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España

El PSOE teme que Pedro Sánchez caiga en el efecto Corbyn y ‘podemice’ su programa

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto electoral de su partido.

El secretario general del PSOE presume siempre que se le presenta la ocasión de haber accedido al cargo gracias al voto de la militancia socialista, no del dedo de nadie. Pues bien, lo que destacados dirigentes de su partido observan es que las bases del PSOE están cada vez más radicalizadas, debido a la creciente influencia que ejercen sobre ellas los mensajes y las propuestas que emanan de Podemos. “Se trata de un influjo que ya hemos percibido también en Pedro, no solo por la inclinación que se propone dar al programa electoral, sino también por su firme disposición a pactar con Pablo Iglesias con tal de llegar al Gobierno”, asegura alguien que está directamente implicado en la redacción de la oferta con la que los socialistas concurrirán a las elecciones de diciembre.

El sector más templado del PSOE no comparte la disposición de Pedro Sánchez a un pacto de Gobierno con Podemos

Este lunes, Pedro Sánchez se reunió con los diputados y senadores de su grupo y se tomó una vez más a broma que el PP le acuse de ser un radical. “¿Yo, radical? No tengo pinta de serlo, ¿no?”, les dijo a los suyos, saliendo así al paso de las continuas alusiones que el presidente del Gobierno y su partido le hacen últimamente al vincularle como el extremismo debido a sus pactos con Podemos y otras organizaciones afines en numerosos ayuntamientos y alguna comunidad autónoma. El debate interno en el PSOE está servido, porque hay algunos barones autonómicos y federaciones potentes que se toman en serio el peligro del que hace tiempo alertaron referentes como Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, aviso de máxima actualidad tras la operación que acaba de elevar a Jeremy Corbyn a la cabeza del laborismo británico.

Hay miedo en el PSOE a que Pedro Sánchez caiga en el efecto Corbyn y ‘podemice’ su oferta electoral. Pablo Iglesias daba ayer la bienvenida a Corbyn a través de El País señalando su coincidencia principal, la de dar por fracasado el social-liberalismo de la Tercera Vía, al tiempo que arremetía contra el PSOE por no haber dado alternativas a la crisis económica, haberse apuntado a los recortes sociales y no haber planteado, durante el Gobierno de Zapatero, “un mínimo programa neokeynesiano de rescate ciudadano”.

Cómo recuperar los 3,4 millones de votos perdidos en 2011

El artículo de Iglesias escoció en las filas del grupo parlamentario socialista, sobre todo por el periódico que le dio soporte, y extendió en ellas la polémica sobre qué hacer antes y después de las próximas elecciones generales. El consejo que siempre dio Rubalcaba, tenido muy en cuenta por barones como el vasco Patxi López, es que si los socialistas aspiran de verdad a recuperar los 3,4 millones de votos que perdieron en 2011, no deben virar a la izquierda, pues sería un error alejarse del espacio de centro y renunciar a competir con el PP en el caladero de la moderación.

En la visión de los dirigentes más templados del socialismo pesan, sobre todo, dos experiencias: la de la socialdemocracia alemana y la del laborismo británico, antes de que Gerhard Schröder y Tony Blair llegaran al poder en 1998 y 1997, respectivamente. En el primer caso, antes de que las urnas le sonrieran,  el SPD tuvo que estar 16 años en la oposición, los mismos que disfrutaron los democristianos en el poder durante la etapa de Helmut Kohl. Los socialdemócratas germanos ganaron las elecciones después del giro ideológico impuesto por Schröder con el Neue Mitte (nuevo centro), inspirado en la Tercera Vía de Tony Blair, la misma que ahora detesta Pablo Iglesias, y en el marketing electoral con el que Bill Clinton triunfó también en Estados Unidos. Durante sus siete años de mandato, Schröeder combatió como pudo la crisis económica y financiera que encaró Alemania entre 1998 y 2005 siendo duramente criticado por el ala izquierda de su partido por sus acciones de gobierno.

En el caso inglés, Rubalcaba tiene bien estudiada la dura experiencia por la que atravesó el laborismo bajo el liderazgo de Michael Foot, quien dio la llave a los conservadores para establecerse en el poder durante 17 años, primero bajo el liderazgo de Thatcher y más tarde de John Major, hasta la victoria de Blair.

La experiencia de la socialdemocracia alemana y el laborismo inglés influye en quienes no quieren girar a la izquierda

En la ejecutiva federal del PSOE se opina que lo que ocurra el próximo día 27 en el cinturón rojo de Barcelona será un buen termómetro, con todas las peculiaridades que tienen las elecciones catalanas, para medir cómo está calando la estrategia de Podemos y la capacidad de afrontarla que tienen los socialistas sin contaminar su discurso. Por este voto obrero, tradicionalmente del PSC, compite también ahora Ciudadanos.

A falta de comprobar qué influencia acaba teniendo el efecto Corbyn sobre Pedro Sánchez, conviene recordar la secuencia de los barómetros del CIS desde el mes de enero. A comienzos de año, Podemos se situaba por delante del PSOE a una distancia de 1,7 puntos. En la encuesta de abril, los socialistas sobrepasaron a la formación de Pablo Iglesias en más de siete puntos y en el sondeo de agosto esta diferencia se disparó a más de nueve. Hay voces destacadas del grupo parlamentario y de la ejecutiva federal que verían como una gravísima equivocación ir a un pacto de gobierno con Podemos si esta distancia se confirmara en diciembre.

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