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Es literal: el Centro Cultural Niemeyer tiene los días contados

El próximo 15 de diciembre vence el plazo para que el gobierno del Principado de Asturias renueve la cesión de los derechos de uso del Centro Cultural Niemeyer, en Avilés, al patronato de la fundación.  El  ejecutivo autonómico  no piensa actualizar el compromiso y permitirá el cierre de la que ha sido la iniciativa cultural más importante de la región.

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Este tema ha sido un escándalo en medios y la opinión pública en general, entre otras cosas, porque no hay una explicación coherente al respecto. Hasta el momento, el gobierno del Principado de Asturias, dirigido por Francisco Álvarez Cascos,  reclama al Niemeyer tres cosas, la primera de ellas, la reforma de estatutos de junio de 2011, la cual fue aprobada por unanimidad y concede un puesto menos al poder autonómico en el patronato a favor de un modelo de gestión en colaboración público-privada.

Los otros temas por los cuales se ha pronunciado la Consejería de Cultura del  Principado ha sido: la supuesta opacidad  y poca transparencia en la gestión de la institución y por, supuesto, la negativa para renovar  la cesión de los derechos de uso de las instalaciones, una medida que había sido ya acordada con el anterior presidente del principado.  Al ser consultados sobre el tema, ni el consejero de Cultura  Marcos Vallaure ni los representantes de Foro Asturias (el  partido de Cascos) emiten declaración alguna. Lo que está dicho es lo que va. Y punto.

No llegará ni siquiera  a su aniversario

Desde el primer pronunciamiento del gobierno del  Principado, el 25 de agosto -a menos de un mes de haber asumido funciones Francisco Álvarez-Cascos-,  comenzó una campaña contra el centro, que recién se había inaugurado el 25 de marzo de este año con un altísimo impacto mediático y una programación realmente vistosa. Agotaron aforo con la adaptación teatral Ricardo III que hizo Kevin Spacey.

A pesar de eso, el ejecutivo del Principado de Asturias fue  a por todas contra el Niemeyer: solicitó la devolución de las subvenciones desde 2007; bloqueó el patronato, cuya presidencia está vacante, y rechazó los cambios estatutarios que estipulan la participación  cada vez mayor de patronos a título individual, una fórmula que hace que personas de prestigio en su área de trabajo se conviertan en patronos del centro. En lugar de aportar dinero, contribuyen con  sus contactos, justamente con la intención de acrecentar el peso internacional del Niemeyer.

Apenas llegar a la Junta de Gobierno, el consejero de Cultura  Marcos Vallaure (de Foro Asturias),  insistió una y otra vez en las supuestas irregularidades administrativas. Tal  y como confirma a Vozpópuli la alcaldesa de Avilés y vicepresidenta de la Fundación Niemeyer Pilar Varela, se han realizado ante la Consejería de Cultura todas las actuaciones legalmente posibles para aclarar esta situación: desde facilitar toda la documentación hasta dar marcha atrás a los  estatutos que tanto molestan a Cascos, pero que  fueron probados legalmente y por unanimidad el 4 junio.

 “En octubre envié una carta,  diciendo que si lo que querían era  volver a los estatutos anteriores, con cuatro miembros del Principado en lugar de tres, que ningún problema. Si de eso dependía el futuro del centro, lo hacíamos…  Esa carta no tuvo respuesta”, dice al respecto la alcaldesa de Avilés. “Este gobierno tomó posesión el 16 de julio de 2011 y desde el primer momento tiene una carta mía ofreciendo dialogar sobre el Centro Niemeyer . Era muy importante decidir sobre  la cesión de los derechos de uso antes del 15 de diciembre. El director del centro, Natalio Grueso,  se dirigió al consejero de Cultura para hacerle conocer de todo lo que se había hecho. Puso a su disposición toda la información. No recibimos ninguna respuesta tampoco”.

La alcaldesa de Avilés insiste en cuánto daño ha hecho todo este asunto a la credibilidad del centro Niemeyer: “Nuestras cuentas están auditadas y justificadas ante la consejería de cultura a lo largo de 4 años. Y siempre fueron aprobadas. Qué quieren, ¿revisar lo que el principado ya había dado como bueno?”.

El estilo de Cascos: "pendenciero y  poco dado al diálogo”

El tema de la cesión de los edificios se ha convertido en el “motivo”  para que el Centro Niemeyer no pueda continuar. En un comienzo, el Principado rechazó el convenio original –que contemplaba la sesión de los derechos de uso por 50 años-; después, a través de la Consejería de Cultura, rectificaron y dijeron que estos  podrían renovarse cada 4 u 8 ocho años. Pero ahora, ni lo uno ni lo otro. Las cosas han vuelto al punto de partida. El 15 de diciembre vence el plazo para renovar y no hay intención alguna por parte del Gobierno en que así sea.

Esta situación ha desatado la indignación de los ciudadanos y por supuesto de las autoridades de un centro que dotó a Avilés de una visibilidad de la que jamás había gozado antes la región. De hecho, desde agosto de 2010 al mismo mes del 2011, el Centro Niemeyer  fue  la institución cultural española con una mayor presencia y proyección en medios de comunicación nacionales e internacionales. En sus primeros seis meses de actividad, incluso, recibió un millón de visitantes.

“Lo que están buscando es una justificación técnica para para camuflar una decisión política que ya tenían tomada”, opina sobre el tema el diputado socialista por Asturias Álvaro Álvarez. “La alcaldesa se ha empeñado en ofrecer una solución que complazca a todos, pero si el gobierno ya había decidido cerrarlo, es inevitable. Es una cuestión de demostración de poder. Así es el etilo de Cascos, que siempre ha sido pendenciero y muy poco dado al diálogo”.

Agustín Gutiérrez,  representante de la plataforma ciudadana Yo apoyo al centro Niemeyer, manifiesta que todo este asunto termina pagándolo, realmente, la ciudad: “El centro había generado mucha expectativa, desarrollo comercial y empleo, por la cantidad de turistas que atraía el Niemeyer”.

“Es un hecho indiscutible, lo van a cerrar”, insiste el diputado socialista.  “Van a esperar a que llegue el 15 para cerrarlo. Y lo peor es ellos tampoco saben para qué lo quieren ni qué van a hacer con él. Pero deben de recordar que esto no es el Prado, que puede cerrar y tener aún su colección. El Niemeyer  es un centro que vive de la actividad diaria y de la capacidad de sorprender día a día”.

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