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España

Los médicos que vigilan la reapertura de fronteras: "No podemos si no hay refuerzos"

-¿Con cuántos efectivos cuentan de cara a la reapertura de fronteras?

Muy por lo alto, 150 médicos y enfermeros. Con farmacéuticos y veterinarios, puede ser 500 o 600. Pero que hagan salud humana, son esos.

-Con el volumen de pasajeros que se espera ahora, ¿cómo prevén afrontarlo?

Solos es imposible. Otra cosa es, como nos han dicho, que vamos a tener el apoyo de personal y medios de Puertos del Estado y AENA. Creemos que el 1 de julio estarán. Y si no están, no sé qué vamos a hacer.

-¿Ahora mismo cómo es la dinámica?

Bajan del avión, se les toma la temperatura y cogen un papel con sus datos epidemiológicos de contactos, si tienen tos y los datos para poder contactar con ellos en caso de que alguien del vuelo de un positivo o se ponga sintomático ya aquí en España, hay que contactar con ellos. Si eso no lo tienes en papel y en breve, esperemos, en una aplicación electrónica, te lleva muchísimo tiempo.

Hasta el día 21, los viajeros internacionales debían guardar una cuarentena obligatoria. Y, teóricamente, había que llamar a todos esos viajeros cada tres días. Es verdad que eran pocos, pero había. Era un volumen bajo, pero ha habido flujo de entrada. Pero si además del control, con cuatro o cinco médicos y enfermeras tienes que atender el puerto, el aeropuerto y encima llamar, no se ha podido llamar a todo el mundo. Ahora, por suerte, acaba la cuarentena. Si hubiera que seguir llamando, serían miles y miles de llamadas. Ni usando a todo el personal no sanitario de todas las subdelegaciones del Gobierno se podría hacer el control de cuarentena cada tres días. Una cosa es lo que dice la Instrucción que se debería hacer y otra cosa lo que se ha podido hacer.

Ahora se mantendrá el control documental, con el número de contacto y un control de temperatura por si alguien viene con fiebre y hay que valorarlo mejor. No todo el que tiene fiebre tiene coronavirus. Si con la cámara se detecta fiebre, se le lleva a otra sala y se le pregunta mejor, se le explora y si hay sospecha de coronavirus, se da traslado a la Comunidad Autónoma para que se haga cargo como un caso más.

A esos sí que habría que seguir a los contactos estrechos y a quienes más cerca ha tenido en el propio avión. Se categoriza el riesgo. Pero a partir de ahora va a haber muchos vuelos.

Los que están trabajando desde siempre no están dando abasto. Hacen todo lo que pueden, doblan turnos, están por la mañana, por la tarde, pero no llegan. Del 21 al 30 vamos a hacer todo lo que podemos, porque son diez días, cubriendo todo y haciendo lo que se pueda. Pero aún así nos vamos a quedar cortos en algunos sitios.

Si todo se cumple y esperamos que sí, vamos a tener un personal de apoyo a partir del 1 de julio en todos los aeropuertos con cámaras termográficas que dan menos trabajo. Y luego está la aplicación electrónica más automatizada. Si todo eso no tarda mucho, nosotros nos quedaremos un poco de retaguardia. Seremos los que, en caso de sospecha fundada, se nos llame para acudir y valorar. Aún así, es complicado porque hay puertos y aeropuertos que se han abierto en las islas y que no tienen personal del servicio de Sanidad Exterior con presencia física allí (las islas pequeñas), que se está supliendo con ayuda de Cruz Roja.

Pero además de la atención al coronavirus, el cuerpo tiene muchas otras funciones. ¿Qué pasa con ellas?

Nosotros no aparecemos de repente porque haya una pandemia. Llevamos 120 años trabajando. Somos más conocidos por las mercancías, la veterinaria, el tráfico ilícito de farmacia y nuestro trabajo diario, no el de la pandemia y el control estricto de fronteras, consta de dos partes. Uno, los centros de vacunación internacional que todos los veranos se colapsan. Que por suerte este año apenas hay pero que se mantienen abiertos para citas dos horas al día. También tenemos que seguir haciendo los controles higiénico-sanitarios de los barcos, controles de rutina para los certificados de sanidad a bordo obligatorio para los buques internacionales que tienen que renovar. Hay que revisar cocinas, despensas, hacer recomendaciones… Eso es un trabajo que lleva horas. Y hay muchos que están prorrogados y ya no pueden esperar más porque es un papel obligatorio para ellos que no pueden llevar caducados.

Así que por mucho que hagamos y que estamos haciendo, se ha intentado cubrir la dinámica normal que es mucho más baja que en condiciones de normalidad, pero sigue habiendo trabajo. Firmamos el traslado internacional de cadáveres, que requiere estar en la oficina un buen rato. Si aparece una alerta de otra cosa, no por coronavirus, sino un marinero o tripulante con malaria en un buque, también es una alerta para la salud pública en España y hay que ir. Hay que verlo y estudiarlo para desactivarlo.

