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Pandemia de baja autoestima: la edad media de acceso a la Medicina Estética cae a 20 años

"Verse bien" (44%) y "aumentar la autoestima" (36%) son los motivos más alegados por las personas que deciden hacerse un tratamiento estético según un estudio de la SEME. Los psicólogos alertan de los efectos de las redes sociales en las inseguridades de los jóvenes

La baja autoestima, principal razón de los menores de 25 para ir a clínicas estéticas / Europa Press.

'El hombre elefante' de la película de David Lynch es un ser horrendo, con tales malformaciones que vive enclaustrado en un hospital por miedo al rechazo de la sociedad. Cada vez hay más hombres elefante, personas que no se ven bien, que no se quieren, que huyen de los espejos. Así lo atestigua el último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), que señala que la edad media de acceso a los tratamientos estéticos cae de los 35 a los 20 años. La mayoría, mujeres.

Entre los jóvenes de 16 a 25 años que acuden a los centros de estética la principal motivación es aumentar su autoestima. Este es el motivo que alega el 47% de los menores de 25 que acude a una clínica estética a iniciar un tratamiento. Un 36% de hombres y mujeres de cualquier edad que han acudido por cirugías u otras terapias también apunta a la baja autoestima como razón principal, mientras que un 44% lo hace para "verse bien".

Otros interesantes datos a los que alude el informe indican que el último año se llevaron a cabo 871.525 tratamientos médico-estéticos en España, siendo la mayoría faciales (72%), y que el 40% de la población española ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión. Entre ellos, el 71,8% son mujeres y el 28,2%, hombres.

El documento da fe de que la baja autoestima se expande como la peor de las pandemias. El porcentaje de personas que acuden a profesionales de la estética para mejorar su imagen por un problema de autoestima ha crecido en 7 puntos porcentuales. Los hombres que aluden a este problema han pasado del 31% en diciembre de 2019 a un 48% hoy en día.

Estas cifras refuerzan la hipótesis de que la sociedad moderna está siendo azotada por una ola de malestar, de inconformismo o desasosiego -cada día 300 personas llaman al teléfono del suicidio-. Algo parecido a lo que en su día Freud bautizó como el "malestar en la cultura", las diversas barreras para nuestra felicidad que emanan de la convivencia en sociedad. La incapacidad de vernos realizados es, según el padre del psicoanálisis, una de ellas.

Chicas de 20 con relleno en los labios

El informe elaborado por Hamilton para la SEME pone de manifiesto que las redes sociales son la principal influencia para los jóvenes que deciden ir a una clínica estética a tratarse. "Chicas de 20 y poco acceden, principalmente para rellenos de ácido hialurónico en labios y pómulos", se señala en la página 16 del Informe de Impacto Socio-Económico del estudio.

"Actualmente existe una creciente demanda de procedimientos estéticos entre el target más joven influenciados por redes sociales, influencers y también médicos influencers, lo que está impulsando el crecimiento del mercado de productos de medicina estética". En declaraciones recogidas a un laboratorio -no se especifica cuál- se alerta de que los jóvenes de 20 han normalizado este tipo de intervenciones, "que pueden ser peligrosas".

La pandemia también ha influido en que crezcan este tipo de operaciones. Según el informe, "la mascarilla tiene mucho que ver en el tipo de retoques que se están demandando ahora mismo, la mayoría centrados en mejorar la mirada". El tratamiento estrella en medicina estética ha sido la toxina botulínica y las ojeras, mientras que en cirugía estética ha sido la blefaroplastia, que consiste en rejuvenecer los párpados superior e inferior tensando la piel a través de la extirpación.

Adictos al like

Los psicólogos y psiquiatras consultados por este diario subrayan que, pese a que la baja autoestima es un problema común entre los adolescentes, en nuestros días se ha incrementado por efecto directo de las redes sociales.

El psiquiatra Néstor Szerman, también presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, alerta de que "estamos asistiendo a un cambio cultural en que las nuevas generaciones se ven expuestas constantemente en redes sociales. Esas personas necesitan la aceptación de sus padres y de los demás. Necesitan recibir likes y ser aceptados por su imagen corporal. Esta necesidad ha existido siempre, pero no en la misma medida que ahora. Antes salías a un bar y a una discoteca y gustabas o no. Ahora los adolescentes se exponen a situaciones de escrutinio constante en redes. Esta situación y la mayor accesibilidad a tratamientos estéticos ha impulsado el número de jóvenes que quieren modificar su cuerpo".

En la misma línea se expresa José María López Laso, psicoanalista, que explica que "los síntomas y trastornos que tienen que ver con el cuerpo van variando dependiendo de la época y del discurso social. En los años 90 hubo una epidemia de anorexia, por ejemplo. Sin embargo, en los últimos años cada vez ha ido bajando más el número de casos. Se mantiene el de bulimia y ha aumentado mucho el de la obesidad. En el caso de las operaciones estéticas el espejo del otro es la clave (tik tok, instagram, series, etc.). En el momento en que el cuerpo es tan importante en una sociedad como la nuestra, el ideal termina por ponerse en la imagen o la apariencia física. Cada época tiene un ideal, y no es el mismo el del siglo XVI en las Meninas que el que se vende en tik tok hoy".

El psicólogo José Elias Fernández coincide en que el ecosistema de las redes sociales es el que más influye en la avalancha de tratamientos estéticos entre los jóvenes. "Es un error creer que la cirugía estética es la panacea. Acuden a ella para acceder a esa imagen idílica. La gente busca parecerse a sus ídolos o tener un físico perfecto. Siempre ha habido esta búsqueda de la imitación. En mi época todos queríamos vestir como los cantantes y actores de moda. El problema es que ahora se va un paso más allá. Los influencer presumen de sus operaciones y dicen que todo sale bien cuando no todo es así. Esta situación es un síntoma más de que cada vez hay menos valores, de que se está banalizando la sociedad".

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