España

El pasado que destroza presentes: de Errejón a Karla Sofía Gascón o el cinismo de la cancelación

Otras figuras como Íñigo Errejón o Pablo Iglesias han sido víctimas de campañas de desprestigio internas dentro de su propio espectro ideológico

  • Karla Sofía Gascón, objetivo de una campaña feroz

La historia de Karla Sofía Gascón en los Premios Goya es solo el último capítulo de un fenómeno que se repite una y otra vez: la izquierda encumbra a sus figuras cuando le conviene, pero no duda en destruirlas cuando dejan de serle útiles o se desvían del guion establecido. Lo que debía ser una noche de celebración para la actriz trans, galardonada por su papel en 'Emilia Pérez', se ha convertido en una nueva demostración de cómo la corrección política y la cultura de la cancelación pueden devorar incluso a aquellos que antes eran sus ídolos.

Pero la de Gascón no es una historia aislada. A lo largo de los años, han sido muchos los personajes que, tras haber gozado del favor del progresismo, han terminado siendo víctimas del mismo movimiento que los encumbró. Desde figuras políticas hasta activistas y actores, la izquierda ha demostrado que no hay lealtades inquebrantables, solo causas momentáneas.

De icono a hereje en un solo discurso

Karla Sofía Gascón ha decidido dar un paso al lado y retirarse de la vida pública de forma indefinida. La actriz protagonista de 'Emilia Pérez' ha decidido tomar esta decisión horas después de saber que no estaría en la gala de los Premios Goya del próximo sábado, de las declaraciones del director del filme y de enterarse de que no podrá publicar su libro. Estaba previsto que Karla Sofía recogiera el premio Goya a mejor película europea en caso de que el filme lo lograra, pero este jueves los productores confirmaron que serán los distribuidores españoles los que suban al escenario si conquista el 'cabezón'.

Este fue el último golpe para la actriz de Alcobendas, que en los últimos días ha visto cómo ha sido apartada por Netflix (distribuidora en Estados Unidos de la película) de la promoción de 'Emilia Pérez' en la carrera al Óscar, donde compite a mejor actriz. Además, el director de la película, Jacques Audiard, se ha sumado a las críticas por los tuits de la actriz de contenido racista y xenófobo que hizo en redes sociales años atrás, cuando no era famosa, al considerarlos "inexcusables" y ve "sorprendente" que se haga ahora "la víctima". El cineasta habla también de actitud "autodestructiva". "Estoy pensando en cómo está haciendo daño a los demás, al equipo y a todas las personas que han trabajado tan increíblemente duro en esta película", admitió

En el mundo del espectáculo, Samantha Hudson también se vio envuelta hace unos meses en una polémica en las redes sociales. Doritos anunció un acuerdo promocional con ella y, tan solo dos días después, la marca lo canceló. El motivo fue el hecho de que muchas personas cargaran contra la artista y rescataran ciertos comentarios que había hecho en las redes sociales hace casi una década. "Odio a las mujeres que son víctimas de violación y acuden a centros de autoayuda", se puede leer en uno de ellos.

Por su parte, el influencer conocido como Mr. Jägger vivió una situación similar. Lo habían incorporado como colaborador en el nuevo late night de RTVE, 'Al cielo con ella', presentado por Henar Álvarez. Sin embargo, dentro de su historial en redes sociales, hay publicaciones burlándose de Marta del Castillo, de las mujeres, de las atrocidades de ETA...

Entre las recientes polémicas que ha protagonizado Míster Jägger, han sido sus críticas hacia asociaciones de derechas que recaudan fondos para los afectados de la DANA de Valencia, pero la campaña de cancelación a la que se ve sometido desde su fichaje por Al cielo con ella, emplea comentarios y tuits que se remontan a muchos años atrás.