El sistema no ha parado. Es verdad que ha bajado, pero no ha parado en absoluto y va subiendo otra vez. Y a la vez tenemos que estar a piñón fijo en puertos y aeropuertos. ¿Podemos? Es absolutamente imposible. Ahora, cuando nos pongan los refuerzos de AENA, Puertos y medios materiales, podremos a trancas y barrancas, como siempre. El cuerpo en sí es muy pequeño y muy precario como para que aparezca algo extraordinario.

En estas circunstancias, ¿el Ministerio de Sanidad se ha planteado convocar nuevas plazas como ha hecho Interior con la sanidad penitenciaria?

Llevamos siglos demandándolo. Pero como todo ha ido tan rápido, realmente los procedimientos de contratación de la Administración son extraordinariamente lentos y complejos. Realmente decir que se va a meter a cien sanitarios es prácticamente imposible. Por eso se ha llegado al acuerdo de hacerlo con personal de puertos y aeropuertos, que tienen procesos de gestión y presupuestos diferentes. Pero el que sigue detrás somos nosotros. Si hay dos equipos en la zona donde están el puerto y el aeropuerto, esos dos equipos van a estar constantemente detrás. Y en un momento dado, que es nuestro día a día, cuando es una cosa puntual se lleva mal, pero se lleva. Pero la gente se está yendo desde hace años buscando salida a otras plazas, con trabajos que quizás les gustan menos. Pero la presión a la que estamos siendo sometidos continuamente en condiciones normales, hace que la gente se vaya. Cuando ha habido oposiciones, son procesos muy lentos. Se va jubilando la gente, se van creando cada vez menos puestos, es difícil contratar sustitutos y menos a tiempo.

Esto es algo que nos ha sacado a la luz, pero como decía un representante de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, si la salud pública era la hermana pobre de la medicina, la sanidad exterior era la paupérrima. Todos lloramos por lo nuestro, pero nuestro cuerpo está muy infradotado. Con la crisis anterior todo se quedó al límite. Por suerte, los profesionales son muy buenos y muy comprometidos. Pero una cosa es hacerlo de forma puntual y otra que a la larga te va generando un cansancio y una desmotivación que hace que muchos se marchen a otro sitio. Eso lleva pasando años. Alguien tendrá que tomar alguna medida. No se puede sostener la Sanidad Exterior como está la parte médica ni siquiera en situaciones de no pandemia.

¿Cómo influye que ustedes dependan del Ministerio de Sanidad pero se integren en las delegaciones y subdelegaciones (Política Territorial?

En un momento pareció adecuado que para que funcionara mejor la coordinación en la periferia, en vez de depender sólo del servicio central, pues dependiésemos de las subdelegaciones. En teoría era para hacer más fácil el trabajo. ¿Qué ha ocurrido? Que tenemos dos cabezas. Una en Sanidad -la técnica- que dicta protocolos y procedimientos y una orgánica, que nos da los medios humanos y materiales, como vacunas o termómetros. Esa doble dependencia hace que unos por otros y la casa sin barrer. Entre ellos no se coordinan y hace que se traslade a nuestro trabajo, que estamos en medio. Lo que parecía una idea muy buena en 1997 ha resultado una idea muy poco operativa. Es muy difícil tener dos jefes que se coordinan mal. Y quien paga y pone los medios tiene otros muchos servicios que atender como Extranjería, sanciones… Nosotros estamos en un rinconcito. Sólo aparece de repente la importancia cuando llega el ébola o el coronavirus.

Como se abra la puerta a los cruceros, son muchos puertos, aeropuertos, puertos pequeños, vuelos privados, aerotaxis. Es mucho más volumen del que parece.

El sistema de 2016 hace que estés de guardia por muy poco dinero y combina provincias. Como no hay gente suficiente para estar de guardia 24 horas todos los días del año, combinan provincias que pueden estar relativamente limítrofes, pero las hay que las separan 300 kilómetros.

La RPT tampoco es la realidad. Han estado muy sobrepasados con el trabajo con las fronteras cerradas y haciendo lo que han podido.

Ya hay muchos que no pueden más y los que vamos a empezar ahora no vamos a poder más en diez días. Espero que a la larga alguien se plantee cómo se va a organizar esto.

-Y si no llegan a tiempo esos refuerzos, qué situación se puede dar en los aeropuertos?

Haremos seguramente mucho más de lo que se nos pueda exigir. Pero incluso haciendo todo eso y poniendo todo de nuestra parte, no podemos si no hay refuerzos. Es imposible, aunque me pase el día entero llamando, yendo al aeropuerto y luego metiéndome en el ordenador por la noche. ¿Cuánto puedo aguantar eso sin reventar? Puedo aguantar un tiempo limitado. Por supuesto no somos los únicos que estamos desbordados en esta situación.

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