combate del Glorioso, obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau, fue retirada antes de la reapertura de las instalaciones. Y entre ambos, literato y marino, ha surgido una polémica que tiene su eco en la prensa internacional.

Arturo Pérez-Reverte manifestó su enfado a través de redes sociales al enterarse de que la dirección del Museo Naval -recientemente reformado y reestructurado- había retirado la obra, pintada hace seis años bajo petición expresa de la misma institución cultural. Ferrer-Dalmau, el autor, es amigo personal del escritor, y el cuadro refleja la última de las batallas que libró el buque español ante los ingleses en 1747. Tras varias victorias encarnizadas, el comandante del barco, Pedro Messía de la Cerda, rindió pabellón.

La polémica estalló tras la reforma del Museo Naval. El último combate del Glorioso desapareció de la galería y Arturo Pérez-Reverte lo hizo notar a través de sus redes sociales. “El Museo Naval de Madrid reabre sus puertas tras retirar el cuadro de Ferrer Dalmau más fotografiado y visitado. A alguien le debe de molestar que muestre una derrota. No estaría de más que los admiradores del pintor expresaran su opinión”. El escritor también lanzó un dardo: “Me cuentan que ahora va a parar a un oscuro despacho de la Armada. Así que alguien debería dar algunas explicaciones”. Era el 14 de octubre:

El mensaje de Pérez-Reverte alcanzó miles de interacciones… y el almirante Juan Rodríguez Garat, director del Instituto de Historia y Cultura, respondió. Primero, con una carta dirigida a los miembros de la asociación Amigos del Museo Naval. En ella informaba de la reapertura del museo y, sin hacer referencia directa al periodista y escritor, sí justificaba la retirada del cuadro. El motivo: romper con una supuesta querencia derrotista en la narración de la historia naval española. El militar también advertía que había hablado con el autor de la obra y que éste entendía los motivos.

El almirante afirmaba, además, que El último combate del Glorioso se expondría en Sevilla, primero, y en San Fernando (Cádiz), después; daba así carpetazo a la posibilidad de que terminase en dependencias oficiales, en un despacho, alejado de las visitas y del público.

Una nueva carta

La polémica saltó a los medios internacionales. Según el periódico británico The Times, “el Museo Naval prohíbe las derrotas”. El artículo también hacía referencia al episodio histórico en que se enfrentaron las armadas de ambos países. Y en esas, el almirante publicó una carta en la que sí hacía referencia a Arturo Pérez-Reverte: le achacaba haber instigado la polémica que saltó a la prensa más allá de nuestras fronteras.

Según el almirante, lo del periodista y escritor no corresponde a razones lógicas: “Tengo cinco hijos, y sé reconocer las pataletas en cuanto las veo”. Añadía: “Pérez-Reverte no ha visitado el Museo Naval desde su reapertura. Pero eso no le impide defender al amigo que cree atacado con las armas que tiene: su tribuna en algunos periódicos y sus cuentas en las redes sociales. Su superioridad de medios es abrumadora. Sin embargo, tendrá que hacer más de lo que hace para que nos rindamos”.

Añadía el director del Instituto de Historia y Cultura Naval: “Cálmese, pues, Pérez-Reverte, que no está en edad de pataletas. Duele ver que uno no es todopoderoso, pero es parte del proceso que lleva a la madurez. Y los demás, vengan a ver nuestro Museo”.

De pataleta a pataleta

Lejos de sofocar la polémica, aquella carta dio pie a una nueva carta del escritor. “Respondiendo a un almirante de la Armada”, titula en Twitter. A partir de ahí, la carta en la que carga contra el almirante: “Sé reconocer la pataleta del orgullo herido de un almirante en cuanto lo veo. […] Acostumbrado a mandar y ser obedecido, no le gusta que civiles ajenos a su jerarquía cuestione sus decisiones”.

“El argumento esgrimido por Garat fue que el cuadro mostraba “al Glorioso arriando bandera” (lo cual es falso) y que “a su comandante no le habría gustado verse recordado así” (lo que ya es ridículo) -insiste Pérez-Reverte-. Para mayor gravedad, la intención confesa del almirante era enviar el cuadro a un despacho del ministerio de Defensa, y sólo el escándalo suscitado por la noticia lo hizo después rectificar. […] Y para complicar más su propio naufragio, el almirante difundió entre personal del Museo Naval un supuesto mensaje telefónico del pintor Ferrer-Dalmau en el que éste le mostraría su “comprensión” y apoyo por el desaguisado, mensaje que el propio pintor ha desmentido ante instancias de la Armada situadas muy por encima del almirante Garat”.

Una bronca que se libra en redes sociales y que, según fuentes consultadas por Vozpópuli, ha provocado estupor entre algunos ámbitos militares.

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