La cultura de la cancelación: un arma contra los propios

El fenómeno de la cancelación no es nuevo. En los últimos años, la izquierda ha convertido la cultura de la cancelación en un arma de depuración ideológica. Lo hemos visto en numerosos casos, desde la política hasta el mundo del espectáculo.

El caso más sonado en los últimos meses es el de Íñigo Errejón, vinculado con casos de violencia machista. En sus redes, el exportavoz de Sumar publicaba en 2020: "No hay denuncias falsas, hay una derecha fanática cuyo trabajo es criminalizar a las mujeres". 

Uno de los ejemplos más notorios a nivel internacional es el de Justine Sacco, la ejecutiva de relaciones públicas que, en 2013, publicó un tuit irónico sobre el sida en África antes de tomar un vuelo. Para cuando aterrizó 12 horas después, su vida profesional estaba destruida. El linchamiento digital, promovido en gran parte por sectores progresistas, marcó el inicio de una era en la que un solo comentario fuera de tono puede condenar a una persona al ostracismo.

En España, esta tendencia ha golpeado especialmente a la clase política. Guillermo Zapata, exconcejal del Ayuntamiento de Madrid por Podemos durante la presidencia de Manuela Carmena, tuvo que dimitir tras la viralización de unos antiguos tuits de humor negro. Mientras tanto, otras figuras como Íñigo Errejón o Pablo Iglesias han sido víctimas de campañas de desprestigio internas dentro de su propio espectro ideológico, lo que confirma que la izquierda no duda en sacrificar a los suyos cuando las circunstancias lo requieren.

A lo largo de los años, hemos visto numerosos ejemplos de cómo la izquierda no tiene reparos en destruir a aquellos que un día fueron sus figuras más destacadas.

Willy Toledo: El actor pasó de ser un referente del activismo de izquierda a ser marginado incluso por sus propios aliados debido a su radicalización y sus declaraciones cada vez más incendiarias. Aquellos que antes lo defendían terminaron por ignorarlo.

Pilar Rahola: Durante años fue una de las voces más mediáticas del independentismo y el progresismo catalán. Sin embargo, con el tiempo, su discurso dejó de encajar con la narrativa oficial y, poco a poco, fue relegada del foco mediático.

María Sevilla: La expresidenta de Infancia Libre fue aplaudida en su momento por la izquierda por su discurso en favor de la protección infantil. No obstante, cuando se descubrió que había secuestrado a su propio hijo para apartarlo de su padre, las mismas voces que antes la ensalzaban desaparecieron.

La contradicción de la izquierda: entre la inclusión y la censura

Uno de los aspectos más llamativos de esta dinámica es la contradicción en la que cae el progresismo. Se presenta como un movimiento inclusivo y tolerante, pero a la vez practica la censura de forma sistemática. En el caso de Karla Sofía Gascón, la pugna está en qué ya se ha decidido que no merece Óscar alguno. Porque sí. Porque ya está 'cancelada'.

Esta situación, por un lado, defiende la diversidad de pensamiento, pero por otro, impone un marco ideológico del que nadie puede salirse sin sufrir represalias. Por un lado, aplaude la libertad de expresión, pero por otro, castiga cualquier opinión que no encaje con su discurso.

El caso de Karla Sofía Gascón es una muestra clara de esta contradicción. Su historia refleja cómo el progresismo solo apoya a sus figuras mientras sigan el camino marcado. Si alguien se desvía, aunque sea mínimamente, es descartado sin contemplaciones.

La pregunta ahora es: ¿quién será la próxima víctima de esta maquinaria de cancelación? En una sociedad donde las opiniones se fiscalizan en tiempo real y cualquier desliz puede convertirse en un escándalo mediático, nadie está a salvo. Ni siquiera aquellos que han dedicado su vida a defender las causas progresistas.

Lo que hoy es aplauso, mañana puede ser linchamiento. Lo que hoy es reconocimiento, mañana puede ser olvido. La izquierda ya ha demostrado que no tiene problemas en devorar a los suyos. Y lo seguirá haciendo.

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