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España

Narcos en Andalucía: asesinatos, secuestros y robos entre clanes de la droga

El clan italiano de los Marranella, experto en robar a otros grupos, tenía un zulo para esconder su droga

"Se han perdido el respeto entre ellos". La frase es de un experto en la persecución de los grupos de crimen organizado que operan en la zona de la Costa del Sol (Málaga) y campo de Gibraltar. Este operativo alerta de un aumento de los ajustes de cuentas, secuestros y robos entre clanes de narcotraficantes dedicados a introducir en Europa la droga desde Marruecos. Según calculan las fuentes consultadas por Vozpópuli, el último año se han producido media docena de asesinatos en el marco de esta guerra de guerrillas por hacerse con el control de los grandes envíos de droga.

El ECO de la Guardia Civil de Málaga desarticuló en diciembre la sucursal en España del clan de los Marranella, perteneciente a una estructura de la camorra italiana con origen en Ostia (Roma). Su proceder es un ejemplo de lo que sucede actualmente. Según las pesquisas del Instituto Armado, llevaban asentados al menos diez años en la zona, concretamente en localidades como Sabinillas, Manilva o Casares Costa. Son municipios pequeños, pero acostumbrados al trasiego de turistas entre los que se puede pasar desapercibido con facilidad.

En Casares Costa fueron detenidos los dos cabecillas de esta filial de la camorra, un padre de 64 años y su hijo treinteañero. Otro de los hijos era el nexo entre la organización en Italia y su apéndice en España, que se encargaba de organizar los envíos de la droga para venderla en Roma por un precio cuatro veces más caro que en Málaga. Contaban con el apoyo de otro grupo de narcos británicos, también arrestados en Estepona -con 150 kilos de droga- en el marco de esta operación bautizada como Maverick II y que se saldó con 14 detenciones.

Extrema violencia

Parte de su éxito eran los volcados de droga, es decir, robarle la mercancía a otros grupos con el riesgo que eso implica. La cúpula de los Marranella había había sido golpeada por los Carabineri a finales del 2017. Otros 42 miembros de este clan fueron arrestados en octubre en su país. Sin embargo, sus miembros en España no variaron sus hábitos. “Llevaban una década y pensaban que no estaban bajo investigación”, apunta uno de los responsables de la operación, que advierte de la extrema violencia del grupo.

Para destacar esta pérdida de respeto entre clanes, las fuentes consultadas destacan un hecho que resultaría insólito hace unos años en el complejo mundo del crimen organizado. Pese a no contar con muchos efectivos, los Marranella recibieron en septiembre el soplo del lugar exacto en el que otro clan de la Costa del Sol escondía un cargamento de droga preparada para su venta. Acudieron al punto señalado y realizaron el volcado.

No conformes con ello, al día siguiente intentaron secuestrar al jefe de la organización a la que le habían robado la droga 24 horas antes. Tras enfrentarse ambos grupos en un tiroteo con armas de fuego, los Marranella se retiraron sin conseguir su objetivo. Lo que seguramente no sabían los italianos es que se habían enfrentado a una de las familias más poderosas y con más arraigo en el mundo del narcotráfico en la Costa del Sol.

No tomaron represalias

Tal fue su asombro ante lo que acaba de suceder que decidieron no tomar represalias. Temieron lo que podía haber detrás de un grupo que había osado a desafiarles. Antes de eso, los Marranella también secuestraron durante un tiempo a dos compatriotas suyos. Tras ser retenidos y recibir sendas palizas, abandonaron España y se desconoce su paradero. La investigación apunta ahora a que se trataba de dos miembros de otro clan mafioso italiano.

Las fuentes consultadas indican que estos no son hechos aislados y que cada vez se repiten con más frecuencia. Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional tiene en sus manos investigaciones que apuntan a rencillas entre clanes que incluyen derramamiento de sangre. Se trata de un auge que preocupa a los expertos porque son muy pocas las veces en las que el grupo que sufre algún tipo de afrenta decide no tomar represalias.

Según informó El Mundo, el pasado octubre apareció en Algeciras un cadáver con signos de violencia. Según fuentes policiales el cuerpo sin vida correspondía al de un narcotraficante que había sido secuestrado horas antes en Estepona. Días después otro narcotraficante fue asesinado por un sicario en Torremolinos (Málaga), según informó ABC.

Momento del arresto de los miembros del clan de los Marranella

Tanto la Costa del Sol como Canarias, Baleares o Cataluña han sido siempre lugares de destino de estos grupos italianos como los Marranella. Lo que buscan es asentarse en España para dirigir los envíos de droga a las órdenes de la organización en Italia. Los Marranella usaban caravanas con un falso fondo en el que introducían principalmente hachís. La elección del vehículo no es casual ya que saben que para registrarlas es precisa la autorización de un juez.

Cuatro días de seguimiento

Fue en abril del año pasado cuando los Carabineri avisaron a la Guardia Civil de que dos miembros de la organización iban a desplazarse a España para reunirse con su filial. El Instituto Armado estableció un dispositivo de seguimiento que les llevó a vigilar todos los pasos de estos mafiosos durante cuatro días entre restaurantes de lujo de Puerto Banús, locales de moda y prostíbulos. Fruto de estas pesquisas lograron interceptar uno de estos envíos en caravana.

Tras dar alerta a las autoridades francesas, fueron detenidas cuatro personas con 350 kilos de hachís a su paso por el país galo. Eran dos hombres y dos mujeres. Ellos declararon que les habían pagado 30.000 euros por el trabajo, pero no delataron a sus jefes, sino que se inventaron que les había contratado un hombre árabe de Málaga. Los expertos creen que mintieron porque saben que, si son encarcelados, la organización se hará cargo de sus gastos, empezando por el abogado.

Ellas son prostitutas a las que recurría el clan para hacer pasar los envíos de droga por viajes románticos en caravana. Según declararon a la policía francesa, habían cobrado 8.000 euros y desconocían que portasen droga en los bajos del vehículo. Por último, la Guardia Civil descubrió que los Marranella contaban con un zulo en el Zabal, un barrio industrial de La Línea de la Concepción (Cádiz). En el momento de la operación estaba vació, pero los investigadores creen que ahí guardaban la droga que después trasladaban a Italia.

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