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Madrid

Así protegen perros a niños en los juzgados para declarar: "Gracias por dejar salir mi voz"

La Comunidad de Madrid proporciona a lo menores que acuden a los juzgados el acompañamiento de un perro para disminuir su ansiedad y que puedan ser explorados con más facilidad por los especialistas

Uno de los perros que acompañan a los menores en sus exploraciones en los juzgados de la Comunidad de Madrid
Uno de los perros que acompañan a los menores en sus exploraciones en los juzgados de la Comunidad de Madrid

"Gracias por dejar salir mi voz". Así agradeció un niño autista de ocho años a Kuba, una perrita de acompañamiento, que estuviera su lado durante todo el proceso de la exploración (declaración en menores) en un juzgado madrileño. No quiso hablar a la psicóloga, pero relató al oído de la mascota las atrocidades que había sufrido. Después, toda la sala rompió en llanto. Este proyecto pionero de la Comunidad de Madrid tiene un doble objetivo ayudar a los menores a declarar y también a reducir su nivel de ansiedad de cara a uno de los momentos más difíciles de sus vidas.

El proyecto se llama Courthouse Dogs Research y está realizado por Dogtor Animal. Lleva en funcionamiento desde el año 2015. Vanesa, una de las profesionales que lo desarrollaron y participan en él, relata a Vozpópuli los entresijos de este servicio de perros que está considerado como "la joya de la corona" por Yolanda Ibarrola, la viceconsejera de Justicia y Víctimas de la Comunidad de Madrid.

30 niños al mes con perros en los juzgados

Los protagonistas caninos tienen nombres propios: Yanis, Eika, Pekas, Dana y Kuba, Dollar y Lia. Son perros entrenados en este tipo de actividades que esperan con calma a sus 'menudos amigos'. Ayudan a cerca de un centenar de menores al año. Este año van a romper las estadísticas. Desde enero han aumentado a 25 ó 30 entrevistas mensuales. También ha descendido la edad de los niños a los que atienden, que se ha situado en torno a los ocho años.

Vanesa explica que intervienen desde que el niño llega al juzgado. "Es la fase más crítica por las inseguridades y el miedo que se unen al enfado, la frustración y la ansiedad. Saben que van a tener que hablar de cosas feas que han experimentado. Les cambiamos lo que pasa con su mente en cuanto ven al perro. Se relajan mucho. Engañamos al miedo", manifiesta.

Vanesa junto a uno de los perros que asisten a los menores en los juzgados madrileños

Los menores se aferran al perro como si fuera su "chaleco salvavidas emocional" en el interior de las salas Gesell donde se encuentra la psicóloga forense. El can y el menor se sientan en el sofá. "Canalizan la situación emocional acariciando al perro", dice Vanesa. Les ofrecen la sensación de que están protegidos y actúan como escudo. Tras acabar estos momentos violentos de recordar lo vivido, los menores salen del juzgado y se van con el "buen sabor de boca" de hacerse una fotografía de recurso con el perro.

En la memoria de Vanesa hay dos recuerdos que le llamaron especialmente la atención. El primero tiene como protagonista a una niña de siete años que tenía que relatar una agresión física sufrida por parte de su padre con un cuchillo. "Le costaba verbalizarla y fue la irrupción de Kuba cuando se sintió con fuerzas para poder contar lo vivido", añade. También Kuba fue primordial para el caso de un niño autista de ocho años. La semana de antes de la exploración sufrió ansiedad y autolesiones. No comía ni tampoco dormía. Acabó relatando su testimonio al oído de esta perra. Cuando se marchó del juzgado abrazó al perro y dijo: "Gracias Kuba por dejar salir mi voz".

Un flotador de seguridad para los niños

"Este servicio es la joya de la corona. Es impresionante por todo lo que ayudan a los niños", explica a Vozpópuli la viceconsejera de Justicia y Víctimas de la Comunidad de Madrid. Esta experiencia también se ha utilizado de forma excepcional con mujeres víctimas de la violencia de género. Las pruebas han sido buenas y se podrían ampliar a este segmento de la sociedad. Los perros también se usan en separaciones o divorcios cuando los jueces quieren escuchar a los niños para dilucidar la custodia de los menores.

Ibarrola considera que estos canes suponen un "flotador de seguridad" para los niños. "Son como si fueran míos, les doy besos cuando los veo. Son unos verdaderos colaboradores con la justicia acompañados por unas grandes profesionales", destaca.

Yolanda Ibarrola con uno de los perros en los juzgados

Este proyecto de perros forma parte de la iniciativa de la Comunidad de Madrid por humanizar la justicia ante la infancia y las personas con discapacidad. Dos de los colectivos más vulnerables que sufren un daño emocional cuando tienen que acudir a dependencias judiciales. Precisamente Ibarrola fue premiada en diciembre del año pasado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por su proyecto "Programa integral de atención a la infancia en las sedes judiciales".

Toboganes y salas infantiles en los juzgados

Su objetivo es ayudar desde a bebés, con salas de lactancia y cambiadores, pasando por los niños con un tobogán que han instalado en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer. También hay salas infantiles en Plaza Castilla con especialistas que cuidan de los niños mientras su familia está declarando ante los magistrados correspondientes. "La sensación es generar un sitio agradable que ofrezca serenidad y confianza a los menores", explica Ibarrola.

La viceconsejera apunta que en el futuro le gustaría regular la implementación de los facilitadores, que ayudan a personas con discapacidad intelectual en los juzgados. Un reto que ya tendrá que ser abordado por el próximo Gobierno regional que salga de las urnas el próximo 28 de mayo.

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  • R
    rampant48

    Vaya m... de titular!!!!

  • D
    Davidoff

    El perro, el mejor amigo del niño: su mejor y más joven amigo.