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España

El ministro de finanzas alemán pasa revista a tres miembros del Gobierno español en un solo día

Uno por uno, tres miembros del Gobierno español desfilaron el lunes por la habitación 423 del hotel A Quinta da Auga, a las afueras de Santiago de Compostela. Les esperaba un hombre ceñudo sentado en una silla de ruedas, el ministro de Finanzas alemán. Con aires de profesor estricto, Wolfang Schäuble los recibía a solas y les preguntaba la lección. ¿El tema del día? La austeridad.

En una suite en la cuarta planta, primero se reunió con el titular de Exteriores español, José Manuel García-Margallo. Media hora más tarde, subió hasta el cuarto la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Y el siguiente en someterse a un interrogatorio fue Luis de Guindos. Después, en un salón privado se celebró un almuerzo de apenas una hora al que asistieron ocho comensales, entre ellos Schäuble, el secretario de Estado de Finanzas germano, Guindos acompañado de su jefa de gabinete Rosa Sánchez-Yebra, y la vicepresidenta Soraya. Alemanes y españoles aprovecharon las jornadas sobre Europa del think tank Konrad Adenauer, de la CDU de Merkel, para organizar este plan paralelo.

No habrá cambio de rumbo

En estas entrevistas, Schäuble reiteró que no hay cambio de rumbo, algo que repitió en una rueda de prensa organizada tras la comida. Una vez más, se negó a la aprobación de los eurobonos e insistió en que hay que sentar las bases de una recuperación sólida y sostenible. No olvidemos que éste es el hombre que explicó a Merkel por qué Alemania debe proteger el euro en un vuelo hacia la cumbre del G-20 celebrada en Seúl en 2010. Y en esas mismas conversaciones con la canciller ya trazó su estrategia: de esto sólo se sale saneando primero los excesos de endeudamiento y recuperando la competitividad en los países del sur. En su opinión, sólo eso evitará que esta crisis se repita más adelante.

De Guindos es el nexo de unión entre el gabinete de crisis de Rajoy y Bruselas

Schäuble dio de nuevo su ‘ok’ a los planes de estabilización económica que Guindos presentó en Washington hace dos semanas en las reuniones del FMI y que el Consejo de Ministros validó el pasado viernes. Es más, declaró en público que las reformas de España eran “impresionantes”. Sin embargo, exigió que se avanzase en la reforma financiera. A lo que el titular de Economía español respondió que habría más pasos en esa dirección en los próximos días, tanto en las fusiones como en los esfuerzos de saneamiento del inmobiliario.

Por su parte, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría adelantó justo antes de verse con el teutón la liberalización de determinados servicios como el transporte que se aprobará el próximo viernes, con el fin de justificar que España continuará inalterable el camino de las reformas.

El gabinete de crisis de Rajoy

Guindos mantiene a menudo contactos con Schäuble fruto de la sucesión de los G-20, ecofines, eurogrupos y roadshows. Y esto empieza a ser la tónica que explica los repentinos vuelcos en la política económica del Gobierno. Guindos está llevando a cabo una exhaustiva labor de sondeo y búsqueda de aprobación en los escenarios internacionales. Conoce la jerga, domina el inglés y transmite todo lo recabado en sus viajes y conversaciones a una suerte de gabinete de crisis que suele tener lugar casi todos los miércoles en el Congreso con la presencia de Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro y el jefe de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal. A veces, se invita a la vicepresidenta. En estos encuentros, el ministro de Economía expone las necesidades de mayores ajustes. Y muchas veces ha terminado imponiendo su criterio respaldado por las exigencias del exterior.

En ocasiones, el resto de ministros desconoce estos planes. Y así se entienden algunas de las cacofonías de declaraciones contradictorias respecto a las medidas. Explica que los titulares de Sanidad y Educación se enterasen del recorte en sus áreas por una entrevista en un diario germano a Guindos. O que carteras como la de Fomento se hayan encontrado de repente con hachazos en sus presupuestos sin ser consultados. De hecho, en Moncloa se habla ya de la 'carpeta rosa', en alusión a la jefa de gabinete de Guindos, Rosa Sánchez-Yebra. Ella se encarga de confeccionar las propuestas que por arte de magia surgen en el Consejo de Ministros ya prácticamente aprobadas.

En Santiago de Compostela, la presura de Guindos por buscar la foto dándole la mano al final de la rueda de prensa al ministro Schäuble evidencia la necesidad de España de tener el respaldo germano ante los mercados. Sólo que los alemanes todavía están algo recelosos del PP después de que éstos retrasasen los recortes por las elecciones andaluzas.

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