El perfil del ladrón en España ha cambiado en los últimos años con la sofisticación de los robos y estafas online. La pandemia terminó de acelerar un fenómeno que ya se venía produciendo: un descenso paulatino de los atracos a mano armada y de los hurtos y un aumento exponencial de los delitos informáticos. Al fin y al cabo, es una fórmula en la que resulta mucho más difícil ser identificado y no puede haber complicaciones como ser cazado 'in fraganti' o ser agredido por la víctima.
De hecho, estas pueden realizarse incluso desde el extranjero, lo que dificulta más si cabe que las autoridades españolas persigan al delincuente al tener que colaborar con organismos extranjeros que, según el país, dificultan la extradición del presunto autor. Esto sucede con países como Turquía, tal y como contó este diario, lo que dificulta llevar a juicio a los presuntos criminales. De hecho, tan solo un 2,5% de las denuncias terminan en juicio por la dificultad a la hora de localizar al infractor, porque se prioriza otro tipo de casos de mayor gravedad o porque el autor es extranjero.
Si en 2019 se produjeron durante los nueve primeros meses del año un total de 529.155 hurtos y 66.209 robos con violencia e intimidación, en el mismo periodo de tiempo de 2024 estas cifras descienden a 491.435 y 47.849, respectivamente. Esto supone un descenso del 28% en los atracos violentos y de un 7% en los hurtos en cinco años. Por otro lado, en 2024, uno de cada cinco delitos es una estafa o robo a través de la red (19%) cuando hace cinco años, estas acciones representaban un 10% del total. Fuentes policiales consultadas por este medio constatan este hecho, ya que los casos denunciados de phising o de estafa son los más recurrentes en las comisarías.
De hecho, tras los hurtos, las estafas online son el delito más común en toda España y su aumento progresivo hace pensar que en pocos años será el primer motivo de denuncia en España. Al fin y al cabo, hace catorce años, en 2011, la cibercriminalidad apenas representaba un 2,1% del total, lo que supone que este tipo de delitos crece por encima del 1% anual. Pese al cambio de tendencia, desde Zaballos Abogados no creen que haya correlación. "Las bandas de barrio, que son los que suelen cometer estos delitos, no se han pasado a la cibercriminalidad", sostiene Francisco Jiménez, director general del bufete, ya que "es necesario tener muchos conocimientos y saber idiomas". Destaca que una gran mayoría se asientan en Dubai o
Sostiene que hay muchos ciberestafadores extranjeros que engordan las cifras publicadas por Interior, ya que los afectados sí están en España. "Usan cuentas de correo sin identificar, servidores en países donde a la Interpol le cuesta llegar, hackean teléfonos y utilizan números prepago", señalan desde Zaballos Abogados. Esto produce también, tal y como contó Vozpópuli, que el número de sentencias sea muy bajo, ya que "a la Policía le cuesta mucho trabajo llegar hasta los delincuentes", que también ve un aumento de ciberestafas que llegan a su bufete. "Se acentuó mucho desde la pandemia, ya que los delincuentes no podían salir de casa y se pusieron a actuar de manera online". Que se hayan disparado las compras online y por tanto, el flujo de datos en la red, también ha permitido que los cacos tengan más fácil acceder a los datos personales de sus futuribles víctimas.
Francisco Jiménez sostiene que además, el "premio" por robar online es mucho mayor que en un atraco o un hurto. "Las causas más grandes que se están llevando en España están vinculadas a cripotmonedas", señala, aunque destaca también las grandes cantidades que se mueven a través del phising, las estafas del amor o el robo de datos personales.