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Pedro Sánchez incendia las relaciones de España y de la Unión Europea con Israel

El presidente del Gobierno culmina su gira por Oriente Próximo provocando una crisis diplomática con Tel Aviv a la que ha arrastrado a los 27

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro belga, Alexander de Croo, en su viaje por Israel.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro belga, Alexander de Croo, en su viaje por Israel. EUROPA PRESS

Pedro Sánchez incendió este viernes las relaciones de España y de la Unión Europea con Israel. El presidente del Gobierno, que ha estado de gira por la zona junto al primer ministro belga, Alexander de Croo, desató la ira del Ejecutivo israelí por reprochar ante el primer ministro, Benjamín Netanyahu, la respuesta militar que Tel Aviv está dando al atentado terrorista perpetrado por Hamás el pasado 7 de octubre en el que murieron alrededor de 1.200 personas.

El presidente español dijo a Netanyahu que la cifra de muertos palestinos -14.000- provocada en la Franja de Gaza por la respuesta armada israelí es "insoportable". "Israel tiene derecho a defenderse, pero déjeme ser claro, Israel debe cumplir con el derecho internacional y humanitario", espetó. Esas palabras de Sánchez provocaron la indignación del ministro de Exteriores, Eli Cohen, quien acusó a Sánchez y al primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, de “apoyar el terrorismo”. El ministro llamó a los embajadores de ambos países para mantener “una dura conversación de reprimenda”.

El titular español de Exteriores, José Manuel Albares, tildó las declaraciones de Cohen de "totalmente falsas, fuera de lugar e inaceptables". Además, anunció que España dará una respuesta "oportuna" el Ejecutivo israelí: "Son especialmente graves porque se trata del presidente del Gobierno, que representa la presidencia de la Unión Europea en ejercicio, y al primer ministro que representa al país que va a ocupar la presidencia a partir del 1 de enero".

El primer ministro belga también salió al paso y se mostró desconcertado: "No entiendo muy bien la reacción. Hemos condenado los actos terroristas de Hamás, declaramos claramente que Israel tenía derecho a defenderse y proteger a la población, pero que, por supuesto, se debe respetar el derecho internacional. Queremos que la ayuda humanitaria pueda llegar. Le pediremos al embajador israelí que hable para aclarar la situación".

Pero el incendio está descontrolado. La Unión Europea no se ha posicionado al respecto aún. La Comisión guarda un calculado silencio. Y en España comienzan a aflorar las críticas al presidente por enfadar a Israel: "La decisión de Sánchez de apoyar Hamas frente a Occidente va a costar muy caro a España. Y, a él, sin ninguna duda", zanja un alto cargo popular.

Fuentes populares, rematan: "Viajar a Israel para ofender a Israel es lo contrario de la diplomacia. Ir invitado a casa de un aliado para ofenderle es la peor carta de presentación de España. Primero con Argelia y, ahora, con Israel. Sánchez deshace amigos para nuestro país. Es un imprudente en política exterior. No debería dificultar así el consenso europeo, con la UE y con la OTAN, y el consenso en la política exterior española. Para ir el último y crear un conflicto, mejor no haber ido".

El enfado de Israel es de tal calibre que plantará a España y a la Unión Europea en la Cumbre de la Unión por el Mediterráneo que se celebra el próximo 27 de noviembre. Esa cita era una apuesta de España para lograr un encuentro ente israelíes y palestinos que propiciara un alto al fuego. Aunque Tel Aviv lleva semanas enfadada con Madrid. Todo empezó con los socios de Pedro Sánchez en Moncloa.

Primero, los morados boicotearon la labor diplomática española con sus airadas soflamas contra Israel vertidas por la entonces ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, quien se prodigó por medios proiraníes hablando en nombre de todo el Ejecutivo, y que provocaron una crisis que se dio por superada, pero que se ha reabierto. El cruce evidenció la posición beligerante de los socios del PSOE en Moncloa con el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu.

España dio por zanjada la crisis diplomática con Israel abierta a mediados de octubre por las declaraciones de Ione Belarra, quien tildó a Tel Aviv de Estado 'okupa' y "genocida". Y eso que Albares tachó de "inamistoso" el comunicado que remitió la embajada de Israel en Madrid en el que el Ejecutivo de Netanyahu pidió a Sánchez que condenara las "vergonzosas declaraciones" de su entonces ministra. El problema es que Sumar no se queda atrás. El partido de Yolanda Díaz presiona a Sánchez para que se lance en solitario a reconocer el Estado palestino; algo a lo que el propio presidente se abrió este viernes en Egipto.

Sumar, y la vicepresidenta Yolanda Díaz en concreto, exigieron a Pedro Sánchez el reconocimiento del Estado palestino como condición para su acuerdo de investidura. La solución de dos Estados -Israel y Palestina- conviviendo en paz es una convención casi general en la comunidad internacional. Y ha sido apoyada tanto por el PP como por el PSOE en diferentes ocasiones. Pero fuentes del Gobierno explicaban entonces que no se podían tomar decisiones como la del reconocimiento de otros Estados estando en funciones. Pero el gabinete de Sánchez goza ya de plenas competencias. Por eso el presidente asomó la pata.

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