El Reino de Marruecos mantiene su presión sobre Ceuta, a la que junto a Melilla sigue denominando como “presidio” ocupado en su pretensión soberanista sobre las dos ciudades autónomas. Y lo hace mediante la presión de pequeños barcos pesqueros, que siguen accediendo a aguas españolas para explotar la fauna marina y, a menudo, bajo la sospecha de permitir otros actos ilícitos. La Guardia Civil actúa de forma constante, instando a estas pequeñas embarcaciones a abandonar aguas nacionales para que regresen a territorio marroquí.
Hace dos años, España y Marruecos firmaron en Rabat, en la Reunión de Alto Nivel, a una nueva etapa diplomática, después de una ruptura casi total, marcada por el ingreso hospitalario en Logroño del líder del Frente Polisario y la posterior irrupción de miles de personas en Ceuta por vías irregulares, azuzados por las autoridades del país vecino. Tras la cumbre, Madrid y Rabat expresaban su incipiente y estrecha colaboración a todos los niveles. Todo ello, después de que Pedro Sánchez aceptase los planes de soberanía de Mohamed VI sobre el Sáhara Occidental.
Han pasado dos años desde entonces y aún hay episodios que sacuden esta luna de miel diplomática. Uno de los más destacados es el funcionamiento de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, después de que Marruecos haya obstaculizado su reapertura alegando cuestiones técnicas. Como contó Vozpópuli, esferas diplomáticas consideran que, con esta posición, Rabat consigue un doble objetivo: mantener la presión económica sobre las dos ciudades autónomas y negar un reconocimiento implícito a las fronteras terrestres.
Porque, a pesar de las fluidas relaciones a ambos lados del Estrecho, Marruecos no renuncia a sus aspiraciones sobre Ceuta y Melilla, a las que se refiere con frecuencia como “presidios ocupados”.
En concreto, la presión fronteriza agudiza la crisis comercial en las ciudades autónomas, a las que desde Marruecos se les califica como “presidios ocupados”. Ese fue el término que empleó el Gobierno marroquí en una carta remitida al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en octubre de 2022, cuando negó la existencia de las fronteras terrestres entre España y Marruecos.
Presión con la pesca
La situación pesquera es otro elemento al que recurre habitualmente Marruecos para mantener viva su pretensión sobre Ceuta y Melilla, según apuntan estas mismas fuentes diplomáticas. Los barcos pesqueros acceden de forma recurrente a aguas territoriales españolas, que bañan las costas de las dos ciudades autónomas, para llevar a cabo su actividad. En el caso ceutí, a menudo lo hacen en busca de pulpos y empleando métodos de pesca prohibidos en España por la erosión que suponen para la fauna marina.
La irrupción de los barcos en aguas territoriales españolas también supone una brecha para la seguridad y la soberanía, teniendo en cuenta que sobre estas incursiones sobrevuela a menudo la sospecha de otras actividades ilícitas, especialmente en materia de tráfico de drogas o de seres humanos, según apuntan desde El Faro de Ceuta.
En las últimas jornadas se han producido episodios que han obligado a nuevas intervenciones de la Guardia Civil, que despliega sus patrulleras para instar a los pesqueros a abandonar aguas españolas. Las aproximaciones se han realizado de forma amistosa y los marroquíes, sin llegar a extender sus medios de pesca, han regresado al reino alauí.
Las incursiones de barcos marroquíes en aguas de soberanía española son objeto de frecuente enfrentamiento con pesqueros de nuestro país. Sin ir más lejos, son conocidas las denuncias de la organización de Productores Pesqueros Pescadores de Carboneras S.C.A. [conocida con el nombre de Carbopesca] por la irrupción de barcos que llegan desde el otro lado del Estrecho para faenar en aguas españolas. Uno de los episodios más destacados tuvo lugar cerca de Motril.
Episodios, todos ellos, que evidencian algunas de las tensiones fronterizas que mantienen España y Marruecos a costa de Ceuta y Melilla. Dos ciudades autónomas a las que Mohamed VI no renuncia pese a la proximidad diplomática a ambos lados del Estrecho.